Javier Marías, una voz brillante que rozó el Nobel de Literatura

Javier Marías durante la Feria del Libro de Madrid 2012.
Javier Marías durante la Feria del Libro de Madrid.
EFE
Javier Marías durante la Feria del Libro de Madrid 2012.

"Todo insiste y continúa solo, aunque opte uno por retirarse". La concepción de eternidad de Javier Marías, nombre imprescindible en la historia de la literatura española, puede extenderse a su figura y su obra, tan impactantes en vida como ahora en su muerte, porque hay voces que no se apagan nunca.

Escritor, editor y traductor de singular trayectoria, Javier Marías Franco creció rodeado de inteligencia. Fue el 20 de septiembre de 1951 cuando llegó al mundo para convertirse en el cuarto de los cinco hijos del filósofo y miembro de la Real Academia Española Julián Marías y de la escritora Dolores Franco Manera, con quienes pasó parte de su infancia en Estados Unidos.

Marías recibió una educación liberal en el Colegio Estudio y, después, se licenció en Filosofía y Letras —rama de Filología inglesa— por la Universidad Complutense de Madrid. Por aquel entonces se dedicaba a traducir y escribir guiones junto a los cineastas Jesús Franco y Ricardo Franco, sobrino y primo respectivamente.

Su primera novela, Los dominios del lobo, llegó en 1971, y le permitió conocer al admirado Juan Benet Goitia, autor al que Marías llegó a considerar una figura clave en lo profesional y en lo personal. Empezaba entonces una etapa determinante para el escritor, el inicio de un camino que le marcaría de por vida: su identidad literaria empezó a cobrar fuerza con Travesía del horizonte (1972), El monarca del tiempo (1978), El siglo (1983) y El hombre sentimental (1986). Y fue tras la llegada de su novela Todas las almas (1988) cuando pasó a ser identificado como Marías.

La fusión de géneros que presentó en Corazón tan blanco (1992) —novela que, al igual que Mañana en la batalla piensa en mí (1994), procedía de un verso de Shakespeare— situó esta obra entre los puntos de referencia del hibridismo genérico, y supuso la consagración definitiva de Marías como escritor, llegando a ser valorado por el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki como uno de los más importantes autores vivos. Después lanzó Negra espalda del tiempo (1998) y Tu rostro mañana (2002), una de sus novelas más aclamadas. Casi una década más tarde, publicó Los enamoramientos (2011), historia narrada por primera vez por una mujer. 

Los protagonistas de sus libros eran traductores y escritores, "personas que habían renunciado a sus propias voces" y que convivían en la cultura de masas. Sus historias y relatos, la mayoría de ellos profundamente introspectivos, llegaban a ser en ocasiones casi claustrofóbicos. Estas aportaciones le han hecho merecedor de importantes reconocimientos, aunque no todos ellos fueron bien recibidos por Marías: mientras en 2008 pasó a formar parte de Real Academia Española, ocupando el sillón 'R', en 2012 rechazó el Premio Nacional de Narrativa, el cual otorga el Ministerio de Cultura.

"Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo... He rechazado toda remuneración que procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que en el caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno", comunicó el autor, a quien algunos, por esta y otras razones, han tachado durante años de provocador, pues si bien Marías nunca ha pasado desapercibido por su obra, tampoco lo ha hecho por su forma, tan tajante y directa, de expresar cualquier cosa que se le pasara por la mente.

Esto le hizo protagonizar varias polémicas, entre ellas, la que vivió con Jorge Herralde, editor de Anagrama. Marías abandonó esta editorial en 1995 y calificó a su equipo como "unos ignorantes mercachifles", llegando a compararlos con proxenetas "dedicados a traficar con putas de postín". Por su parte, los hermanos Elías y Gracia Querejeta también vivieron un enfrentamiento con el escritor por la adaptación cinematográfica de Todas las almas. La película, El último viaje de Robert Rylands, fue considerada por Marías como una desfiguración de su libro, así que pidió que se suprimiera toda mención a su nombre y a su novela en los títulos de crédito, e inició un largo proceso judicial.

En este tiempo, Marías era columnista habitual en medios como El País, tarea que combinaba con la escritura de nuevas novelas, ensayos y relatos. El último, Tomás Nevinson (2021). En diciembre del año pasado fue elegido como nuevo miembro internacional de la Royal Society of Literature, reconocimiento que le llegó en el 50 aniversario como escritor, con obras publicadas en 46 lenguas y en 59 países. Asimismo, este no era el único club selecto al que pertenecía, pues el sello Penguin ya incorporó siete de sus libros a su colección de Modern Classics, en la que también figuraban Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda y Octavio Paz.

Javier Marías fue uno de los grandes novelistas españoles del último medio siglo: su pluma lo llevó a colarse entre las "quinielas" para el Nobel de Literatura. No lo consiguió. Pero su firma flotará en el tiempo lo suficiente como para ser recordada. Contenía habilidad, impertinencia, tozudez, inquietud. El deseo de saber y arrasar tranquilamente con todo, un deseo que se ha apagado demasiado rápido. "Lo que me divierte es descubrir cosas sobre la marcha, tomar decisiones. El verbo inventar proviene del latín y significa hallar o descubrir algo nuevo o no conocido. Yo descubro a la vez que escribo. Y a veces me contradigo. Saber lo que va a pasar me aburre. Prefiero improvisar".

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