Uno de los mayores misterios del universo 'amplía la familia': el primer estallido de radio repetitivo tiene un gemelo

Vista de la Vía Láctea tomada desde la localidad de Gemersky Jablonec, fronteriza con Hungría, en el sur de Eslovaquia.
Vista de la Vía Láctea tomada desde la localidad de Gemersky Jablonec, fronteriza con Hungría, en el sur de Eslovaquia.
EFE
Vista de la Vía Láctea tomada desde la localidad de Gemersky Jablonec, fronteriza con Hungría, en el sur de Eslovaquia.

Una fracción de segundo en la que el cielo se ilumina con un fulgor único. Pero es tan solo eso: un instante. Los estallidos rápidos de radio (FRB, por sus siglas en inglés) son los destellos más brillantes del universo. Su carácter es aleatorio e impredecible; su señal puede provenir de cualquier punto del cielo y es infrecuente que dos de ellos coincidan. 

El misterio astronómico que es recogido con estupor entre los aficionados relega a unos pocos los fenómenos de este tipo que se repiten; solo algunos contados se han localizado con la precisión necesaria en el firmamento, y la mayoría están próximos o en regiones donde se alinean estrellas, pero hay dos excepciones con nombres que, si bien en primera instancia asustan, aguardan una de las grandes bellezas existentes. 

La primera es el FRB121102A, detectado en 2016 por el radiotelescopio de 305 metros de Arecibo, en Puerto Rico. Fue el primero en repetirse, convirtiéndose en algo insólito puesto que estos hechos ocurren en menos del 5 % de los estallidos que se conocen.

Un español comanda el descubrimiento

En estudios posteriores, el equipo descubridor del hallazgo, cuyo líder es el español Benito Marcote, astrofísico del The Joint Institute for VLBI ERIC (JIVE) de Países Bajos, dedujo que procede de un objeto relativamente pequeño  -dentro de la jerga astronómica dos años luz de diámetro así se considera- y situado en una galaxia ínfima que genera estrellas.

Pese a que aún no está claro, los investigadores del JIVE apuestan por que su origen podría remontarse a un agujero negro masivo similar al del centro de nuestra galaxia o de una supernova superluminosa. 

La segunda excepción es el FRB, que igualmente se reproduce, vislumbrado el pasado febrero, también a cargo del grupo encabezado por Marcote. A diferencia de los otros estallidos que proceden de galaxias remotas, este procedía de un cúmulo de celestes viejos que está significativamente cerca del planeta Tierra, en la galaxia espiral M81. 

La sorpresa ha sido anunciada hoy en un artículo publicado en la revista Nature: un equipo internacional dirigido por Li Di, de los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia de Ciencias de China (NAOC), ha encontrado un estallido (el FRB190520B) que se repite y que es idéntico a FRB121102A

La autoría de la detección de la última detonación se le reconoce al Commensal Radio Astronomy FAST Survey (CRAFTS), un programa de investigación dirigido por Li Di que se lleva a cabo en el observatorio FAST, situado en China y poseedor del mayor radiotelescopio del mundo. Su diámetro abarca hasta medio kilómetro

De una potencia inmensa

La noticia es de gran calado porque el nuevo FRB, que es idéntico a FRB121102A, se encuentra en una galaxia enana y tiene un objeto muy compacto en comparación al espacio del que salen los estallidos. Cada explosión alberga tanta energía como la que emite el Sol en un solo día.

Tal y como lo describen sus autores, FRB190520B es "homólogo" al primer estallido de radio descubierto y muestra un comportamiento "fiable", es decir, se aparece casi todos los meses de forma inequívoca. En este sentido, es como si fuera un hermano gemelo. 

Además, según el artículo de Nature, "FRB190520B parece residir en un complejo entorno de plasma con características similares a las de una supernova superluminosa, lo que sugiere que el FRB puede ser un recién nacido".

El haz de luz que sale de este objeto ha ayudado a conocer más acerca de su comportamiento, como que "la luz se dispersa porque el espacio no es totalmente vacío, y menos cerca del FRB" donde el entorno es "bastante más denso de lo normal, como ocurría con FRB121102A", explica Benito Marcote.

Para el astrofísico, lo más importante del hallazgo es que el nuevo FRB es un gemelo del primero, "lo cual es más relevante de que uno podría pensar porque hasta ahora, casi cada nuevo descubrimiento nos traía unas propiedades completamente distintas, y por tanto era muy difícil entender qué propiedades o condiciones son especiales para producir FRBs".

"Esta es la primera vez que tenemos dos FRBs básicamente iguales, lo que permitirá a partir de ahora se puedan estudiar ambos FRB con suficiente detalle como para inferir qué cosas son comunes, si ambos se comportan de una misma forma, y entender por qué son distintos al resto de FRBs", apunta. 

Estallidos precoces

Además, los astrónomos también podrán estudiar si el hecho de que FRB190520B y FRB121102A estén en un entorno mucho más extremo de lo normal guarda relación con el hecho de que, seguramente, los dos son objetos muy jóvenes (se estima que FRB121102A tiene unas decenas o cientos de años y, aunque para este gemelo aún no hay estimaciones, podría ser algo similar). 

Como concluye Li Di, del estudio de las similitudes y diferencias entre FRB121102A y FRB190520B "es probable que en pocos años surja una imagen coherente del origen y la evolución de los FRBs".

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