El payaso Fofito se retira tras 50 años en pistas y escenarios: "La mejor recompensa es la ovación final"

El payaso Fofito, en el interior del Gran Circo Holiday.
El payaso Fofito, en el interior del Gran Circo Holiday.
Jorge Paris
El payaso Fofito, en el interior del Gran Circo Holiday.
El payaso Fofito se retira tras 50 años en pistas y escenarios.
Bieito Álvarez / Jorge París

¿Cuántas risas puede acumular una persona? El payaso Fofito lleva 50 años haciendo la prueba y por el momento, ha acumulado muchas. Ahora, el mítico miembro de Los payasos de la tele, hijo de Fofó, sobrino de Gaby y Miliki y padre de Mónica Aragón, dice adiós a las pistas y los escenarios. Fofito estará hasta el domingo 23 de enero actuando en el Gran Circo Holiday en Madrid. Hablamos con él y con su hija Mónica sobre su retirada y su carrera.

¿Por qué la decisión de retirarse? Fofito: No es que me retire, lo que pasa es que llevo ya muchos años en la profesión, empecé muy jovencito y he llegado a una edad donde maleta para arriba, maleta para abajo, caravana aquí, viaje para allá… llega un momento en el que te cuesta.

No es un adiós para siempre, ¿no? Fofito: No voy a colgar las botas, ni a quitarme la nariz para siempre. Seguiré usando los zapatones grandes si hay alguna causa donde Fofito pueda ayudar, para recaudar fondos, o para algún motivo importante, ahí estará Fofito pintado de payaso.

¿Sigue con las mismas ganas de hacer reír? Fofito: Sí, las mismas ganas. Cuando estás detrás de la cortina y te van a presentar sientes la misma responsabilidad, que es hacerles reír o por lo menos sonreír y que te aplaudan. Además siempre llevas a las espaldas el apellido Aragón y el público te exige un poquito más.

Provienen de una larga saga del espectáculo, ¿eso va en el ADN o se mama desde pequeño? Mónica: Es una mezcla de muchas cosas. Un poquito porque es lo que ves alrededor cuando creces. Es como las familias de abogados o de médicos donde continúan con la tradición. Por otro lado hay una parte muy vocacional. Es gracioso porque en nuestra casa las ovejas negras son los que no se dedican a esto. Somos muchos y la gran mayoría tenemos algo que ver con este mundo, sea con el arte, delante o detrás de las cámaras.

¿De qué se habla en su familia cuando se juntan un domingo a comer? Fofito: Se habla de todo menos de las actuaciones. Bueno, si hay un momento en la sobremesa en la que nos acordamos de fulano o mengano y de en qué circo están, por ejemplo.

Mónica: Comentamos espectáculos que hemos visto, cosas que te gustan de esto o que no te gusta de aquello…

¿Qué anécdota pueden contarnos de alguna función? Fofito: La del auto nuevo… (risas) esa la contamos muy a menudo.

Mónica: Es que nos hace mucha gracia. Estábamos una vez en un espectáculo en un circo y en la primera fila había sentada una madre con varios niños y uno de ellos un bebé. En un determinado momento la mujer se puso a darle el pecho al niño y fue justo en el momento en el que estábamos cantando la canción del Auto nuevo y al principio bien, pero se fue emocionando muchísimo y empezamos con lo de las curvas y el público moviéndose y la señora empezó a menearse y el niño intentando comer

Fofito: Y estaba el niño arriba, la teta al medio… y cuando vinieron los baches el niño para arriba, el pecho para abajo… y empezamos los dos a reírnos.

Mónica: No podíamos cantar de la risa.

¿Es mejor incorporar esas cosas al espectáculo? Fofito: Siempre tenemos frescura, un margen de improvisación, porque siempre surge algo bueno que no se te había ocurrido ponerlo en el guion y lo dices en ese momento en la pista. A veces incluso se queda en el número.

Fofito y Mónica Aragón, en la carpa del Gran Circo Holiday.
Fofito y Mónica Aragón, en la carpa del Gran Circo Holiday.
Jorge Paris

¿Qué hace un payaso cuando se retira? Me gusta mucho la pintura, pinto al óleo. Me entretiene muchísimo y cuando mis hijas eran pequeñas y las acostaba lo hacía. Tengo mi habitación con mis pinturas, con mis marcos… y lo mismo te pinto una marina que un bosque, que una cara de payaso o unos caballos actuando. Me entretengo mucho con eso y con la jardinería.

Mónica: Y sobre todo descansar, disfrutar de la familia y de los nietos.

Fofito: Los nietos cuando vienen son una revolución, porque ellos han comprendido que su abuelo y su tía son payados y yo tengo una habitación donde guardo muchas cosas de viajar por el mundo y de actuar, pelucas, sombreros… y les encanta entrar ahí ponerse sombreros, el abrigo de mi padre, los zapatones grandes…

Mónica: Es con lo que creces al rededor y no te extrañe que algún día le veamos subir a un escenario.

Fofito: Lo que le pregunta siempre el hijo a Mónica es "¿cuándo dejas de trabajar con el abuelo que me quiero incorporar yo?". Y le digo que anda que no le queda por estudiar para poder viajar por el mundo.

Mónica: Con doce años me quiere retirar ya (risas).

¿Cuál es el objeto más preciado de esa sala? Tengo el acordeón de Miliki, la vieja guitarra de Fofó, un Saxofón muy, muy viejo de Gabi… Y el abrigo de mi padre. Son recuerdos que cuando los veo los disfruto.

¿Han cambiado mucho los números de payaso en los últimos 50 años? Sí, han cambiado mucho, antes se hacían mucho parodias con una tarta o con un cubo de agua… y hoy en día el payaso sale y hace chistes y los hace sobre la actualidad o sobre la ciudad donde estás trabajando.

Antes el número era un pasodoble y salían los payasos y hoy en día no es un pasodoble, es la canción que esté sonando y de moda en ese momento.

Algo se habrá preservado… Sí se usan los roles del payaso listo y el payaso tonto. Mónica y yo lo hacemos, ella es la que siempre me quiere engañar a mí y la que sale engañada es Mónica.

Mónica: Lo que nos pasa ahora es que estamos trabajando para tres generaciones a la vez y todos disfrutan y cantan las mismas canciones. Trabajamos para los padres que ya siendolo disfrutaban de los payasos de la tele y también para sus hijos de entonces, que ahora ya son padres y traen a sus hijos a los que les han enseñado sus canciones. Los nietos miran a los abuelos y se sorprenden de que conozcan las canciones.

Fofito: Es familiar, de hecho han venido chavalotes de 20 años y se han quedado después a felicitarnos y a decirnos que ellos pensaban que eso era solo para los niños y que a ellos les había encantado. No es sólo Fofito y Mónica, es que hay un gran espectáculo con una mezcla de números maravillosos.

Mónica: Hay ese pensamiento que viene de unos años atrás de que el circo es un espectáculo para niños y en realidad no, es para todas las edades y para la familia.

¿Le reconocen mucho por la calle? Fofito: Mucho no, todos los días. Lo que pasa es que cuando estoy en la calle trato de ser una persona normal. Entro en un supermercado y a lo mejor se piensan que me voy a poner a hacer malabares con huevos o con los tomates o a tropezarme con las latas. Pero ahí voy a comprar para mi familia.

¿Pero se es cómico también en la vida real? Mónica: Tienes la tendencia a ver el lado cómico de las cosas, a sacarle punta a las cosas cotidianas.

El payaso Fofito, en el Gran Circo Holiday.
El payaso Fofito, en el Gran Circo Holiday.
Jorge Paris

Fofito: Me pasa mucho en los aeropuertos cuando vas a viajar, porque eso es un carnaval. Hay uno que va a la nieve y lleva abrigo de pieles y otro que va al Caribe lleva pantalones cortos. Ahí se te ocurren un montón de historias y de números.

¿Hay añoranza del circo de cuando empezó? Fofito: Al circo Price, por poner un ejemplo, en Madrid, iban los matrimonios, ella con el abrigo de pieles y él con su traje.

Mónica: No era un espectáculo para niños, era para adultos.

Fofito: A veces había una matiné para los niños, pero por la noche el público era adulto.

¿Se ha adaptado bien el circo al paso del tiempo? Mónica: Ha variado bastante. Antes la sociedad en general éramos más inocentes, pero se nota mucho con los niños. Los niños de mi generación jugábamos con cualquier cosa y pasábamos horas entretenidos o estábamos en la calle. Ahora los niños tienen acceso a millones de cosas con las tablets y los teléfonos y les gusta más lo inmediato.

¿Hay mucha competencia en el mundo del espectáculo, es bueno? Mónica: Sí, porque al público hay que educarlo. Si tienes un niño que nunca ha ido a un espectáculo, ni al circo es muy probable que cuando sea adulto tampoco lo haga. Hay mucha más variedad y eso siempre es bueno. Y competencia siempre ha habido, a veces más, a veces menos. Pero la competencia te ayuda a superarte, a hacer tu espectáculo mejor.

Fofito: Lo bonito es que viene un matrimonio joven con un niño de dos o tres años y te dicen que traen a su hijo para que aprenda, para que coja afición.

¿Tras tantos años sienten miedo o nervios al salir a la pista? Fofito: Miedo no, pero sí responsabilidad y respeto al público.

¿Un payaso puede hablar de cualquier cosa? Fofito: No podemos hacer el chiste político, aunque sabemos hacerlo. Lo mismo estamos actuando en Argentina o en Venezuela y no tenemos derecho a meternos con sus políticos. Tampoco podemos hablar de un triángulo amoroso, por ejemplo, así que nos quedamos con un margen muy pequeñito, muy limpio, muy rosado, con el cual podemos hacer reír a todo el mundo.

¿Es posible hacer humor sin ofender a nadie? Fofito: Si, se logra.

Mónica: A día de hoy cada día es más complicado.

Fofito: Pero puedes ir a Alemania simplemente con unos instrumentos musicales y hacerles reír sin tener que decir ni una palabra. Es una de las bases más importantes de la familia Aragón, la música. Desde pequeños nos llevaban a clases o al conservatorio y cada uno de nosotros domina un instrumento y con eso podemos hacer reír.

Antes los payasos eran estrellas de la tele ¿sería posible eso ahora? Fofito: Sí si, pero habría que retocar algunos matices, madurar las historias para que los niños se engancharan con los personajes, con las canciones…

Mónica: Habría que darle importancia al segmento infantil dentro de las televisiones, que a día de hoy excepto las temáticas que son sólo de eso, el resto de las televisiones no tienen programación.

¿No ha habido propuestas para hacerlo? Mónica: Propuestas sí, que hayan llegado a buen término… no todas.

Fofito: Han salido y no solo en España, nos han llamado desde el extranjero, en Argentina, en México… recuerdan las canciones y a los Payasos de la Tele. En muchos países yo digo “Hola, don Pepito” y cualquiera contesta “Hola, don José”. Hemos ido sembrando esas canciones, que no caen en el olvido.

¿Le produce algo de ego ser así de conocido? Fofito: Ego no...

Mónica: Es más orgullo porque aún se recuerde a la familia y porque pase de generación en generación.

¿Un payaso tiene jubilación? Fofito: Yo estoy a punto de averiguarlo. Siempre miras al futuro y quieres retirarte, pero es que terminas en un circo y te están llamando de otros y lo vas posponiendo.

Mónica: Sí, tienes tus contratos, tus cotizaciones y tu derecho a jubilación como todo el mundo.

Su padre tiene una gran calle en Madrid… Fofito: Era pequeñita cuando se la dieron, pero después la ampliaron y se ha seguido llamando El Payaso Fofó, en uno de los laterales del estadio del Rayo Vallecano.

¿Le gustaría a usted? Fofito: Sí, en el otro lateral del estadio y que se llame ya Estadio Familia Aragón (risas).

¿Cuál recuerda como su momento cumbre en su carrera? Fofito: El momento cumbre Fofito aún no lo ha conseguido. He recibido muchos premios, por ejemplo por los discos. En la familia estamos muy acostumbrados a que Gabi, Fofó y Miliki recibieran reconocimientos muy importantes.

El circo es un evento nómada, ¿donde echa raíces un payaso? Fofito: Vas viajando y vas visitando los lugares a los que llegas...

Mónica: Hemos echado más raíces en Madrid por el largo tiempo que estuvieron trabajando en televisión y todos nos asentamos, crecimos y estudiamos aquí.

¿Trabajan juntos, aún aprenden uno del otro? Fofito: Aprendemos. Yo a veces me lanzo, digo algo y cuando termina el espectáculo Mónica me dice “Papá, eso no es de tu personaje”. Y se quita y fuera. O yo le digo, “échate un poco más para adelante cuando diga esto” y lo vamos haciendo función a función.

¿Hay relevo de nuevos artistas de circo y payasos? Mónica: Uy, muchísimas. Es verdad que muchos son de familias de circo, pero en los últimos años también están proliferando muchas escuelas y gente que no proviene de la tradición y está haciendo cosas maravillosas.

Fofito: Muchos gimnastas se retiran del deporte y montan números.

¿Cuál es la mejor recompensa de ser payaso? Fofito: La ovación final. Aquí despido el espectáculo y el público se pone de pie y nosotros aguantamos ahí hasta que se cansan. Lo más bonito es el aplauso.

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