El Síndic de Barcelona propone buscar espacios para que los jóvenes hagan botellón de forma segura

Un grupo de personas hacen botellón en la playa de la Barceloneta, el 28 de julio de 2020.
Un grupo de personas hacen botellón en la playa de la Barceloneta, el 28 de julio de 2020.
ACN
Un grupo de personas hacen botellón en la playa de la Barceloneta, el 28 de julio de 2020.

La Sindicatura de Greuges de Barcelona ha pedido estudiar la posibilidad de "señalar espacios accesibles en la ciudad" donde los jóvenes puedan hacer botellón con los servicios necesarios para hacerlo "bajo estándares de seguridad, información y confianza".

El Síndic, David Bondia, y la adjunta al Síndic, Eva Garcia, han presentado este miércoles un informe que analiza el fenómeno del botellón en la capital catalana y, además, traslada diversas recomendaciones al Ayuntamiento sobre cómo abordarlo desde la creencia de que esta práctica debe ser estudiada, analizada y gestionada "huyendo de soluciones fáciles y poco efectivas" y yendo "más allá del abordaje en materia de seguridad".

Y es que del informe destaca que el botellón es una práctica que "no es nueva, sino que tiene décadas de vida" y, además, se ha convertido en un fenómeno social "significativo y estable", por lo que "es necesario entender que no es una moda y que no desaparecerá".

"Estamos intentando gestionar una realidad que, por más que la prohíbas, se ha constatado que no se acaba con el fenómeno, por lo tanto, la prohibición no es la respuesta", ha dicho Garcia. Así, el informe señala la necesidad de abordarlo desde "la reducción de riesgos", como la adecuación de espacios en los que puedan hacerse botellones de forma segura y de manera que pueda garantizarse "tanto el derecho al ocio para los jóvenes como el derecho al descanso de los vecinos".

¿Cómo deben ser estos espacios?

En rueda de prensa, han explicado que estos espacios deben ser adecuados para garantizar "menos molestias" y, a la vez, evitar que adquieran la forma de "botellódromos", que "a menudo están ubicados en áreas alejadas y mal comunicadas que generan inseguridad -especialmente para las jóvenes- y favorecen el consumo de riesgo".

Además, deben contar con los servicios necesarios para poder llevar a cabo esta práctica de forma segura, facilitando el acceso rápido y seguro a servicios sanitarios, como, detalla el informe, "ambulancias y personal sanitario en caso de problemas derivados del consumo de alcohol u otras sustancias". 

El documento señala también la necesidad de que estos espacios dispongan de puntos de información y asesoramiento cercanos y de confianza a los que los jóvenes puedan dirigirse para pedir ayuda, como 'puntos lila' ante la violencia machista, espacios antirracistas y servicios de atención e información en drogas.

Por otra parte, el informe también habla de la posibilidad de instalar baños públicos y contenedores para los residuos y de "garantizar un retorno seguro de los jóvenes mediante sistemas asequibles de transporte compartido". Además, propone ofrecer "intervenciones socioeducativas" 'in situ' para "garantizar el consumo crítico y pautas de actuación que puedan incorporarse de manera rápida entre los jóvenes que están haciendo un botellón".

Preguntados por qué espacios de la ciudad serían adecuados para llevar a cabo estos botellones, tanto Bondia como Garcia han señalado que es algo que deben proponer los mismos jóvenes y debatirse con la Administración.

'Macrobotellones' de La Mercè

Y es que la elaboración de este informe surge de la Mesa Ciudadana por una Noche Cívica y Segura, la iniciativa municipal puesta en marcha el pasado noviembre tras los 'macrobotellones' que sucedieron en Barcelona durante las fiestas de La Mercè. Desde la Sindicatura de Greuges, ha explicado Bondia, constataron que en esta Mesa "había poca representación de la gente joven". Así, se comprometieron a elaborar un informe "desde la perspectiva de los jóvenes para escucharlos más allá de criminalizar" porque "no podemos querer regular sobre la juventud sin la juventud".

Sobre los 'macrobotellones' de La Mercè, ha comentado que en aquel momento se produjo "la tormenta perfecta". Por una parte, "están los hechos estructurales, que son las nuevas tecnologías -que permiten convocar a más escala- y la mejora de la movilidad urbana" y, por otra, están los "hechos circunstanciales, que fueron el fin de las restricciones por la pandemia y la precariedad y falta de expectativas de futuro que afecta a los jóvenes".

En este sentido, Bondia ha señalado la importancia de "no considerar que todo es un botellón", un fenómeno que el informe define como una "reunión de jóvenes, principalmente los fines de semana por la noche, en espacios públicos al aire libre para hablar y consumir bebidas alcohólicas". 

De hecho, el Síndic ha apuntado a que prácticas como las que ocurren en Gràcia o el Born de personas que compran bebidas en los locales y las consumen en el exterior no son botellones como tal y que "separar estos fenómenos en más ámbitos hará más fácil buscar soluciones a todos, ya que la finalidad es la misma en todos los casos: la convivencia".

Más allá de los botellones: ocio alternativo

Además de la propuesta de espacios para hacer botellones de forma segura, el informe del Síndic también propone fomentar programas de ocio alternativo "bien diseñados que ayuden a consolidar patrones de diversión menos vinculados al ocio nocturno tradicional".

Estas alternativas, señalan, deben ser "pensadas y diseñadas por los jóvenes e incluso autogestionadas por ellos" evitando, siempre que sea posible, "las iniciativas excesivamente dirigentes y adultocéntricas" y permitiendo a los jóvenes ser "un actor clave en el proceso de definición de su ocio". También deberán tener una mirada "interseccional" que asegure que no están únicamente al alcance de aquellos cuya capacidad económica se lo permita.

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