Las puestas de sol son uno de los fenómenos celestes que nunca dejan de despertar fascinación en las personas. Así lo reflejó el escritor Antoine de Saint-Exupéry en su famosa obra El Principito, donde su protagonista confesaba que le gustaban tanto los atardeceres que llegó a ver la puesta de sol 43 veces desde su pequeño asteroide B-612.

En el caso de la Tierra, teniendo en cuenta que siempre existe una zona iluminada por el Sol, ¿puede una persona ver más de un atardecer en un solo día? Teóricamente sí, apunta el físico Gerd Kortemeyer, profesor asociado en la Universidad Estatal de Michigan.

"Lo que tendrías que hacer, si quieres seguir la salida o la puesta del sol, es volar de manera que siempre estés justo en ese límite" entre el área de la Tierra que está iluminada y el área que no lo está, apunta en declaraciones que recoge Live Science.

Según indica Kortemeyer, eso significa permanecer en la misma posición relativa al Sol mientras la Tierra gira debajo de uno. En este sentido, habría que volar hacia el oeste a la misma velocidad que gira la Tierra, apunta el físico.

En el año 2014, el expiloto de la OTAN Jonathan Nicol, el fotógrafo Simon Roberts y el cineasta Tristan Patterson trataron de documentar esta hazaña siguiendo la puesta de sol en todo el mundo, a través de las 24 zonas horarias, como parte de una campaña publicitaria. 

Estuvieron ocho horas en total, ha explicado Roberts a Live Science. Para lograrlo decidieron volar sobre el Ártico, donde la circunferencia del planeta es menor respecto de su eje de rotación y la Tierra gira a 290 km/h.

El equipo despegó de Islandia y voló de norte a este hasta alcanzar el paralelo 80 norte y cero grados de longitud. A partir de ahí, se dieron la vuelta para comenzar el viaje hacia el oeste y perseguir la puesta de sol a través de Groenlandia y Canadá. 

"Esa sensación de anochecer y atardecer es algo extremadamente romántico. Intentar permanecer en ese estado durante 24 horas fue una idea maravillosa. En términos de concepto, creo que fue algo extraordinario intentar hacerlo", indicó Roberts.

En la época en que existía el Concorde, que alcanzaba una velocidad de 2.179 km/h, era posible que sus pasajeros pudiesen observar dos puestas de sol, una desde Londres y otra desde Virginia, en EE UU, explica el físico Kortemeyer. Sin embargo, este avión supersónico dejó de surcar los cielos en 2003.

Desde el espacio, los astronautas de la Estación Espacial Internacional son los más afortunados en este sentido: pueden llegar a observar hasta 16 amaneceres y 16 atardeceres al día.