Después de los rumores que hablaban de una fuerte crisis entre ambos, aunque desmentida por ellos mismos, la revista Semana publica este miércoles las pruebas que darían carpetazo definitivo a las habladurías.

Según la publicación, la relación pasa por un buen momento. De hecho, la pasión que existe entre ellos es más que latente y así se demuestra en las fotografías que sacan hoy a la luz y en las que la pareja no duda en comerse a besos aunque estén en público.

Ana Soria y Enrique Ponce, que vive una segunda juventud con la almeriense, están en una luna de miel continua cada vez que se ven al estar separados físicamente. Y prueba de ello son las instantáneas en las que desprenden alegría, felicidad y mucha complicidad.

Precisamente la distancia por sus diferentes compromisos hizo saltar las alarmas de una posible crisis en la pareja. Según la misma revista hace unos días, aunque no se hablaba de crisis desde el entorno de Ana, sí que la relación entre ambos ha cambiado.

Así, de ser prácticamente inseparables han tornado a estar muy distanciados, ya que habrían pasado a vivir prácticamente separados, atendiendo sus respectivos compromisos.

Además, sobre la noticia de la vuelta a los ruedos del torero y la posibilidad de que la joven almeriense vaya a seguirle en sus compromisos, la familia de ella no lo tiene tan claro. "Es un auténtico disparate decir que va a volver a torear, como lo es el asegurar que Ana vaya a aparcar sus estudios para seguirlo", aseguraban a la revista.

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Pero los dos decidieron desmentirlo a través de Sálvame. "Es todo mentira como siempre", sentenció Ana Soria. "No podemos vivir así todo el tiempo a cada cosa que inventan de nosotros. Tener que aguantar siempre todas estas mentiras ya cansa. Nosotros estamos bien, estamos juntos, estamos felices. Queremos tranquilidad".

"Estamos hartos. No damos ni una entrevista ni salimos por ningún lado. Queremos estar tranquilos", quiso añadir el torero, muy molesto con la situación. "No podemos estar desmintiendo cada dos segundos lo mismo. Queremos que, cuanto menos se hable de nosotros, mejor. Ya molesta. ¿Qué hacemos para que nos dejen tranquilos?".