Comienza la cuenta atrás. En menos de un año los madrileños volveremos a ser llamados a las urnas para elegir el futuro de nuestra región y, esta vez también, el futuro de nuestros municipios. Hace aproximadamente tres años ya, se constituyeron en una nueva legislatura los ayuntamientos de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid.

Estos tres años han sido, probablemente, los más difíciles de gestionar en nuestra historia reciente y el mayor de los exámenes de muchos alcaldes de toda la Comunidad. Una pandemia vino a cambiar nuestra realidad y los consistorios locales tuvieron que hacer enormes esfuerzos económicos y humanos como administración más cercana para ayudar a sus vecinos. Ellos también sufrieron el abandono de Sánchez y muchos se lanzaron a la búsqueda de material sanitario frente al abandono del Gobierno de España.

Después llegó Filomena para teñir nuestros municipios y pueblos de blanco. Una estampa preciosa hasta que la nieve colapsó todo. Ahí pudimos ver los diferentes modelos de gestión. Mientras algunas ciudades, como Madrid, despejaban las calles a la mayor velocidad posible, otras ciudades estuvieron congeladas durante dos semanas. Eficiencia frente a desidia.

Y, ahora, la economía vuelve a enfrentarnos a situaciones duras y complejas. Muchos ayuntamientos han reordenado sus prioridades, focalizando todos sus esfuerzos en ayudar a las familias, a los autónomos o a las empresas bajando sus impuestos, flexibilizando trámites o, incluso, con ayudas directas. Otros han preferido continuar como si no pasara nada, con una agenda ideológica marcada, poniendo por encima los intereses de esos gobiernos frente a la realidad de sus vecinos.

En menos de un año volveremos a las urnas, los ciudadanos volveremos a examinar esta extraña legislatura y decidiremos lo que queremos para nuestros municipios. En menos de un año muchos de estos ayuntamientos podrán afirmar que, efectivamente, del socialismo se sale y que siempre habrá otra manera de gestionar: la de la libertad.