Pilar del Cañizo: "Sacrificio cero sin fomentar adopción y control de población desemboca en campos de concentración para animales"

Pilar del Cañizo en las instalaciones de ANAA.
Pilar del Cañizo en las instalaciones de ANAA.
Jorge París
Pilar del Cañizo en las instalaciones de ANAA.
Pilar del Cañizo, presidenta de ANAA

Este 28 de mayo es el Día del Perro sin Raza, un día impulsado por 20minutos hace casi diez años para poner en valor a los perros mestizos, los ocupantes habituales de los refugios, sin hacer por ello de menos a los perros de raza. Por eso hemos acudido a las instalaciones de la Asociación Nacional de Amigos de los Animales  (ANAA), para hablar con Pilar Cañizo, presidenta de esta entidad que este año celebra su treinta aniversario ayudando desde el norte de Madrid a animales de toda España y que es un ejemplo no solo de veteranía, también de profesionalidad, en protección animal.  

¿Cómo ha visto evolucionar en materia de protección animal a este país a lo largo de estas últimas décadas? Claramente ha habido avances, hay más conciencia de adopción. Además, al principio la gente acudía a adoptar porque era barato, pero ahora ya es porque se quiere ayudar. Aún así, sigue siendo insuficiente. Por ejemplo, más de la mitad de nuestras adopciones siguen siendo internacionales, no hay suficientes personas interesadas en adoptar en España como para absorber la cantidad de animales abandonados.

¿Algo ha empeorado desde que comenzaron su labor en 1992? Sí que hemos notado una mayor cría abusiva; han proliferado esos lugares que son granjas más que criaderos y que venden una imagen idílica de cachorritos felices en praderas verdes, pero que ocultan una realidad brutal. Se siguen trayendo muchos animales de países del Este, donde hay este tipo de granjas, pero se están reproduciendo aquí y ya hemos visto en los medios varias noticias de incautaciones.

¿Cuántos animales tienen a la espera de un hogar en ANAA? Solemos tener unos 150 en el centro y otros tantos en casas de acogida, cachorritos o animales delicados o convalecientes que necesitan una atención más personalizada. Mayoritariamente perros y gatos que se caracterizan por su afán de superación y recuperación increíbles. Nos dan lecciones a diario. 

¿Ayudan a los adoptantes a afrontar los traumas que algunos de estos animales arrastran? Por supuesto, siempre hay un seguimiento del animal y estamos detrás apoyando tanto su salud psíquica como física. Además, previamente ponemos mucho empeño en emparejar correctamente al animal con ese familia, en buscar el animal que más se adapte a la composición familiar, su forma de vida, tipo de vivienda, etcétera.

¿Han percibido también cambios en este proceso a lo largo de estas décadas? ¿El adoptante viene más informado? Una parte sí. Además, como ahora entran muchos vía internet, ya desde la página de inicio están viendo una información previa.

También desde su experiencia de treinta años, ¿cómo ha visto evolucionar la labor de las protectoras de animales, que han crecido notablemente en número?  Nosotros siempre nacimos con la intención de unidad porque entendemos que al final la lucha es común, aunque tenga sus matices. Cada asociación le dará su forma, pero en el fondo queremos lo mismo, por lo que desde el principio abogamos por unir fuerzas. Sí que han proliferado y es una pena porque lo ideal sería integrarse en algo que ya existe y hacerlo crecer, más que micronizar. Hay demasiado personalismo.

¿Diría que en este momento en España hay buenas protectoras, pero también regulares y malas? Hay más buenas que antes. Se ha profesionalizado bastante. El problema es que muchas veces surgen  asociaciones por iniciativas privadas de alguien con sensibilidad que empieza a coger animales y la tarea le absorbe, se queda atrapado en una rueda que no tiene final. Por eso insisto en que si te unes, sumas. Aprendes de otros y no tú solo a golpes.   

Ustedes colaboran con otras entidades de protección animal. Exactamente. Por ejemplo, tenemos siempre un espacio reservado para acoger animales sobre todo del sur de España o de Levante, donde tienen un exceso de perros de tamaño mediano o pequeño que aquí salen en adopción enseguida y allí se les quedan estancados. Ese tipo de sinergias son muy positivas. 

Pilar del Cañizo con varios de los gatos que alberga ANAA.
Pilar del Cañizo, con varios de los gatos que alberga ANAA.
Jorge París

¿Cómo valora ley nacional de bienestar animal? Esa ley de ámbito nacional es algo que estábamos esperando desde hace décadas. Y que era una cuestión de voluntad política porque bien que se aprobó a toda velocidad la ley de perros potencialmente peligrosos. 

¿Qué valora de manera positiva de esta ley? Que se centra en la prevención, en el control de natalidad, y la identificación de manera unificada para todo el territorio nacional. La regulación de la cría, que tiene que estar profesionalizada, también es fundamental.

¿En qué cree que debería haber sido más valiente?  Bueno, hay que ver el reglamento cuando salga adelante, cómo detalla ciertos puntos, pero sin decir que está mal me hubiera gustado que diera un paso más allá en el tema de qué animales se pueden tener en casa. Hay una problemática creciente con las especies exóticas, que no tienen una domesticación de milenios como el perro y además tienen detrás con frecuencia el tráfico ilegal, el expolio en el país de origen. Creo que ahí falta un poquito de valentía. 

Si el sacrificio cero no va acompañado de manera contundente de medidas y medios económicos es empezar la casa por el tejado

¿Cómo valora la aplicación del sacrificio cero que ya existe desde hace años en la Comunidad de Madrid a todo el territorio nacional?  Es un objetivo que hay que tener, pero tiene que venir acompañado de manera contundente con medios tanto humanos como económicos, porque si no se queda en que prohíbo sacrificar y se saturan los sitios que recogen animales o se dejan de recoger. Si no va acompañado de verdad por medidas potentes en paralelo es empezar la casa por el tejado. Si prohíbes sacrificar, pero no fomentas la adopción y controlas la población, va a desembocar en una especie de campos de concentración de animales. El sacrificio cero es el objetivo, por supuesto, pero hay que saber llegar ahí de una manera racional y ordenada.

Muchos de los animales en esas circunstancias que acaban en las protectoras sin tener un futuro son los de razas potencialmente peligrosas. Cierto. Es un problema muy gordo. Los centros se están saturando de ese tipo de perros y además, son animales muy sensibles al encierro. Por la educación que les han dado muchas veces no son sociables con otros perros y hay que mantenerlos solos, lo que también condiciona el número de animales que al final del año podemos atender. Es algo polémico, pero en Inglaterra obligaron en 1991 a la esterilización de estos animales y prohibieron la cría, porque es verdad que son animales con una potencia que, si caen manos no apropiadas, pueden hacer mucho daño. No es el único país que lo ha hecho. También han sido valientes en Noruega y Holanda y han prohibido razas que el hombre creó en un momento dado por moda, por estética, con un aspecto que les produce mucho sufrimiento. 

Ahora que habla de las modas en los perros, ¿las han percibido en estos treinta años gestionando la protectora? Por supuesto, por ejemplo cuando se pusieron de moda los nórdicos o los shar peis, llegaban algunos adultos y mucho cruce de esas razas. Con las razas de moda de tamaño pequeño lo notamos menos, nos llegan de incautaciones de criaderos, pero imagino que son más fáciles de recolocar por las personas que los tienen. 

¿Cómo se puede ayudar como voluntario a una protectora como ANAA? Aquí hay muchos trabajos distintos. Todos los voluntarios hacen un curso para que sepan un poco el funcionamiento interno y conozcan en qué áreas pueden ayudar. Hay labores dentro del propio centro, pero también muchas que se pueden hacer desde fuera. Está el grupo de terapias que trata con los animales que llegan con más necesidad hasta que recuperan la confianza, un equipo de rescates, gente que colabora con el mantenimiento, padrinos...  Incluso hay veces que se puede ayudar desde tu profesión, hay cosas que no te puedes imaginar y que pueden ser de gran ayuda en una protectora, como contabilidad, jardinería, albañilería o informática. Siempre hace falta ayuda, si se tiene tiempo y ganas se puede sacar mucho partido a las fortalezas de cada persona.

También se puede acoger animales. Una casa de acogida supone tener de manera temporal a un animal que necesita una atención más directa. El compromiso de ANAA es cubrir todos los gastos del animal y el de la acogida es traerlo al centro cuando necesita ser vacunado o revisiones veterinarias y los sábados cuando tiene todas las vacunas por si es adoptado. Todos los cachorros están en acogida, lo que les sirve también para socializarse, y la mortalidad en cachorros es prácticamente inexistente. Normalmente están uno o dos meses en acogida. También tenemos el programa yayos, que es como una adopción tutelada para esos perros mayores que no salen adoptados y están condenados a vivir aquí sus últimos años, lo que es una lástima porque son animales tranquilos y cariñosos. nos hacemos cargo de los gastos, que con la edad pueden irse incrementando, pero  el animal está en una casa viviendo y no en una jaula, y la verdad es que la gente que tiene un yayo en casa solo habla maravillas de ellos. Es una experiencia que aporta mucho, porque aunque haya tristeza cuando se va, queda la alegría de haberle dado unos últimos años buenos a este animal.

Pilar del Cañizo con un yayo que busca adopción o acogida.
Pilar del Cañizo con Buñuelo, un yayo que busca adopción o acogida.
Jorge París
Mostrar comentarios

Códigos Descuento