María Dolores Blanco empieza sus vacaciones y está enfadada. Su tren, que debía salir de Atocha (Madrid) a las 10.30 horas con destino Sants (Barcelona), se encuentra entre la veintena de convoyes afectados por la interrupción del servicio de alta velocidad tras el robo de cableado en un tramo de vías catalanas entre Tarragona y Girona. 

Blanco sale enfadada de la cola del servicio de atención al cliente. Una empleada de Renfe le ha dicho que no sabe cuándo será reubicada, pero que si se marcha de la estación perderá su asiento. "Menuda manera de empezar las vacaciones. Tengo diez días y ya pierdo uno, porque no puedo volver después", se lamenta arrastrando una maleta en busca de un lugar para acomodarse de cara a la larga espera en Atocha.

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Más de 7.000 viajeros, turistas extranjeros y nacionales principalmente, están sufriendo este lunes por la mañana más de cinco horas de retraso por la incidencia del robo de cable ferroviario.

María Dolores Blanco ve un contratiempo la demora, pero aun está más molesta por la falta de información y de una mejor organización del restablecimiento del servicio ferroviario, que Renfe prevé que sea progresivo desde media mañana.

"Menuda manera de empezar las vacaciones. Tengo diez días y ya pierdo uno, porque no puedo volver después"

 "Vivo a 15 minutos de aquí, si me dijeran cuándo voy a poder salir, si hubiera una hora aproximada, me iría a casa o a una sombra en el Retiro, pero es que me dicen que o me quedo a esperar aquí o me arriesgo a perder mi tren. ¡Si aquí una botella de agua cuesta una fortuna!, se lamenta.

En la misma cola que Blanco una pareja de turistas extranjeros demanda información en inglés a quien se la pueda procurar sobre lo ocurrido con su tren, que no aparece en la pantalla, y busca en el móvil alternativas en avión para llegar a Barcelona.  

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A unos metros de ellos, están sentados en el suelo Halim y Samir, dos venezolanos residentes en Barcelona que han venido a pasar unos días de vacaciones a Madrid. Llevan "con resignación" el retraso de varias horas que les espera por delante. Al menos, la incidencia les pilla de vuelta. Pero su tren tenía que haber salido a las nueve de la mañana y les han dicho que no esperen salir antes de las dos o tres de la tarde. 

Una planta más arriba el servicio de seguridad de la estación de Atocha ha clausurado el acceso al vestíbulo de las vías de AVE, porque ya no caben más viajeros. Una empleada de Renfe camina entre grupos de viajeros y maletas llamando a embarcar, pasadas las 10.30 horas, a pasajeros con billete para las 6.20 y las 7.05 horas: "solo de AVE de momento". Pasa de largo por un grupo de diez patinadores que compró sus billetes hace dos meses y ahora están varados en Atocha sin recibir información clara de su compañía, Ouigo. Se consuelan los unos a los otros de la faena que les supone el retraso, y uno de ellos incluso propone canjear los billetes del tren y marchar en Blablacar, en vehículo compartido.

Renfe ha reconocido que una veintena de trenes se han visto afectados por graves retrasos. La avería ha sido subsanada pasadas las once, pero todavía quedan miles de viajeros tirados en las estaciones o haciendo cola para reclamar una solución a conexiones perdidas o cambios de billete para un día menos caótico en el transporte ferroviario de alta velocidad.