Los socialistas logran la mayoría absoluta en Portugal: Costa aglutina el voto útil y arrasa en las elecciones

  • El primer ministro logra su gran objetivo en los comicios adelantados: gobernar en solitario.
  • La ultraderecha de Chega se sitúa como tercera fuerza y los votantes castigan a los partidos a la izquierda del PS.
  • El PSD se queda lejos de lo que pronosticaban las encuestas pero la derecha crece apoyada en IL y en Ventura.
El primer ministro portugués y candidato del Partido Socialista, António Costa, celebra su victoria en las elecciones legislativas de Portugal.
El primer ministro portugués y candidato del Partido Socialista, António Costa, celebra su victoria en las elecciones legislativas de Portugal.
MIGUEL A. LOPES / EFE
El primer ministro portugués y candidato del Partido Socialista, António Costa, celebra su victoria en las elecciones legislativas de Portugal.
El primer ministro portugués y candidato del Partido Socialista, António Costa, celebra su victoria en las elecciones legislativas de Portugal.
EFE / Atlas

Portugal es territorio socialista con todas las letras. Antonio Costa arrasó en las elecciones legislativas de este domingo (al 99%% escrutado) y alcanzó la mayoría absoluta que tanto ansiaba, dejando un dibujo político único en la Europa actual. Desafiando a las encuestas, que dibujaban un panorama mucho más apretado, el PS alcanzó casi el 42% de los votos, dejando a su principal rival, el PSD, en el 28%. Es la segunda mayoría absoluta del PS y la cuarta de la democracia lusa. 

Los comicios, por otro lado, sirvieron especialmente para ver dos giros importantes: el auge del partido ultraderechista Chega, que es tercera fuerza por encima del 7%, y el castigo a los potenciales socios de los socialistas. Ni el Bloco de Esquerda ni la CDU (la coalición formada por el Partido Comunista Portugués y los Verdes) han podido superar el 4%.

Otro de los triunfadores de la noche es el partido de corte liberal puro Iniciativa Liberal (IL), que superó el 4,9% y se situó como cuarta fuerza en un panorama político que agudizó la división más allá de los dos principales partidos. En la izquierda el PS arrastró casi todo el voto útil, mientras que el PSD no culminó el crecimiento esperado por los sondeos pese a mejorar el resultado del 2019. Y es que esa es otra de las claves: en la izquierda el PS crece a costa de sus socios y en la derecha ese crecimiento es mucho más repartido, puesto que mejoran sus registros tanto los liberal-conservadores como Chega e Iniciativa.

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En el reparto de escaños, el PS se lleva 117, mientras que el PSD tendrá 71 asientos en la Asamblea, frente a los 12 de Chega. Ya con un peso menor está IL, que logra 8 diputados, el Bloco suma 5 y la coalición entre PCP y Verdes se queda con 6. En conclusión, socialistas, liberales y ultraderechistas son los grandes triunfadores de la noche.

Tras estos resultados, Costa quiso agradecer a "todos los portugueses" su participación en las elecciones y en la campaña electoral "en un momento tan difícil para todos". El primer ministro, aclamado entre gritos de "Portugal, Portugal", celebró el "enorme" respaldo logrado por los suyos, pero Costa aseguró que, con todo, "una mayoría absoluta no equivale a un poder absoluto". Por su parte, Rui Río lamentó los registros del PSD y dejó abierta la puerta a su salida como líder de la formación, pese a mantener niveles de voto casi idénticos a los de hace tres años.

Una participación al alza

La sorpresa de la cita con las urnas de este domingo ha sido la alta participación, que ya apuntaba a ser bastante más alta que en las últimas y que finalmente se ha quedado en el 58%, siendo la mayor de las últimas cinco legislativas. Hay que recordar que en las de 2019 se quedó en un 48% y en las presidenciales del pasado año hubo casi un 60% de abstención. El dato sorprende aún más si se tiene en cuenta la delicada situación que todavía atraviesa el país a nivel de contagios por Covid-19.

A estos comicios Portugal llegó después de la ruptura del Gobierno de Antonio Costa con sus socios de izquierdas. El bloqueo a la hora de aprobar los presupuestos provocó que el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, llamase a los ciudadanos a las urnas. El socialista, en ese contexto, quiso buscar una mayoría absoluta que se fue haciendo más y más complicada a medida que avanzaba la campaña, y mientras, en el otro lado, los liberal-conservadores del PSD iban recortando distancias, hasta llegar a márgenes muy estrechos que finalmente no se han trasladado a la realidad.

La mayoría absoluta libra a Costa de tener que buscar alianzas. Su relación con los socios de la izquierda está más deteriorada que nunca y la realidad es que quería estar en posición de gobernar en solitario. Para eso podría haber buscado desde la abstención de esos 'amigos' o bien que el PSD permitiera el Ejecutivo monocolor. Todo al rojo. Algo que Rui Río no había descartado en ningún momento y, de hecho, llegó a decir que facilitaría que gobernase la lista más votada. Costa también podría haber optado, llegado el caso, por sacar adelante su investidura con las formaciones más pequeñas.

Otra opción, posible pero que no era sencilla, era que se repitiese la fórmula de la geringonça, con la que Costa gobernó desde 2015 hasta 2019. Esto es, un Ejecutivo del PS con el Bloco y la CDU. El líder socialista, en todo caso, nunca estuvo por la labor de escoger este camino y llegó a culpar a ambos partidos del adelanto electoral. En ese reparto de responsabilidades lo cierto es que quien ha salido penalizado no ha sido el PS y sí tanto el Bloco de Esquerda como los comunistas.

Los retos de Portugal

Portugal sigue teniendo muchas urgencias y los líderes no quieren que las negociaciones se eternicen en el tiempo. En primer lugar, para que por fin puedan empezar a llegar los fondos de recuperación de la UE, que no lo harán sin Presupuestos, y después por el hecho de que la pandemia de Covid no ha terminado y además el país quiere terminar de posicionarse en debates relevantes a nivel europeo como el energético, con la taxonomía, o el geopolítico, en plena crisis entre Ucrania y Rusia.

Asimismo, a nivel nacional en campaña Costa ha hecho sobre todo promesas en materia laboral, como la subida del salario mínimo, pero también en cuanto a la conciliación o a la sanidad, además de comprometerse a no subir los impuestos dada la situación de crisis económica. Si confirma su presencia como primer ministro, Costa será uno de los líderes que más tiempo esté en el cargo, pudiendo llegar a alcanzar a Antonio Guterres (que estuvo casi siete años) y Aníbal Cavaco Silva (que llegó a la década).

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