A pocos días de que saliera su novela más ambiciosa, la que estaba destinada a catapultarle al éxito definitivo, las autoridades decretaron el confinamiento por la pandemia de la covid-19. Era marzo de 2020 y este autor pensó que lo que prometía ser un gran paso adelante iba a ser un desastre. Con las librerías cerradas, sin presentaciones ni promoción. Pero lo cierto es que aquella novela se convirtió en un éxito, se reimprimió en pleno confinamiento y desde entonces ha vendido unos 40.000 ejemplares, según la editorial. Se titulaba El mercader de libros y su autor es Luis Zueco (Borja, 1979), un hombre que vive en un castillo sin ser noble y ya es uno de los referentes del género histórico español.

Casi año y medio después, Zueco vuelve a las librerías con una nueva obra El cirujano de almas (Ediciones B, 2021), una historia sobre médicos y cirujanos a caballo entre los siglos XVIII y XIX y con la Guerra de Independencia como gran clímax. No oculta el escritor, mientras pasea por los pasillos y auditorios del Colegio de Médicos de Madrid, antiguo hospital San Carlos, uno de los escenarios de la novela, que quería homenajear a al personal sanitario tras lo pasado.

"Era muy fácil caer hoy en día en un homenaje banal a los sanitarios", asegura su editora, Clara Rasero, "pero Luis ha logrado crear un homenaje real, que muestra de dónde viene la medicina actual". A Zueco lo han comparado con Ken Follet y Noah Gordon, aunque Rasero cree que su autor es "mucho más thrillero y trilero que ellos".

El cirujano de almas nos traslada a la Barcelona de 1797 y pone a los lectores a la espalda de Bruno Urdaneta, un joven aprendiz de cirujano, cuando había una diferencia muy clara entre este oficio y el de médico. En ese mundo en transformación en todos los sentidos, científicos incluidos, Urdaneta marchará en pos de un secreto familiar que le llevará a Madrid y Cádiz en plena Guerra de Independencia. Intriga, aventuras, guerras, pandemias, partos, operaciones y amor se conjugan en la aventura de Urdaneta.

DAVID CORROCHANO

"Lo más difícil es es ser original siempre", explica Zueco cuando afirma que ha abandonado la Edad Media que le dio el éxito con su trilogía medieval ambientada en distintos hitos patrimoniales de Aragón (El Castillo, en Loarre; La Ciudad, en Albarracín; y El Monasterio, en Santa María de Veruela) y la Sevilla renacentista de El Mercader de libros para irse al siglo XIX en busca de nuevas historias originales: "Nunca había escrito nada en esta época y tenía ganas desde hacía tiempo". Y como aragonés, afirma que la época es "la de Goya, que me interesa y, que además de un genio, es paisano".

Además, revela la 'cocina' de sus novelas, basada en "poner capas" a las historias. En el caso de esta novela, a la primera y obvia de relatar una época donde "nació la medicina moderna", se suman otras capas y tramas, con distintos elementos y tonos. Para él, “toda novela histórica debe serlo de aventuras, pues la historia es la mayor de ellas. También una novela negra, porque la vida es misterio y búsqueda”.

Ante la efigie de Antonio Gimbernat y Arbós, impulsor del Colegio de Médicos donde estamos y personaje en la novela, Zueco confiesa que retratar la medicina ha sido una tarea compleja para ser fiel a la ciencia de la época y lograr que sea interesante y accesible para el lector. Confiesa el escritor que le resulto más útil consultar tratados médicos de la época que a doctores de hoy, cosa que también hizo -"los médicos, muchas veces, hablan con tecnicismos como si todos les entendiéramos"-.

Zueco muestra, con la historia de Urdaneta, la separación real que existía entre médicos -"de alto abolengo, se les consideraba filósofos depositarios de un saber médico ancestral"- y cirujanos -"humildes trabajadores manuales, con mala fama y sin formación reglada, pero que cargaban con la responsabilidad de de luchar cara a cara contra la muerte"-.

En su descenso a la época, Zueco se muestra horrorizado de algunas prácticas de entonces y de qué poco se valoraba la sanidad en aquel tiempo, incluso en las capas altas de la sociedad, "cuando la vigencia de las monarquías y las casas nobiliarias dependían de tener descendientes sanos", cuando ahora tenemos todos, o casi todos, claro "que le debemos todo".

El escritor es bien consciente de eso y no duda en recalcar que el alma de la novela es "la medicina" y el homenaje a los sanitarios. Durante el primer año de pandemia, Zueco no solo lanzó una novela y escribió otra; además asistió al nacimiento de su hija Martina. Asegura que ese hecho influyó notablemente en la novela y en su fondo.