Todos dentro de la familia real británica están haciendo sus propios movimientos para dar esa apariencia de solidez una vez comience la siguiente transición en el trono, habida cuenta del estado de salud de Isabel II. El príncipe Carlos, por ejemplo, se está planteando no reinar con el nombre de Carlos por sus connotaciones históricas; los duques de Cambridge, por su lado, se han mudado para estar lo más lejos posible del príncipe Andrés; y hasta el pequeño príncipe George ha tenido que dar un importante paso.

Ocurrió durante la pasada misa de Pascua, cuando el príncipe Guillermo y su esposa, Kate Middleton, se dirigían hacia la capilla de San Jorge para el servicio religioso acompañados por sus dos hijos mayores: el primogénito George y su hermana, la princesa Charlotte, cuarta en la línea sucesoria de los Windsor.

Y aquellos fans de la monarquía británica se darían cuenta de un detalle que, aunque minúsculo, ya le otorga un nuevo status al príncipe George. A diferencia de Charlotte, quien en un par de semanas cumplirá siete años, George, que este año soplará nueve velas, no iba tomado de la mano por ninguno de sus dos padres, siendo la primera vez que en un acto público camina por su cuenta.

Según ha contado al periódico Daily Mail la experta en monarquía y protocolo Judi James, este gesto es indudablemente "deliberado" por parte de los duques. Para James, en esta misa, "la señal no verbal más poderosa e histórica, sin duda, fue la 'separación consciente' de Guillermo y su hijo George".

"Es la primera vez que vemos a George caminar entre sus padres como un miembro de la realeza independiente. Por regla general, automáticamente y de forma muy tierna él siempre le da la mano a su padre, pero parece que esta fue una decisión consciente para que se note su crecimiento", explica James, quien considera que el hecho de que Guillermo mantuviera tanto tiempo la mano delante tocándose los botones es "una pista para darnos cuenta de que fue deliberado".

"Así las manos de ellos nunca se cruzan", añade la experta, quien advierte de la diferencia entre George y su hermana: esta última no solo iba de la mano de su padre sino que, cuando la familia hablaba con el reverendo David Conner, ella jalaba del vestido de su madre para regresar cuando antes al castillo de Windsor.