Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

¿Segunda mano?

Marcha lenta de transportistas en las Rondas de Barcelona
Marcha lenta de transportistas en las Rondas de Barcelona
Europa Press
Marcha lenta de transportistas en las Rondas de Barcelona

Se lleva vestir indumentaria vintage y comprar ropa en los mercadillos de segunda mano. Cuentan los entusiastas de esta moda que la elección de materiales, muebles y prendas retro es una faceta más de la lucha contra el cambio climático. Dar una segunda oportunidad a determinadas prendas u objetos evita el uso abusivo de materias primas y reduce la huella del carbono. 

Cierto, pero no todo es de color de rosa en otros sectores. La pandemia, la guerra, la inflación y la falta de componentes ha golpeado al mercado automovilístico. El pasado mes de abril las ventas cayeron un 12,1% respecto a las del año anterior. 

Somos más verdes que antes. Utilizamos webs que procuran el intercambio de bienes y la ayuda mutua. Perfecto. Pero, por favor, no dejemos a ningún transportista tirado en la cuneta

Las necesidades de movilidad y trabajo de muchos ciudadanos ha disparado la compraventa de vehículos viejos. Y es precisamente en este ámbito de las ventas de segunda mano donde las ventajas ambientales de recuperar lo usado chirrían. ¿Porqué? Los vehículos viejos son más ruidosos y contaminantes y el potencial comprador de nuevos modelos no encuentra ofertas asequibles. 

Ahí tenemos un problema social que los poderes públicos deberán administrar con sabiduría, sin rigidez. No todo aquel que quiere renovar su coche o furgoneta puede hacerlo. A unos les aprieta la economía, a otros la ausencia de la máquina deseada a un precio razonable. Se lleva de nuevo la recuperación y el trueque. 

Somos más verdes que antes. Utilizamos webs que procuran el intercambio de bienes y la ayuda mutua. Perfecto. Pero, por favor, no dejemos a ningún transportista tirado en la cuneta.

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