Aunque suspendió sus compromisos oficiales, incluido uno para este mismo miércoles, alegando que era una decisión conjunta con el consejo del Ministerio de Relaciones Exteriores, lo cierto es que ha salido a la luz que la reina Isabel II no solo es capaz de recibir a personas sino que es incluso capaz de lidiar con los más pequeños y su tremenda energía. 

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Según informa el periódico Daily Mail, la monarca de casi 96 años (los cumplirá en abril), una vez que ya ha superado el coronavirus con apenas algunos síntomas leves que le obligaron a suspender sus obligaciones, se ha hecho rodear este pasado fin de semana por los miembros más jóvenes de la familia real británica, desplazándose todos al castillo de Windsor para estar con la matriarca.

A pesar de su convalecencia, que le está obligando a llevar a cabo sus audiencias oficiales de manera virtual, la soberana no dudó en congregar en su palacio a los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, con sus tres hijos: el heredero George, de 8 años; Charlotte, de seis; y el pequeño Louis, que soplará cuatro velas solo dos días después que su bisabuela.

Además, también fueron a visitarla y a estar en familia la princesa Beatriz y su recién nacida, Sienna Elizabeth, de tan solo cuatro meses y fruto de su matrimonio con Edoardo Mapelli. Quienes no pudieron asistir fueron su hermana Eugenia, su marido, Jack Brooksbank, y su hijo August, ya que en ese momento se encontraban fuera de la ciudad, al igual que el hijo mayor de la monarca, el príncipe Carlos, que se encontraba esquiando en la misma estación de esquí en la que casi muere hace 34 años.

Esta ha sido la primera vez que ningún miembro de la familia ha visto a la monarca desde que se contagió hace alrededor de diez días, por lo que se sobreentiende que ya ha dado negativo en los test. Asimismo, algunos medios creen que en la agenda despejada de la reina puede tener algo que ver la invasión rusa de Ucrania.