Un perro es un perro, antes que un labrador o un mil leches. Un perro es el culmen de la domesticación; nosotros lo hemos moldeado acorde a nuestros deseos: arcilla sintiente, devoción despreciada con demasiada frecuencia.
Un perro es entrega y exigencia; es un individuo único, valioso en sí mismo como todo ser vivo y nuestra responsabilidad. Sonará gastado, pero es cierto que el trato que damos a los perros es el examen en empatía de cualquier sociedad.
Un perro es compañero y maestro del que aprender el goce de lo sencillo, a vivir plenamente y no temer al segador cuando llegue el final.
Hoy es el día de los perros, el Día del Perro sin Raza impulsado por este periódico en 2013 para contribuir al bienestar de todos ellos. Un perro sin raza no es mejor que uno con pedigrí, pero tampoco peor. Sí es el que más abunda en perreras y protectoras, también en nuestros hogares.
Celebremos que el perro existe, que duerme y juega a nuestro lado, que trabaja por nosotros y se esfuerza en entendernos. Procuremos corresponder a tanta entrega como merece, y no como habitualmente hacemos.
Feliz día del perro sin raza.
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