Coco Comin: "Lo que pasa en 'Fama' se parece a una escuela de baile de verdad... y se queda corta"

Coco Comin, coreógrafa y directora artística de 'Fama. El musical'.
Coco Comin, coreógrafa y directora artística de 'Fama. El musical'.
Jorge París
Coco Comin, coreógrafa y directora artística de 'Fama. El musical'.

Con 19 años, en 1971, Coco Comin fundó su propia escuela de Danza y Comedia Musical. Por eso ella entiende mejor que nadie lo que pasa en una escuela de baile como la de la historia de Fama: el musical, adaptación de la mítica película y serie de los 80 que regresa a Madrid, al Teatro EDP de Gran Vía, 16 años después de su última representación en la capital. Lo hace con Coco Comin como directora artística.

¿Cómo se inspiró para desarrollar Fama? ¿La serie le pesa o le ayuda? La intención no es distanciarse, porque siempre pienso que hay que dar al público lo que el público quiere ver. A nosotros nos envían un libreto que es el que te dan cuando compras los derechos de autor y ahí no cabe mucha inspiración, solo servirlo de la mejor manera posible.

Fama no es una franquicia a pesar de que sí que tenemos que ajustarnos al libreto en su traducción. Sí que hay un control de los propietarios de los derechos para que tal como lo escribieron se ejecute, pero sí hay margen en cuanto a la creación de coreografías, en eso hay total libertad y en las letras de las canciones, que podemos ajustarlas a nuestro gusto, así como la forma de presentar las escenas. El mérito del director, en este caso el mío, es monrarlo de la forma más ingeniosa posible.

No se ha modernizado, pero sí se ha renovado, ¿no? Es el Fama de hace 42 años, no se ha extrapolado a la época actual. Los chicos no llevan móviles, ni hay pantallas de leds. Es una forma de hacer teatro a la antigua y se ha conservado esa esencia. La estética es la que se llama “estética sucia”. Los personajes son pobres, llevan ropas usadas, tienen pocos recursos, las escuelas son viejas, con cosas que se caen… me he inspirado en eso para la estética, en el color de las paredes, la forma de las puertas, que son las mismas que salían en la película y en la serie, por ejemplo.

"La danza es sacrificio" es uno de los lemas de Fama, ¿está de acuerdo con esa afirmación? Uh, sí. La danza es el más alto de los sacrificios, similar a los de un atleta de élite, o más. Porque un atleta corre solo, pero en la danza hay una conjunción de todos los bailarines, es un mecanismo de precisión. Pero aunque sea duro y sacrificado se es feliz bailando. La danza gratifica el cuerpo, sientes una sensación enorme de bienestar cuando lo haces y sobre todo al finalizar. Es una carrera que se vive con mucha disciplina, pero con mucha felicidad. Y si consigues vivir de la danza eres muy feliz el resto de tu vida. Vale la pena.

A los personajes les prometen una recompensa al esfuerzo y al trabajo, si pagan con el famoso sudor… ¿cuál es esa recompensa? La recompensa no es encontrar la fama. En esta obra lo que queda evidente es que la fama puede destruirte. El personaje que en la obra persigue la fama de forma inmediata y de toda costa es la que no llega al final. La moraleja es que trabajes cada día, que te concentres en el proceso y el resultado ya llegará y te graduarás y encontrarás tu camino profesional, que no pasa por ser famoso.

Ahora hay muchos jóvenes en televisión cuyo mayor mérito es ser famosos, ¿hay una confrontación entre la gente que estudia y trabaja en las escuelas y esa fama efímera de la tele o las redes? Las escuelas de artes escénicas nos mantenemos en una burbuja de trabajo y esfuerzo diario. Y es gratificante porque a los alumnos cuanta más disciplina se les imparte más felices son. Tienen muy claro que hay que estudiar muchos años y eso se les dice mucho: Lo que se consigue con poco esfuerzo nunca llega a término. Se puede ser una persona de éxito a los 20 años y un fracasado a los 50 y eso es lo que puede pasar con los influencers y con ese tipo de famas inmediatas. De famas basadas en la nada, donde no hay nada detrás. Marilyn Monroe escribió antes de morir "adiós, fama, estoy harta de ti". La fama puede destruirte porque siempre tienes que estar en la cúspide. El mes que baja tu fama puede parecer que se ha muerto alguien de tu familia.

Coco Comin, frente al cartel de 'Fama, el Musical'.
Coco Comin, frente al cartel de 'Fama, el Musical'.
JORGE PARÍS

¿El sudor está infravalorado como forma de pago? Ahora sí. Siempre se dice que la cultura del esfuerzo, que tanto se había promulgado en décadas anteriores, ahora ha desaparecido. En esto tienen mucha culpa los programas de televisión, porque parece que en tres meses una persona puede ser artista y triunfar, pero lo que no se ve es que una persona para pasar un casting lleva muchos años detrás de clases, de preparación, de esfuerzo y de inversión de sus padres. Los que nos dedicamos a esto estamos en contra, de hecho, nadie de ellos quiere ir nunca a un programa de televisión.

¿Cuán importante es el papel de una familia en el éxito de un artista? Una de las condiciones para que un estudiante llegue a término, entre muchas cualidades personales, es que tenga una familia que le respalde, que le apoye. Necesitan mucha comprensión, cuando llegan cansados, cuando les baja la moral o el profesor les dice que no… es una lucha constante y necesitan que la familia crea en ellos y no minimicen el trabajo que están haciendo. Y los amigos. Hay muchos amigos que dejan de serlo porque se ríen de que su amigo se dedique a bailar o no lo consideran una actividad importante. Y los bailarines y bailarinas poco a poco se van distanciando y acaban juntándose con chicos y chicas que hacen lo que ellos y serán los amigos que tendrán en adelante.

¿Hay muchos prejuicios sobre esta profesión? Sí. Todavía hay padres que no dejan a los hijos bailar, es muy triste. Películas como Billy Elliot no sabes el bien que nos han hecho. Por primera vez los padres contemplan que un niño pequeño que les pide bailar puede hacerlo. No sabes cómo agradecemos esa película la que nos dedicamos a esto. Pero ha costado como dos siglos.

¿Cómo es el proceso de crear una coreografía? ¿Se imagina, se escribe? ¿Cómo se transmite? Hay coreógrafos de muchas clases. Los hay que empiezan ellos montando un movimiento porque quieren explicar algo de sus propias experiencias personales y luego buscan una música que se adapte. Luego hay coreógrafos que oyen la música, la analizan, la montan en su casa y vienen con todo lleno de planos para transmitirlo a la compañía. Y luego hay coreógrafos como yo que somos instintivos. Yo llego y tengo a la compañía en el aula de ensayos, pongo la música y lo que me genera en ese momento lo hago yo mismo y de inmediato lo transmito a la compañía. Y normalmente no me equivoco, la primera impresión es lo que vale. Utilizo mucho los acentos de la música, los aprovecho todos, los pitos, los metales, los golpes de batería… intento traducirlo en el cuerpo del bailarín. Que música y movimiento vayan parejos.

Y en este caso, que se adapten a la época... Y en el caso de musicales como este que empiezan a tener años hay que saber el estilo que se bailaba en esa época. El hip-hop no vale para este tipo de música, por ejemplo, porque está más evolucionado. El baile de Fama estaba más pegado al jazz americano, con movimientos que yo recuerdo de aquella época y que están en la mente de todos. Y el ballet, que siempre es eterno. He tenido la ventaja de contar con el director musical, Pablo Salinas, que venía a los ensayos y cuando le pedía algún acento especial en la música él me lo componía y eso es un lujo, normalmente te dan una maqueta y te espabilas.

¿Es muy real Fama respecto a una escuela de baile de verdad? Se parece bastante, pero se queda corto. En las escuelas de baile pasa lo que pasa en Fama y pasan muchas más cosas, pero se refleja bastante, sobre todo las aparentemente sencillas frases o sentencias que los profesores dicen y que a lo mejor al público le resbalan a una persona que se dedica a estudiar artes escénicas las entiende perfectamente, porque la ha oído mil veces y las tiene muy arraigadas.

La exigencia de las clases, los que no tienen ganas de trabajar, los que a primera hora de la mañana les cuesta, los momentos de subidón o bajón, las relaciones entre ellos… se parece. Y queda evidente que los profesores aman a los alumnos a pesar de la disciplina, a pesar de que les reñimos, que a veces hace falta y a la larga te lo agradecen. Fama es como el fragmento de lo que puede pasar un día en una escuela.

Las relaciones entre ellos… ¿es un mundo un poco endogámico? Al final tus compañeros de profesión son tus mejores amigos, tus parejas salen de esas compañías… es un mundo endogámico, sí. Nos vamos a ver unos a otros… queda poco mundo fuera de la danza, porque es muy absorbente.

¿Cuál es el mayor drama que puede ocurrir en una escuela de baile? Una lesión irreversible y eso pasa. El otro problema que es también bastante drama es la falta de entereza moral o mental, la poca resistencia emocional para aguantar cada día siendo brillante. Porque aquí se te exige que cada día estés haciéndolo bien y tienes un espejo que te lo refleja y eso no todo el mundo lo soporta.

¿Y el mayor triunfo? Resistir. Sólo el 10% de los chicos, se dice en la obra, llegan a vivir del espectáculo, así que el mayor triunfo es ese, porque si se gradúan encuentran trabajo seguro. Quizá no será el papel de tu vida en un escenario, pero hay muchas formas de dedicarse a las artes escénicas: montar tus propios grupos de teatro de pequeño formato, la docencia, empezar a ir a festivales y presentar sus trabajos emergentes… y todo eso esperando que llegue el papel de su vida. Y una vez que pones un pie en un musical ya vas saltando de uno a otro.

Es una profesión muy dura y muy corta, ¿no? La danza puede durar toda la vida, de una forma u otra. Se transforma. Puedes estar en un escenario como bailarín y aún así duras más que un futbolista. Puedes tener 40 años y seguir bailando de maravilla y haciendo papeles de 20 incluso más años. Llega un momento en el que no puedes saltar tanto, claro, aunque mantienes la coordinación, la elegancia, la armonía, la elasticidad… Pero te transformas en coreógrafo o en director y eso es algo muy bonito también. Normalmente los bailarines mueren en el escenario.

¿Coco Comin todavía baila? Bailo y muy bien además (risas). Yo ahora tengo 70 años y pienso que no he perdido ningunas facultades. Quizá no puedo saltar tanto, sobre todo porque tienes miedo de hacerte daño, pero sigo levantando la pierna hasta la oreja y coordinando clases e impartiéndolas como siempre.

¿Baila por ocio? No, más que nada porque ya no me queda tiempo de ocio libre. Cuando te dedicas a esto como tú das ocio a la gente tú no tienes nunca un día entero, ni sábados ni domingos, porque hay función y si no, hay clases lectivas. Si alguna vez me han pillado para ir a una discoteca, que lo odio, nunca bailo. No sé hacer cosas pequeñas, necesito espacio y enseguida me paso y hago el ridículo (risas).

¿Cómo se puede explicar lo que se siente bailando para alguien que no lo hace? Bailar es como una elevación del espíritu, dejas de tocar con los pies en el suelo. Es una simbiosis total con la música. Empiezas a moverte y levitas. Eres como una escultura que se eleva en el aire y luego se rompe en mil pedazos. Y eres al mismo tiempo la escultura y el escultor. Eres como una supernova vagando y cuando acaba la música y vuelves a aterrizar y tienes la sensación de haber hecho un viaje astral. Es una sensación muy placentera que eleva el espíritu. Ves el mundo abajo y a ti por encima del mundo, sin querer ser soberbia.

¿A quién ha dado clase de quien se sienta orgullosa? Hace 50 años que doy clase y han pasado muchos actores, actrices, bailarines y bailarinas que ahora me encuentro en los escenarios actuando, así alguien en concreto o que sea famoso… mi mayor logro es la gente es anónima, que puede ser el 80% de los repartos de los teatros por los que me paseo.

Se dice que Madrid está sólo por detrás de Broadway y el West End, ¿es posible que sea así porque hay mucha gente preparada y mucho talento? El primer musical que yo hice, en el año 1992, que era Chicago, que lo hicimos en catalán, de pequeño formato, no había manera de encontrar dos chicos bailarines que pudieran cantar, ni a unos actores que pudieran bailar. En aquellos tiempos los montajes eran eternos porque en los ensayos tenías que enseñar a la gente a hacer lo que no sabían hacer. Era un martirio. Ahora no pasa. Hay tantas escuelas de teatro musical que están haciendo una labor increíble y puedes elegir lo que quieras. Al casting de Fama se presentaron 900 personas, la mayoría con un talento enorme. Pero cada musical necesita perfiles concretos. El maldito perfil que siempre se cita, pero es cierto, cuando dices "es que no das el perfil".

En 'Fama' hay muchos personajes muy diferentes, claro... Es un problema decir que no a tanto talento porque a lo mejor necesitas una cuota importante de multirracialidad, acentos hablados… como pasa en esas escuelas que llega gente de todas partes del mundo. Todas las bailarinas durante la semana hacen papeles protagonistas y cantan como solistas y además tienen capacidad para tocar un instrumento. Ya pedíamos más cosas de las normales y aún así las hemos encontrado. Pero gente que baila y canta muy bien no ha tenido cabida.

¿No rendirse ante un no es parte de la danza? Es lo primero que tienes que aprender. Muchos abandonan en el primer no. Pero es que eso será una constante en su vida: te dirán que no siempre y un día te dirán que sí. Hay que esperar ese momento, porque llega y le llega a los que resisten y los que insisten.

¿Cómo podemos reconocer en un niño el talento para bailar y cómo lo fomentamos? Cuando un niño pequeño quiere bailar te lo pide… o ves que cuando en la tele bailan se pone delante e intenta imitarles o cuando oye música tiende a movimientos rítmicos. Entonces es que lleva dentro alguna semilla. Y ahí los padres deben decir "vamos a probarlo, pero si empiezas el curso, lo acabas".

'Fama, el musical'

Tras su paso por Barcelona, en el Teatre Apolo y muchas tardes con el cartel de sold out, la escuela de artes escénicas más conocida de Nueva York abre sus puertas al público madrileño. Fama. El musical es una adaptación de la película y la popular serie de los 80. La última vez que Madrid pudo disfrutar de este espectáculo fue en 2006 y ahora vuelve en el Teatro EDP Gran Vía.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento