Auge en Cataluña de las cooperativas para vivir la jubilación en compañía

  • Hay cuatro proyectos de ‘cohousing senior’ cooperativo en la comunidad, dos ya en funcionamiento.
  • Uno de ellos es La Muralleta, en Santa Oliva, Tarragona, y el otro Dr. Pi i Sunyer, en Roses, Girona.
  • Una veintena de mujeres proyectan en Barcelona y sus alrededores Can 70 y buscan socios.
  • En 2035 habrá más de dos millones de catalanes de más de 65 años, con la entrada de los ‘baby boomers’.
Un hotel cerrado en Sant Feliu de Guíxols (Girona) albergará en 2025 un total de 31 pisos cooperativos para mayores.
Un hotel cerrado en Sant Feliu de Guíxols (Girona) albergará en 2025 un total de 31 pisos cooperativos para mayores.
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Un hotel cerrado en Sant Feliu de Guíxols (Girona) albergará en 2025 un total de 31 pisos cooperativos para mayores.

Los catalanes que se acercan a la tercera edad son cada vez más partidarios de optar a otras formas de vivir cuando alcanzan la jubilación, más allá de la residencia de mayores convencionales. Este cambio de mentalidad respecto a cómo afrontar la última etapa de la vida se ve acentuada por el aumento de la esperanza de vida y el consecuente incremento de personas de edad avanzada, al que contribuirán los nacidos en el baby boom (entre 1965 y 1977). Las previsiones estadísticas poblacionales indican que en el año 2035 más de dos millones de catalanes tendrán más de 65 años.

A estos factores de peso, se suman otros nada desdeñables: el cambio en las estructuras sociales y familiares, en las que los hijos no son ya los principales cuidadores de sus progenitores (y la irrupción de los cuidadores a domicilio), la creciente importancia de las redes de amigos en la vida de las personas, y el golpe que ha asestado el coronavirus entre los residentes en geriátricos, con miles de fallecidos durante la pandemia.

Este cambio de paradigma se expresa en el informe El futuro de los cuidados de Sondea para Clece, realizado a partir de más de 2.000 entrevistas a españoles entre los 55 y los 77 años, y que indica que el 58% de los catalanes valora positivamente compartir una vivienda con otras personas mayores en su retiro como alternativa a las residencias tradicionales. 

Para vivir en compañía pero con mayor independencia y decidiendo el día a día e interviniendo en la gestión de los complejos en los que residen, se está comenzando a implantar el modelo de cohousing cooperativo senior, inspirado en experiencias escandinavas. 

El nuevo Plan de Vivienda estatal acoge por primera vez ayudas para el 'cohousing'

En datos de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop), hay cuatro proyectos ahora mismo en Catalunya, dos de ellos en marcha y otros dos en proyecto (10 en toda España). El primero abrió hace 20 años en Málaga (Santa Clara),pero no fue hasta hace una década que se empezó a expandir por parte de «urbanitas» en búsqueda de «espacios en los que vivir una vejez activa en compañía», normalmente en entornos rurales por el menor coste del terreno donde edificar, explica su presidente Félix Martín. 

Suelen pasar 10 años «desde que surge la idea entre un grupo de personas y se genera el proyecto hasta que entran a vivir», dice. La asociación "celebra" que el nuevo Plan de Vivienda estatal acoja por primera vez ayudas para el cohousing.

Parte de los impulsores del 'cohousing' cooperativo senior Can 70 en Barcelona y sus alrededores, un proyecto que nació en 2015.
Parte de los impulsores del 'cohousing' cooperativo senior Can 70 en Barcelona y sus alrededores, un proyecto que nació en 2015.
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En Tarragona se encuentra La Muralleta, una cooperativa en régimen de cesión de uso de la vivienda en la que los residentes pagan una cuota mensual por la que adquieren derecho al disfrute del edificio y de sus zonas comunes. En Roses (Girona) está el complejo Dr. Pi i Sunyer, que consta de una residencia asistida con 112 plazas y de un centro de día con 25 plazas. Los socios aportan 21.000 euros por plaza en habitación doble y 36.000 euros por habitación individual.

El 58% de catalanes de 55 a 77 años valora positivamente compartir vivienda en su jubilación

En Sant Feliu de Guíxols (Girona) se trabaja desde hace tres años en Waden XXI, 31 viviendas cooperativas adaptadas para mayores en régimen de cesión de uso (HCCU) que se ubicarán en un antiguo hotel en desuso que ha sido adquirido por 7,2 millones de euros. La aportación de los socios es de 45.000 euros. Actualmente se está ultimando el proyecto ejecutivo para la reforma integral del edificio con el calendario de que esté listo para habitar en el año 2025.

Por último, un grupo de 20 personas, en su mayoría mujeres de entre 55 y 70 años, buscan 10 socios más para impulsar en Barcelona o sus alrededores Can 70. La idea se gestó en 2015 y su objetivo es encontrar un espacio para construir el complejo que se retorne a la ciudad una vez finalizado el periodo del derecho de superficie. Según Hispacoop, hay 11 proyectos más en construcción a nivel estatal. En un texto firmado colectivamente, los miembros de Can 70 explican: «El espacio en el que queremos compartir nuestra vida no pude ser ni significar aislamiento, sino al contrario. Queremos vivir nuestra nueva realidad en el barrio y, sobre todo, queremos vivir el barrio».

En datos del Proyecto de investigación Movicoma, que estudia el auge, desarrollo e impacto del movimiento de vivienda colaborativa de personas mayores en España, en 2017 se contabilizaban 30 iniciativas y en 2019 un total de 80, un aumento de más del 166%

​Un modelo social y otro nórdico

En Barcelona, la fundación privada Llars Compartides habilita pisos compartidos a jubilados solas y con una pensión menor de 600 euros. Gestionan 9 viviendas a las que sus ocupantes destinan como máximo el 30% de su pensión. En Sant Adrià de Besòs, una residencia de mayores que adapta el modelo nórdico de unidades de convivencia con espacios comunes: seis pisos de unos 450 metros cuadrados para entre 8 y 19 residentes cada uno.

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