Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La primera vez que escuché "tortillera"

Isabel Pantoja durante unas vacaciones en 1998 en Málaga. En la imagen, con la que por entonces era su inseparable amiga y madrina de su hija Chabelita, María del Monte, y sus dos hijos.
Isabel Pantoja durante unas vacaciones en 1998 en Málaga. En la imagen, con la que por entonces era su inseparable amiga y madrina de su hija Chabelita, María del Monte, y sus dos hijos.
© Korpa
Isabel Pantoja durante unas vacaciones en 1998 en Málaga. En la imagen, con la que por entonces era su inseparable amiga y madrina de su hija Chabelita, María del Monte, y sus dos hijos.

Un humorista llamó "tortilleras" a Isabel Pantoja y María del Monte. No comprendí muy bien qué pretendía decir, pero el público se rió a carcajada limpia. Tampoco recuerdo el nombre del cómico, pero sí recuerdo aquellas risas que con el paso de los años me sacudieron. 

Tres décadas después, esa risotada colectiva representa por qué hubo mujeres que tuvieron que guardar silencio. La sociedad se mofaba de ellas porque no conocía la diversidad de tú a tú. Ni quería conocerla. Los prejuicios enviaban a la burla a las minorías, poniéndolas en la diana pública de la vida sórdida. Pintándolas como monstruos viciosos, desviados de los renglones de lo decente.

Todos venimos de ahí. De esas risas que, ahora, nos otorgan la perspectiva que ayuda a entender mejor a la propia María del Monte, que cuando decide compartir su sexualidad sigue haciéndolo desde el eufemismo. No pronuncia la palabra lesbiana. Da la sensación de que es un término que incomoda. Lo ha evitado decir incluso cuando presentó la manifestación del Orgullo LGTBI.

Es difícil estar orgullosa de una palabra como lesbiana cuando has crecido señalada por murmullos que apuntaban que tu realidad estaba mal. Hasta se reían de ti. Así fueron creciendo las desconfianzas, las protecciones y las discreciones. Desde entonces, María del Monte ha esquivado preguntas que si fuera heterosexual hubiera contestado con naturalidad. Porque la sexualidad sólo se queda en la oscuridad de la vida privada cuando te desprecian por ello.  

Portada de Diez Minutos con Isabel Pantoja y María del Monte
Portada de Diez Minutos con Isabel Pantoja y María del Monte
Diez Minutos

Las fotos en la playa de María del Monte e Isabel Pantoja jugando en una playa abrieron la rumorología que permitió el escarnio. Faltaban referentes públicos, sobraban prejuicios que incidían que si te salías de una normalidad preestablecida estabas decepcionando a tus padres, a tus amigos, a tu público, a tu sociedad. Había que esconderse. Porque hasta los chistes de supuestamente tinte familiar teñían de culpabilidad, acentuando que aquello no estaba bien con las carcajadas del señalamiento. Eran apuntadas como "tortilleras", cuando sólo eran personas intentando ser.

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