Así es Rubén Nogueira, el escaparatista con el que Boris Izaguirre lleva 30 años de relación

Boris Izaguirre y su marido, Rubén Nogueira.
Boris Izaguirre y su marido, Rubén Nogueira.
Instagram Rubén Nogueira
Boris Izaguirre y su marido, Rubén Nogueira.

Es una cifra redonda. Y larga en lo que significa toda una vida. Esa, quizá, es la mayor prueba de amor, que este continúe vigente y sin visos de caducidad en una relación que este año 2022 cumple 30 años. Nada más aterrizar en España: un nuevo hogar y una relación para siempre. Solo hay que pensar que Boris Izaguirre, cuando comenzó a despuntar y ser conocido en nuestro país gracias a que la cadena Telecinco de los años 90 emitía a última hora del día, de lunes a jueves, el mítico Crónicas Marcianas, ya estaba saliendo con Rubén Nogueira, su marido. Ambos se muestran más que orgullosos de esa pasión que mantienen viva en las redes sociales, si bien se conoce menos la vida de este escaparatista.

Quizá esa sea una de las claves del éxito de su relación: el haberse mantenido alejado de los focos, fuera del centro mediático, dejándole todo el protagonismo de su amor a ojos de los demás al periodista y escritor venezolano de 56 años. "Que soy más discreto de lo que la gente pueda imaginar y que sé guardar los secretos como nadie", le aseguró Izaguirre al diario El País con motivo de su boda, la cual ni él mismo sabía cuándo se celebraba. Cuando visitó el programa Mi casa es la tuya, Boris recordó una frase que le dijo su entonces pareja poco después de conocerse: "Boris, tú quieres ser famoso, se te nota. Yo no, no necesito eso, no me incluyas nunca en la foto". 

Porque si bien Rubén no es dado a aparecer delante de las cámaras, sí que ha llenado la vida de Boris de sorpresas: en aquel mismo reportaje se descubría que el diseñador "no le comunicó a su pareja la fecha de su propia boda hasta el día antes de celebrarla". Pero antes de llegar a ella hay que conocer cómo se conocieron él y el que fuera finalista de la cuarta edición de Masterchef Celebrity 4 (tras quedarse a las puertas en la anterior temporada, siendo el único socialité que ha repetido participación).

Izaguirre, hijo del director de la Filmoteca Venezolana y de una bailarina de ballet, llegó a España el 21 de marzo de 1992 para trabajar como guionista adaptando una novela. Lo hizo a Santiago de Compostela, una ciudad a la que le tiene especial cariño porque tres meses después conocía a un vigués del que se enamoraría: era Rubén. Un amor a primera vista que iría a más durante algunos años, en los que aún vivieron en la capital gallega antes de trasladarse a Madrid. Hoy por hoy, ambos viven en una impresionante casa en el barrio de Salamanca, un piso de más de 200 metros cuadrados que fue decorado precisamente por Nogueira dada su profesión.

De hecho, Boris ha dicho que su marido es igual de elegante que él pero más alto, a lo que habría que añadir que es un apasionado de la cultura mexicana y que lleva una vida totalmente sana. De hecho, Rubén Nogueira y una de sus mejores amigas, Isabel Preysler, desayunan lo mismo: zumo verde con limón, al que el diseñador añade unas judías.

Tras algo más de catorce años de relación y apenas seis meses después de que se legalizase en España el matrimonio entre personas del mismo sexo, Boris Izaguirre y Rubén Nogueira se casaban en Barcelona. Era 2006 y lo hacían en una ceremonia civil a la que acudían cuatro personas aparte de ellos: los testigos, la periodista Gemma Nierga por parte de Boris y, por Rubén, su gran amigo Sindo Varela y dos amigas, la viguesa Ángeles Blanco y la caraqueña Daniela Meneses.

Vestían, como es tradición, traje y corbata, añadiéndole Rubén a su look un sombrero en homenaje a su abuelo. Boris se había comprado los zapatos sobre la marcha, en Bel, "donde el Rey se hace los trajes", confesó a El País, así como una camisa en Carolina Herrera. Las alianzas de Roca, "la joyería más burguesa de Barcelona".

Rubén le regaló una planta para que empezara a cuidarla y, si lo hacía bien, luego llegaría la mascota. Y quizá, más tarde, un bebé. "Rubén dice que hay que ir paso a paso, porque como yo soy tan egocéntrico y pagado de mí mismo, primero tengo que aprender a amar a otros. Después, si no nos pilla ya con 50 años, pensaremos en adoptar", añadió al citado medio.

No ha ocurrido, pero nadie puede dudar a estas alturas de que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de las épocas en las que han vivido separados por motivos profesionales (Izaguirre llegó a instalarse en Miami por diversos compromisos), su amor no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que Boris lo resumía muy bien hace unas semanas en el programa Déjate querer: "Mi marido ha pasado de ser marido a santo. Sigo muy enamorado de mi marido y estoy muy enamorado del santo que es ahora. Lo veo tan bello y tan divino. Yo he sido muy troglodita con mi marido. Nos ha reforzado mucho y yo amo mucho a Rubén".

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