Urgencia. Esa es la palabra que ha usado Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, este martes en el Foro de Davos para defender que se haga la transición hacia energías más limpias y renovables, pero en un marco estable en el que las empresas puedan dirigir el capital hacia entornos mucho más seguros.

"La transición no solo reducirá la dependencia exterior a los combustibles fósiles y los costes energéticos, sino que contribuirá a mejorar la seguridad energética, ya que las fuentes serán locales e infinitas, tendrá beneficios ambientales y contribuirá al desarrollo industrial y del empleo", sostuvo un Galán que además lanzó un aviso: "Las medidas que ralenticen la transición a las energías limpias tendrán costes muy importantes".

El presidente de Iberdrola aseguró que esa transición es inevitable, pero todavía no lo suficientemente rápida, para lo que hace falta "voluntad política". Así, pidió pensar también en el papel de las empresas y las inversiones, que necesitan "señales sólidas". De esta forma, Galán dibujó una hoja de ruta: "Tenemos tecnología, el apoyo de la sociedad y, como empresas, estamos dispuestas a desempeñar nuestro papel, invirtiendo y comprometiendo todos nuestros recursos humanos y tecnológicos, pero necesitamos claridad, estado de derecho y una regulación atractiva".

Asimismo, la burocracia tiene que ser más ágil en ese escenario y por eso Ignacio Galán ha puesto de manifiesto en Davos que se necesitan procedimientos administrativos más sencillos para los proyectos de energías limpias, considerándolo proyectos de interés público. Para terminar, Galán puso a Iberdrola como ejemplo. La entidad mantiene 400.000 puestos de trabajo de los proveedores en todo el mundo, tiene 40.000 empleados y aporta más de 30.000 millones de euros a PIB de los países.