Antonio Simón Ramiro, el respetado psiquiatra zaragozano y padre del epidemiólogo Fernando Simón - director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad- ha fallecido este jueves en Zaragoza a los 90 años.

Al padre de 6 hijos (Juan Antonio, Fernando, Javier, Toya, Lourdes y Marcos) y abuelo de 16 nietos, sus familiares le han querido mandar un mensaje de despedida, según recoge Heraldo. "Somos 16 nietos, todos hemos estudiado cosas muy variadas y él nos ha apoyado a todos por igual y ha estado muy orgulloso de todos. En mi caso, al ser psicólogo, tuve la suerte de que me dejó varios libros de la materia hace pocos años y los guardo con mucho cariño", ha comentado Pablo Simón, uno de sus nietos.

Actualmente, Antonio vivía con su actual mujer, una profesora de instituto ya jubilada, con la que había cumplido tres décadas de matrimonio.

Una carrera de éxito en la psiquiatría

Antonio fue director-médico del Hospital Psiquiátrico Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, ciudad en la que ejerció siempre la Medicina.

Bajo su dirección, el hospital Nuestra Señora del Pilar fue considerado un centro "de carácter pionero", según la Sociedad Aragonesa y Riojana de Psiquiatría. Y a título personal, fueron muy reconocidos sus grupos de tratamiento de la depresión.

Los afortunados que coincidieron con él durante su amplia trayectoria al frente de este centro hospitalario, aseguran que fue un "grandísimo profesional" y que siempre demostró su enorme vocación por la psiquiatría y la asistencia a los enfermos mentales crónicos, tal y como publica el medio aragonés.

Prueba de su compromiso con el colectivo, Antonio colaboró en muchas ocasiones con HERALDO defendiendo sus derechos. Una de tantas, refiriéndose a la falta de camas y recursos que atravesaba ya por entonces la Psiquiatría publicó bajo el titular 'El enfermo mental crónico': "Las prisas por curar y rehabilitar, entre comillas, se mide por días y semanas, con altas precipitadas e inadecuadas en muchas ocasiones, cuando todos sabemos que una buena atención requiere serenidad y no precipitaciones".

En un día tan triste, muchos amigos, familiares, psiquiatras y profesionales especializados en salud mental que se instruyeron en su centro, le recuerdan con bonitas palabras.