Paola de Bélgica, sobre su infidelidad al rey Alberto II: "No me siento culpable, fui muy infeliz y estaba muy sola"

La reina Paola de Bélgica (izda) y el rey Alberto II de Bélgica (dcha) a su llegada a la Catedral Nôtre-Dame. Precisamente una de las invitadas que más se emocionaron con la ceremonia fue Paola de Bélgica, que no pudo contener las lágrimas ante la boda de la joven condesa belga, de una de las familias más aristocráticas del país y a la que considera prácticamente de la familia.
La reina Paola de Bélgica y el rey Alberto II de Bélgica.
EFE
La reina Paola de Bélgica (izda) y el rey Alberto II de Bélgica (dcha) a su llegada a la Catedral Nôtre-Dame. Precisamente una de las invitadas que más se emocionaron con la ceremonia fue Paola de Bélgica, que no pudo contener las lágrimas ante la boda de la joven condesa belga, de una de las familias más aristocráticas del país y a la que considera prácticamente de la familia.

La realeza europea se revuelve. Y es que a una sucesión de polémicas que arrastra se suma ahora la expectación que causa el documental Paola al lado del jardín, que se emitirá este viernes 18 de febrero con la esposa del rey Alberto II, la reina Paola de Bélgica, como protagonista, pues relatará las problemáticas que ambos tuvieron en su matrimonio.

Y es que poco se podía esperar de un matrimonio que intercambiaba en 1959 tras un noviazgo de solo unos meses. En poco más de tres años, el matrimonio  tuvo tres hijos y Paola de Bélgica sufrió la presión que suponía ser una princesa, que ya había experimentado Grace Kelly. Aunque, en su caso, ella provenía de un duque y una condesa italianos.

Con el estreno del documental a la vuelta de la esquina, Paola no ha dudado en hablar de su infidelidad por gracia del conde Albert Adrien de Munt, un fotógrafo de la revista francesa Paris Match con quien fue vista durante unas vacaciones en la playa.

"No me siento culpable en absoluto. Ocurrió en un momento en el que las cosas no marchaban bien. Fue un amor un poco egoísta. Durante diez años, de 1970 a 1980, fui muy, muy infeliz. Estaba muy triste y me sentía muy sola", son algunas de las declaraciones que ha anticipado ante los medios de la televisión belga.

Tampoco ayudaba al momento el hecho de que la pareja viviera en alas opuestas del palacio y el rey Alberto tuviera a su hija ilegítima (1968) con su amante, otra baronesa: "Definitivamente no estaba bien. No sabía a dónde ir. Y existía el peligro del divorcio, pero en aquellos días la gente no se divorciaba".

Una infidelidad que estuvo, efectivamente, a punto de costarles el divorcio, afirmación que confirma su marido, pero que no llegaron a establecer ante el peligro de perder a los hijos. Y el actual rey, Felipe de Bélgica, así lo recuerda: "De niños fuimos testigos de momentos difíciles. Todos hemos sufrido mucho".

"Esa reconciliación y ese perdón es lo más difícil que hay, pero también lo más grande. Estoy convencido de que siempre os habéis amado", añade el rey belga.

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