La céntrica plaza de San Agustín, peatonalizada parcialmente con maceteros tras perder su uso como dársena de autobuses de la EMT, así como las calles de su entorno, se reurbanizarán de forma definitiva mediante un concurso de proyectos. Las obras tendrán un coste de siete millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses.

La vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, ha presentado este martes las líneas generales de este concurso de ideas para un proyecto "muy complejo", porque se trata de un entorno "muy consolidado" con "una gran carga de suministros y canalizaciones" que dificultan la vegetación y con "más plazas de parking en el subsuelo" cuyas entradas y salidas no serán modificadas.

No obstante, ha señalado que se trata de dar "respuesta a todos estos retos" para conseguir la renaturalización y la mejora ambiental y paisajística del entorno y dar "un paso de gigante en la recuperación del casco y de las plazas históricas de València". "Es un cambio muy deseado y esperado", ha afirmado.

Esta actuación llega un año y medio después de la peatonalización "blanda y provisional" realizada en la plaza de San Agustín, ya que la pandemia abrió la necesidad de generar espacios públicos tras el confinamiento, pero también permitió acelerar las obras en este entorno "tan importante" porque es "una de las principales puertas de entrada al centro histórico y comercial".

Sin embargo, Gómez ha admitido que la plaza se había convertido en una dársena de autobuses de la EMT que no dejaba ver el valor histórico y patrimonial del entorno, dominado por el tráfico, por lo que "nadie disfrutaba" de su potencial. Así, ha llegado el momento, tras la reapertura de la plaza Ciudad de Brujas, de recuperar este espacio de la calle San Vicente, una de las más antiguas, en el tramo comprendido entre la plaza de España y la de San Agustín, y la avenida del Oeste, de un kilómetro de longitud y una superficie de 29.000 metros cuadrados. 

El jurado valorará aspectos como la accesibilidad, la perspectiva de género, la originalidad e innovación, la mejora del paisaje o la integración con el entorno. También tendrá en cuenta criterios ambientales como la sostenibilidad, la eficiencia energética, la reducción de la contaminación y la economía del mantenimiento posterior.

El concurso constará de una única fase, en la que los equipos disponen de 60 días naturales para presentar tanto la documentación como las propuestas, y el jurado otros tres meses para elegir el proyecto ganador y los premiados. A partir de ese momento el equipo ganador dispone de seis meses para redactar el proyecto. 

Adjudicación en 2023

La obra, por tanto, no se adjudicará antes de 2023. Podrán presentarse equipos multidisciplinares compuestos por al menos un arquitecto y un ingeniero, como responsables de la redacción del proyecto; además de un equipo de expertos compuesto por especialistas en diseño de instalaciones y paisajes, en enfoque de género y en arqueología.

El jurado estará compuesto, además de por los técnicos municipales, por miembros del colegio de Arquitectos y de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos, así como por un experto o experta en perspectiva de género, porque según ha explicado Gómez, "queremos que exista equilibrio entre los técnicos municipales y voces y expertos externos".

Asimismo, para que se presenten cuanto más proyectos se concederán tres premios: el primero está dotado con 10.000 euros, el segundo con 5.000 euros y el tercero con 3.000 euros. Además de este pago, al ganador se le premiará con la adjudicación del contrato de redacción del proyecto y dirección de obra, con lo que se agilizará el proceso. En total el proyecto ganador recibirá 398.000 euros.