Zelenski pide a España que ayude con armas y sanciones y recuerda Guernica para comparar la situación que vive ahora Ucrania

La aparición de Volodimir Zelenski a las 17:18 en las pantallas del Congreso fue recibido con el aplauso unánime de las grandes ocasiones. Fueron 14 minutos los que el presidente ucraniano, que por motivos de seguridad no puede mantener la misma ubicación durante más de media hora, miró al centro de la cámara, pero también al alma de los gobernantes del decimosegundo país al que se dirige por videoconferencia.
Intervención del presidente ucraniano en el Congreso de los Diputados.
EFE. Chema Moya
La aparición de Volodimir Zelenski a las 17:18 en las pantallas del Congreso fue recibido con el aplauso unánime de las grandes ocasiones. Fueron 14 minutos los que el presidente ucraniano, que por motivos de seguridad no puede mantener la misma ubicación durante más de media hora, miró al centro de la cámara, pero también al alma de los gobernantes del decimosegundo país al que se dirige por videoconferencia.
Intervención del presidente ucraniano en el Congreso de los Diputados.
Atlas

La aparición de Volodímir Zelenski a las 17:18 en las pantallas del Congreso fue abrazada con el aplauso unánime de las grandes ocasiones.  Fueron 14 minutos los que el presidente ucraniano, que por motivos de seguridad no puede mantener la misma ubicación durante más de media hora, miró al centro de la Cámara, pero también al alma de los parlamentarios de uno de los más de diez países a los que se ha dirigido por videoconferencia desde su trinchera anónima y cambiante. Estados Unidos, Alemania, Israel, Italia, Francia, Noruega, Reino Unido, Japón y Australia, entre otros. Y ahora España, a sus diputados y senadores, que se acoplaron con antelación en las tribunas de la Cámara Baja y en los asientos instalados de corrido y pequeñas sillas habilitadas para la ocasión.

"Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando se bombardeó una de vuestras ciudades, Guernica". Había expectación por la referencia histórica que usaría Zelenski para empatizar con el pueblo español, una de las fórmulas con las que despliega su diplomacia 2.0 y araña la sensibilidad de sus interlocutores. Y fue el bombardeo de Guernica, uno de los episodios que marcaron la Guerra Civil española. El ataque conjunto de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana que redujo a escombros el municipio vizcaíno y que ahora encuentra su emulación en otro capitulo ignominioso: Mariúpol, la ciudad porturaria del óblast de Donetsk destruida al 90% por los bombardeos rusos. 

"La invasión rusa también derrumbó los edificios de Mariúpol donde sabían que se habían escondido a los niños", ha denunciado Zelenski, que ha recordado que "la guerra sigue" y que "Rusia no busca la paz". "Lo peor es que no sabemos cuánto puede durar esta guerra. Hace falta sanciones lo más contundentes posibles. ¿Cómo vamos a permitir que los bancos rusos generen beneficios mientras están matando a civiles? ¿Cómo van a mantener el comercio?", se quejó Zelenski, que pidió el cese de su actividad en suelo ruso a tres empresas españolas en concreto: Porcelanosa, Maxam y Sercobe [Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo]. 

“Pido que nos ayuden con armas y sanciones”, ha solicitado el líder ucraniano sobre las dos bases que articulan la defensa de un pueblo que pronto se replegó hacia las ciudades, evitando la brega contra un ejército aplastantemente superior. Por un lado, las armas. Misiles anticarro y tierra-aire Stinger, entre otros, de un puñado de miles de dólares capaces de fulminar tanques y aviación de 25 millones. Y sanciones que sigan ahogando la ya de por sí estrecha economía rusa. “Las madres en Ucrania escriben en las espaldas de sus hijos con bolígrafo sus nombres y los de personas cercanas porque si matan a sus padres exista una pequeña posibilidad de que estos niños sean salvados”, es uno de los episodios bélicos a los que ha expuesto.

El líder ucraniano se disculpó por la demora, que justificó por su presencia previa en una reunión con el Consejo de Seguridad de la ONU, y comenzó recordando que lo sucedido en Ucrania es ya "la guerra más grande desde la Segunda Guerra Mundial". "Rusia ha venido con la guerra a nuestra tierra desde hace muchos años y llevamos defendiéndonos desde 2014, cuando comenzó la guerra en Crimea", sostuvo Zelenski, hundiendo los orígenes del conflicto en la invasión de Crimea y en la posterior toma del Donbás.

"Estamos aquí para expresar con la elocuencia de nuestra presencia que el pueblo español está con el pueblo ucraniano; que compartimos su dolor y su sufrimiento; que admiramos el coraje y la determinación con el que los hombres y mujeres de Ucrania están defendiendo su integridad y su dignidad frente a la agresión ilegal y brutal ordenada por Putin", manifestó la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en su breve intervención de bienvenida. "La batalla de Ucrania por su libertad es también nuestra batalla". Batet también preparó unas palabras en ucraniano para la ocasión y subrayó el ataque ruso es a "los valores genuinamente europeos con los que hemos construido un espacio de paz, de libertad y de prosperidad".

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha equiparado la situación que atraviesa actualmente Ucrania con la vivida en la localidad vasca de Guernika en 1937 durante la Guerra Civil española.(Fuente: Congreso)

"La democracia no debe tener miedo", ha sido otra de las arengas de Zelenski, un don't be afraid popularizado por Juan Pablo II. Y ha vuelto a reivindicar la adhesión ucraniana al proyecto europeo, un guante recogido por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su breve intervención posterior. "En el territorio de Ucrania no solo se está decidiendo nuestro futuro, sino el europeo", ha sido otro de sus mensajes, una metonimia con la que se identifica con los valores de los Veintisiete y con la OTAN.

Zelenski, cuyo nombre ya está en los libros de Historia, era un cómico que escapó de su personaje de presidente del gobierno ucraniano y se convirtió en su propio spin-off. Servidor del pueblo, la serie rescatada y ahora emitida en el resto del mundo, fue también el nombre de la plataforma llena de popurrís ideológicos, desde prorrusos a nacionalistas ucranianos, con la que alcanzó el poder en mayo de 2019. Un retortero estrafalario para una democracia, equiparable al de Beppe Grillo en Italia, de quien la comunidad internacional esperaba poco. Seguramente, Vladimir Putin divisó en la aparente debilidad del líder ucraniano la situación perfecta para culminar su propósito en Crimea y el Donbás, territorios que ha horadado desde 2014. Nadie esperaba la gallardía de alguien capaz de enmendar la plana a medio mundo. 

La intervención de Zelenski se produce dos días después de que tanto Ucrania como Rusia hayan pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que abra una investigación por la matanza de civiles en Bucha, una población a 98 kilómetros al noroeste de Kiev. Una matanza de civiles, se estima que más de 400, perpetrada por las tropas rusas en su repliegue hacia Bielorrusia. Una "masacre deliberada" por la que Putin deberá ser juzgado por crímenes de guerra, según reclama Zelenski. "Atroces provocaciones de los radicales ucranianos", dice Moscú.

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