Así es Terranova, el inhóspito mar de corrientes frías e icebergs que ha hecho naufragar al Villa de Pitanxo

Un helicóptero de los servicios de rescate de Canadá participa en las labores de búsqueda de supervivientes del naufragio del pesquero español 'Villa de Pitanxo' en aguas de Terranova.
Un helicóptero de los servicios de rescate de Canadá sobrevuelan las aguas de Terranova.
CANADIAN ARMED FORCES / EFE
Un helicóptero de los servicios de rescate de Canadá participa en las labores de búsqueda de supervivientes del naufragio del pesquero español 'Villa de Pitanxo' en aguas de Terranova.

El naufragio del Villa de Pitanxo, que ha dejado por el momento nueve fallecidos y 12 desaparecidos, ha puesto de relieve las duras condiciones en las que faenan muchos barcos españoles. De las decenas de caladeros por donde navegan los buques nacionales, el mar que envuelve a la isla canadiense de Terranova es quizás uno de los más espinosos del planeta. Repleto de mitos e historias, este lugar continúa siendo uno de los puntos negros de la navegación moderna, donde los temporales que le asolan ponen en vilo a sus tripulantes cada vez que las embarcaciones surcan sus aguas.

En la actualidad, unos 20 barcos españoles faenan en aguas de la NAFO, siglas en inglés de la organización que gestiona los caladeros del Atlántico noroeste, sobre todo en la parte de Terranova, fuera de la zona económica exclusiva de las 200 millas de las aguas territoriales de Canadá. 

Estos buques, la mayoría gallegos y tres censados en Canarias, pesca principalmente fletán negro y gallineta; además del bacalao que hizo famosa ese mar, pese a que comercialmente hoy se ha convertido en una especie secundaria.

Las extremas condiciones de Terranova

Las singularidad del Gran Banco de Terranova se caracteriza, entro otros motivos, por las corrientes frías que cruzan esta región, que se convierte a la vez en su desgracia y su fortuna. Según explica a 20minutos José Luis Sánchez Lizaso, catedrático en Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante, "la corriente de agua fría que cruza la región va desde Groenlandia y pasa frente a la costa de Canadá, lo que la hace una zona complicada pero a su vez muy productiva".

Así mismo, la temperatura del agua puede no superar los dos grados, y en ciertos momentos del año el agua puede comenzar a congelarse. "En algunos momentos hace tanto frio que se empieza a congelar el mar", afirma Sánchez.

"El puerto mas cercano está dos días de navegación, por lo que si viene mal tiempo los buques tienen que pasarlo en el mar, no te da tiempo a refugiarte"

Además, las olas de este caladero pueden superar los 12 metros, que sumado a los miles de icebergs que flotan en sus aguas la convierten en una zona de difícil navegación. Estos icebergs llegan sobre todo en los meses de primavera, cuando se desprenden de las regiones más frías y llegan con la corriente hasta Terranova, lo que puede producir "situaciones complicadas en esa zona".

El propio Sánchez Lizaso vivió un episodio parecido cuando navegó por esas aguas hace ahora cuatro décadas: "Tuve suerte porque los barcos en los que fui no tuve grandes problemas mas allá de estropearse el radar, y al haber icebergs y niebla te asustas por no saber donde están".

A estas situaciones climatológicas y de dinámicas oceánicas, hay que agregarle las legales. Una característica que tiene la pesca en Terranova es que se hace fuera de las aguas jurisdiccionales de Canadá, más allá de las 200 millas, "lo que quiere decir que el puerto mas cercano está dos días de navegación, por lo que si viene mal tiempo los buques tienen que pasarlo en el mar, no te da tiempo a refugiarte", añade el catedrático.

Cuando llega la tormenta y el mal tiempo los barcos dejan de pescar, y "se ponen a poca proa hacia el mar para capear y aguantar hasta que pase el temporal", agrega.

Los naufragios en Terranova

Hace ahora más de 110 años, un famoso buque de pasajeros conocido como el Titanic se hundía tras chocar contra un iceberg en las aguas cercanas a Terranova. En aquel naufragio murieron en torno a 1.500 personas, convirtiéndose en una las catástrofes marítimas más famosas de la historia y dejando una marca en aquel punto del Atlántico.

Además, otros buques españoles como el Arcay, el Monte Galiñeiro o el Izarra I han perecido en las aguas del Atlántico noroeste en los últimos treinta años.

"Normalmente los barcos están preparados para aguantar el temporal. Hay barcos que están pescando a diario y normalmente no se suelen producir este tipo de accidentes", reconoce Sánchez en referencia al recientemente ocurrido con el Villa de Pitanxo. "Por lo que he leído, al barco le puedo fallar el motor, y cuando falla el motor quedas a merced del oleaje, eso es lo peligroso".

"Lo que hace un barco contra un temporal es ir hacia las olas con poco motor. Si va muy rápido se hundiría, entonces va subiendo las olas como si fuera una montaña rusa, subiendo y bajando, así se pasas días hasta que pasa el temporal", afirma el catedrático de la Universidad de Alicante. "Si no puedes darle motor el barco se atraviesa y se pone de lado, que es cuando un buque puede volcar".

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