Los retos de la CoFoE: la desinformación, un problema para la democracia y para el futuro de la Unión Europea

Twitter pretende acabar con la desinformación en su plataforma.
Twitter pretende acabar con la desinformación en su plataforma.
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Twitter pretende acabar con la desinformación en su plataforma.

La desinformación y las fake news son un peligro para la Unión Europea. La conclusión es así de rotunda. Y en el marco de la Conferencia sobre el Futuro de Europa (CoFoE) se puede iniciar un debate ciudadano en torno a lo que es positivo para combatirlas y que la democracia deje, en la medida de lo posible, de ser desgastada por actores desestabilizadores tanto externos como internos. La implicación de la población en la toma de decisiones es una forma positiva de intentar que la desinformación no cale en su día a día y tenga efectos por ejemplo a nivel electoral.

Las redes sociales se han convertido en una herramienta muy potente para la difusión de bulos a gran escala y tanto la pandemia como el carrusel electoral que se ha dado en los últimos años en Europa han puesto de manifiesto las debilidades de la Unión en este sentido. Muchos son los expertos que consideran que la desinformación en las redes es la base para el crecimiento de los discursos de odio, tal como explica la eurodiputada Maite Pagaza en su trabajado volumen 'Cartografía del odio', que estudia los delitos de odio cometidos entre 2015 y 2020 en países como España, Italia, Alemania, Polonia, Francia o Hungría.

En torno a la Unión Europea las noticias falsas o las verdades a medias se han hecho costumbre. Desde la Comisión Europea avisan. "El enorme incremento en internet de la desinformación y de las noticias rotundamente falsas sobre el coronavirus hace muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso", comentan sobre la pandemia. Algunas noticias engañosas, ampliamente propagadas a través de cuentas falsas en las redes sociales, sobre todo "por bots que ejecutan tareas automatizadas en internet y en las redes sociales", pueden ser muy "dañinas". Las noticias falsas basan su fuerza en ser percibidas como creíbles y, por lo tanto, adecuadas para compartir, "lo que las hace aún más peligrosas", terminan alertando desde el Ejecutivo comunitario.

Por su parte, el Parlamento Europeo cuenta con la Comisión Especial sobre injerencias extranjeras en todos los procesos democráticos de la Unión Europea, en particular la desinformación, de la que forma parte la propia Pagaza. Su labor se ha potenciado precisamente con la pandemia y desde su constitución ha elaborado también un grupo de trabajo con los parlamentos nacionales, al tiempo que ha desarrollado estrategias para hacer frente a las teorías conspiranoicas.

La CoFoE ofrece el contexto propicio para acercar a los ciudadanos al centro de acción de la UE y de esa forma dotarles de las herramientas necesarias para identificar y hacer frente a la desinformación. Esas noticias falsas no vienen solo desde actores extranjeros, como puede ser el caso de Rusia, sino también desde dentro, con los ataques al estado de derecho de Hungría o Polonia. Sin ir más lejos, los partidos y colectivos probrexit basaron su campaña de 2016 en una estrategia de desinformación y desgaste contra la UE en la que las redes sociales tuvieron una importancia muy alta.

En la lucha contra la desinformación, la Comisión Europea establece varias claves. La primera, explican, pasa por "comprender": es importante distinguir entre contenido ilegal y contenido pernicioso, pero no ilegal. Después, las fronteras son difusas entre las diversas formas de contenido falso o engañoso. "Hay que facilitar más datos para escrutinio público y mejorar las capacidades analíticas".

Dan importancia también al hecho de "comunicar". Durante la crisis, la UE ha ido incrementando su labor para informar a los ciudadanos sobre los riesgos e intensificar la cooperación con otros agentes internacionales con el fin de combatir la desinformación. "La Comisión ha refutado mitos sobre el coronavirus, lo que ha sido visto más de 7 millones de veces". El Servicio Europeo de Acción Exterior, junto con la Comisión, intensificaron la comunicación estratégica y la diplomacia pública en terceros países, incluida la vecindad de la UE. "Agentes externos y determinados terceros países, en particular Rusia y China, han participado en operaciones de influencia y campañas de desinformación en la UE, su vecindad y en todo el mundo", alertaron. 

Otra pata relevante es también la cooperación entre instituciones, con los Estados miembros, con las ONG y resto de entidades y con los usuarios, que son un activo fundamentale en el marco de la CoFoE. "La UE incrementará su apoyo y asistencia a los agentes de la sociedad civil, medios de comunicación y periodistas independientes en terceros países como parte del paquete Equipo Europa, e intensificará el apoyo para vigilar las violaciones de la libertad de prensa y abogar por un entorno más seguro para los medios de comunicación", sentencian.

Además, Bruselas hace hincapié en la "transparencia". La Comisión ha seguido de cerca las acciones de las plataformas en línea con arreglo al Código de Buenas Prácticas en materia de Desinformación. "Es necesario seguir haciendo esfuerzos, aumentar la transparencia y la rendición de cuentas", concluyen.

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