El Gobierno insufla calma a la última polémica en política internacional: la decisión de Argelia de romper el tratado de amistad que firmó con España en 2020. El Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez pide prudencia, mientras señala que "ve voluntad" de acercar posturas entre ambos países. Desde Moncloa argumentan que la "vía diplomática" sigue abierta y añaden que en la actualidad siguen estudiando si el país argelino ha acometido finalmente la congelación de relaciones comerciales anunciada el pasado miércoles, después de que el presidente explicara en el Congreso el giro con el que el Gobierno terminó admitiendo la propuesta de Marruecos para la "autonomía" del Sáhara Occidental.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ha reiterado el “compromiso” del Gobierno con el diálogo y ha puesto en valor que el “compromiso” de España es “avanzar en la relación de lealtad” con Argelia, que ahora se ha visto suspendida. Así, ha señalado que “las relaciones diplomáticas existen”, pues el embajador español sigue en Argelia, y ha avanzado que el Gobierno todavía estudia la situación actual de las relaciones comerciales de las empresas españolas allí presentes.

Junto con la decisión del gobierno, también la asociación bancaria argelina (Abef) —el organismo que intermedia entre bancos y Gobierno argelino— anunció que bloquearía a partir del pasado jueves todas las domiciliaciones bancarias para operaciones de comercio exterior de productos desde y hacia España. Eso sí, desde Moncloa apuntan a que hubo “otro comunicado contradictorio” en relación al hecho de que Argelia desmintiera el viernes, después de conocer el apoyo de la Unión Europea a España, que esas relaciones comerciales estuvieran rotas, por lo que se iba a seguir suministrando gas. Y es que la relaciones comerciales no son a nivel bilateral, sino de Argelia con la Unión.

“Debo insistir en la prudencia que exige la diplomacia”, ha continuado Rodríguez, que ha evitado comentar las declaraciones que realizó ayer la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Este lunes, la número dos del Ejecutivo dijo que Argel es un socio preferente de Rusia, por lo que dejó caer que el movimiento del gobierno argelino se debía a las maniobras del presidente ruso Vladímir Putin para desestabilizar a Occidente. "Estaba cada vez más alineada con Rusia", dijo la vicepresidenta. Por su parte, al ser preguntadas sobre si esas declaraciones entraban dentro de la “prudencia”, desde Moncloa señalaron que Calviño “tiene información”.