Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Así bailaba que yo la vi

Archivo - Arxiu - Rigoberta Bandini actua en el festival Primavera Sound 2022
Rigoberta Bandini actua en el festival Primavera Sound 2022
David Zorrakino - Europa Press
Archivo - Arxiu - Rigoberta Bandini actua en el festival Primavera Sound 2022

La belleza no es política. La belleza es un lenguaje que entiende la gente sensible. Convertir una expresión artística en un mero argumento es un acto de vulgaridad cruel y una tentación fácil para los que viven agobiados, enojados y llenos de barro en una trinchera. Voy a hablar de Rigoberta Bandini y de su forma brillante de escribir canciones y me da igual la lectura política que puedan tener algunas de sus letras.

Más allá de los fuegos artificiales, de la histeria colectiva y la enajenación mental, quizá necesaria, que produjo Eurovisión y sus prolegómenos, Rigoberta Bandini ha traído una forma interesante y yo diría que novedosa de hacer lo que hacen los artistas: explicarse a sí mismos a través de su arte. Escribir canciones es un arte bipolar, un desafío de autocensura y valentía entre la poesía hermética y el ripio barato de barbacoa de playa. No es fácil hacerlo y, sobre todo, no es fácil llegar a que el público entienda, disfrute, repita y termine haciendo suyo el mensaje. Hay una magia compleja ahí y grandes redes de prostitución al acecho.

La heroína hiperactiva, fuerte, sensible, capaz, dura, seductora, bella y competente que la sociedad reclama se sienta en el sofá, se da un respiro, piensa poco, siente mucho y se da cuenta de que está bien.

Al explicarse a sí misma, Rigoberta Bandini nos hace un gran favor: nos ayuda a entendernos a todos un poco más. Y en este caso, desde mi punto de vista, estamos ante una compositora que da un paso más en la forma de explicar la humanidad desde la feminidad, en la forma de ser y sentirse mujer en el mundo. La heroína hiperactiva, fuerte, sensible, capaz, dura, seductora, bella y competente que la sociedad reclama se sienta en el sofá, se da un respiro, piensa poco, siente mucho y se da cuenta de que está bien. Es posible ser mujer y no hacer nada un rato. Sentir, ser, estar es más importante que hacer. Quizá hasta sea posible no pensar en nada. Y, por supuesto, esto ya lo han dicho otras escritoras: es posible la felicidad en la imperfección.

En 1995 Julia Otero en el programa “Un paseo por el tiempo” puso esa sonrisita maligna suya después de preguntarle la talla de sujetador a Rocío Jurado. La cantante le respondió que no se la iba a decir y que el único sujetador importante era el mental. Puede que ahí esté la clave de todo. Más respeto, más belleza y más comprensión hacia los otros. Rigoberta Bandini nos habla de seguir el camino, de la ausencia y la convivencia con el ego, de la exploración y de la libertad innegociable que tiene que tener la expresión artística.

La nueva canción de Bandini recoge la pieza de los Payasos de la Tele y le da un buen meneo, deja en evidencia la autocensura rancia que hizo en su día Miliki y abre algunas puertas a la reflexión. Se ve una luz al final, una luz clara. Es la luz del día en el que ya no haya que explicar nada.

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