Autoconsumo: un gran paso hacia la independencia energética

El autoconsumo ha vivido una subida exponencial gracias a factores como la regulación favorable.
El autoconsumo ha vivido una subida exponencial gracias a factores como la regulación favorable.
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El autoconsumo ha vivido una subida exponencial gracias a factores como la regulación favorable.

El autoconsumo energético es una tendencia al alza en España. Solo en el año 2021, en nuestro país se sumaron 1.203 megavatios de potencia fotovoltaica en nuevas instalaciones, con un crecimiento respecto al periodo anterior de un 101,8%, según la Unión Española Fotovoltaica. La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) eleva esta cifra hasta los 1.300 megavatios, la más alta registrada hasta la fecha y más del doble de la de 2020, cuando la misma compañía sumó un total de 623 megavatios.

Este crecimiento, que revela una popularidad sin precedentes en este tipo de fuentes de obtención, demuestra que el autoconsumo ha dejado de ser una rareza. Uno de los pasos más importantes al respecto vino por parte del Gobierno, que eliminó el conocido como 'impuesto al sol' en octubre de 2018, abriendo la veda a la obtención de energías sostenibles (especialmente solar fotovoltaica) a nivel local y doméstico.

Dicho marco regulatorio favorable, que se aplica al conjunto de las renovables, se ha visto apoyado a su vez por normas como el Real Decreto de Autoconsumo (2019), mediante el que se fijaron las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo en España para simplificar la burocracia y reducir los trámites; y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), aprobado en Consejo de Ministros en 2021, que plantea una reducción de un 23% de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990.

Modalidades de autoconsumo

El Ministerio para la Transición Ecológica define el autoconsumo como el consumo, por parte de uno o varios usuarios, de energía eléctrica proveniente de una instalación de producción próxima a la de consumo y asociada a la misma.

Dentro de estas instalaciones, existen dos modalidades distintas de autoconsumo, establecidas por ley en 2013 y recogidas en el Real Decreto de Autoconsumo en 2019.

Por un lado se encuentra el suministro con autoconsumo sin excedentes, dado cuando los dispositivos físicos de obtención impiden la inyección de la energía excedentaria a la red de transporte o distribución; por otro, se da el suministro con autoconsumo con excedentes, cuando estos generadores pueden, además de suministrar energía para autoconsumo, inyectar esa energía en las redes de transporte y distribución.

Con este último modelo, es común contar con una compensación de excedentes; en ella, la energía generada y no consumida se vuelca a la red, traduciéndose en un descuento en la factura eléctrica por parte de la comercializadora energética que preste servicio de forma adicional a la autoproducción.

Almacenaje

De un tiempo a esta parte se ha extendido también el acceso a baterías de distinto tipo, que permiten almacenar el excedente de energía en el propio domicilio para poder utilizarlo cuando las placas no se encuentran en funcionamiento.

Aunque todavía no es demasiado habitual, debido sobre todo a su precio y a que su autonomía hace difícil una desconexión total de la red eléctrica, cada vez hay más posibilidades de contar con este apoyo para extender el autoconsumo incluso a horario nocturno.

Hoy en día, lo común es que una instalación doméstica de baterías fotovoltaicas cuente con una autonomía de entre dos y cuatro días, aunque ese tiempo dependerá del consumo y las necesidades energéticas de cada vivienda.

¿Cómo funciona la instalación?

La instalación de placas solares en un domicilio tiene un coste aproximado de entre 3.500 y 8.000 euros, que variarán en función de la capacidad, el tipo de uso de la instalación o la provincia en la que se va a efectuar el proyecto. Un instalador fotovoltaico será el encargado de elaborar un presupuesto y, en muchos casos, proponer caminos para acceder a reducciones o a las ayudas disponibles para la instalación.

Tras esa oferta inicial, se deben realizar una serie de trámites administrativos que duran entre uno y dos meses, después de los cuales el sistema puede instalarse y comenzar a usarse. A partir de ese momento, cabe decir que su mantenimiento es escaso, y que su duración estimada es de entre 25 y 30 años, razón por la que la inversión sería muy rentable.

Ayudas 

En casi toda España, es posible acogerse a distintas ayudas a la hora de instalar un sistema de autoconsumo en viviendas o comunidades de vecinos. Normalmente, estas subvenciones se aplican sobre el precio de la instalación o sobre los impuestos del Estado, principalmente el IBI y el ICIO. Aunque depende de cada comunidad autónoma, lo común es poder ahorrar entre un 40 y un 50% sobre el precio de la instalación. 

Más allá de la solar 

Aunque el autoconsumo energético se asocia sobre todo a la energía solar fotovoltaica, cada vez son más los proyectos que proponen fórmulas de autoconsumo con otros tipos de obtención, como las instalaciones minieólicas. En zonas con viento suficiente, este tipo de opciones pueden cubrir hasta el 80% de la demanda energética de una vivienda.

En el horizonte, el autoconsumo solar comparte escenario con opciones cada vez más diversas. El objetivo: que la descarbonización sea una realidad que suceda, día a día, en cada hogar.

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