Las mayorías absolutas, una excepción en la UE: Antonio Costa se une al pequeño grupo de los elegidos

António Costa logra una histórica mayoría absoluta en las elecciones de Portugal
Antonio Costa, celebrando la victoria en las elecciones.
Europa Press
António Costa logra una histórica mayoría absoluta en las elecciones de Portugal

El tiempo de las mayorías absolutas ha terminado en Europa, pero una regla siempre tiene sus excepciones. Y en este caso hay tres países que rompen con la dinámica de los pactos: Malta, Grecia y Portugal forman el grupo de unos pocos elegidos del que también formaba parte Francia, pero Emmanuel Macron perdió a la suya en 2020 a raíz de la salida de unos díscolos. Antonio Costa fue el último en unirse a ese selecto grupo tras una victoria aplastante en los comicios de este domingo. Dos de esas mayorías son de color socialista y una pertenece a un partido conservador. En términos porcentuales, en la UE el 11% de los Estados miembros cuentan con gobiernos en mayoría absoluta.

Desafiando a las encuestas, que dibujaban un panorama muy apretado entre el PS y el PSD, los socialistas lograron el objetivo que se plantearon al inicio de la campaña. Costa apostaba por gobernar solo, sin tener que pactar con unos socios (a su izquierda) con quienes la relación se había desgastado mucho en los últimos tiempos. Portugal ha pasado de la llamada geringonça a un Ejecutivo monocolor con 117 escaños (al 99% escrutado), más de 40 por encima de la segunda fuerza. Esta, además, es la segunda mayoría absoluta de los socialistas lusos y la cuarta desde la vuelta de la democracia al país en 1974.

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En Grecia, un 'premio' de 50 diputados

Grecia tiene en la actualidad un Gobierno también con mayoría absoluta, alcanzada por el conservador Nueva Democracia del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. El país heleno, que ha dejado atrás la etapa en la que la izquierda tuvo el bastón de mando con Syriza al frente, cuenta con una particularidad: el sistema electora premia al partido ganador de las elecciones, otorgándole 50 diputados extra. El objetivo de este bonus, que se recuperó en 2019, pretende, según explicó el propio Mitsotakis en su momento "garantizar la gobernabilidad" del país. En todo caso, según los últimos sondeos, Nueva Democracia está perdiendo apoyos y la izquierda podría recuperar terreno sobre todo con el impulso de la socialdemocracia en los últimos meses.

También se ha instalado una mayoría absoluta en Malta, con el Partido Laborista en el Gobierno, ahora liderado por Robert Abela. El país mediterráneo, en cualquier caso, mantiene un sistema bipartidista con el Partido Nacionalista, de corte conservador, en el otro lado, siendo esto otra rareza en la Europa actual. Los laboristas cuentan con 36 diputados de los 67 que tiene en total la Cámara de Representantes. Abela, además, llegó al poder en un contexto dramático: tuvo que sustituir al frente de la formación y del Ejecutivo a Joseph Muscat, anterior primer ministro, que se vio salpicado en el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galiza, presuntamente orquestado por su jefe de gabinete.

En Francia se da un caso particular. El sistema de doble vuelta provocó que en 2017 Emmanuel Macron lograse el 56% de los votos frente a Marine Le Pen en las presidenciales. Además, su formación, En Marche, alcanzó la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional pero el todavía presidente galo perdió ese 'privilegio' en el año 2020 tras la creación de un nuevo grupo parlamentario independiente llamado Ecología, Democracia y Solidaridad. A él se mudaron algunos diputados de LREM y el partido se quedó a un solo escaño de la mayoría absoluta (situada en 289 diputados).

La época de los pactos

Por norma general, los porcentajes de victoria política en Europa suelen oscilar entre el 20 y el 30% de los apoyos, como ocurrió recientemente en el caso de Alemania, donde los socialdemócratas de Olaf Scholz lograron el 25,7% de los sufragios. En España, por añadir otro ejemplo, el PSOE ganó las elecciones del 10 de noviembre de 2019 con un respaldo de un 28,3%. Tanto Scholz como Sánchez, de hecho, se han visto obligados a pactar gobiernos de coalición, que se han convertido en una norma a lo largo y ancho de la Unión.

Hay varios partidos, en todo caso, que han estado en niveles muy altos de voto en los últimos años, aunque muchos de ellos sin alcanzar la mayoría absoluta. El Movimiento 5 Estrellas italiano (32,7%) o el Partido Popular Austriaco (37,5%) son ejemplos de ese dominio electoral, pero en ambos casos tuvieron que buscar acuerdos para acceder al poder y además ambos países han sido paradigmas de inestabilidad política en los últimos tiempos. 

Asimismo, por encima del 40% e sitúan el Fidesz del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán (49,3%), y Ley y Justicia, que es el partido que gobierna en Polonia desde el 2015 (43,6%). Estos dos Estados miembros son además los 'díscolos' de la UE, y están bajo la lupa por sus ataques al estado de derecho. Orbán, además, afronta las siguientes elecciones convocadas en la UE, el próximo 3 de abril.

Europa se ha acostumbrado a la fragmentación política y eso ha llevado a situaciones muy complejas en algunos países: Países Bajos tardó 10 meses en confirmar su nuevo Gobierno, el cuarto de Mark Rutte, que ganó las elecciones pero tuvo que buscar un acuerdo muy amplio. Rutte, que lleva diez años en el poder, siempre ha gobernado en coalición. Rumanía alcanzó también casi un año sin Ejecutivo hasta la toma de posesión de Nicolae Ciuca, igual que Bulgaria o la República Checa, que se abonaron a las repeticiones electorales. Visto el panorama, Antonio Costa, se une a Kyriakos Mitsotakis y a Robert Abela como parte de una especie (política) en extinción.

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