Javier Puebla: "Lo ideal para un artista es no hacer nada más"

  • El escritor publica 'Es extraña la amistad', donde rescata a Frederic Traum, personaje de su exitosa 'Sonríe Delgado'.
El escritor Javier Puebla posa para '20minutos'.
El escritor Javier Puebla posa para '20minutos'.
JORGE PARÍS
El escritor Javier Puebla posa para '20minutos'.

La relación con sus personajes es tan intensa que va más allá del papel. El escritor Javier Puebla publica Es extraña la amistad (Algaida), en la que rescata a su antónimo. Dice que sí mismo que es un "improvisador".

Sus dos protagonistas están muy solos. El otro día me dijeron que eran dos perdedores que se necesitaban, pero es verdad que son muy solitarios, no lo había pensado...

Ha rescatado a Frederic Traum, de 'Sonríe Delgado', novela con la que quedó finalista en el Premio Nadal. ¿Cuánto se puede estirar un personaje? En mi caso, infinito, porque es mi antónimo, me lo inventé con 22 años. En aquella época era muy delgadito y él era una bestia; yo hablaba muy rápido, como ahora, y él hablaba su-per-des-pa-cio; yo soy buena gente y él es implacable. Lleva conmigo 40 años. Luego tengo otro que se llama Tigre Manjatan, con el que escribo en los periódicos y tiene más visitas que yo.

Lo de sacar a los personajes de la literatura, ¿es preocupante? Lo llevo perfectamente. Podría ser preocupante para alguien a quien le diese miedo, como es preocupante subir una montaña si alguien tiene vértigo. Yo carezco de vértigo.

¿Quedan cosas que contar de Traum? Muchísimas. De hecho, tiene libros publicados como Vivir en Nueva York, que es complicado de encontrar. Y tuvo un grupo de rock en Londres. Tengo pensado un libro que se llamaría La teoría del antónimo y también una continuación de Es extraña la amistad, titulada El gordo y el flaco. Se me ocurren cosas por un tubo y no llego.

"Siempre que dejo un libro en el cajón lo tengo suficientemente acabado"

Ha tardado 17 años en publicar esta novela y le pasó parecido con 'Sonríe Delgado'. ¿No pierde el hilo? Siempre que dejo un libro descansando en el cajón lo tengo suficientemente acabado. Cuando vuelvo, me lo leo entero y yo he cambiado, y al principio tengo que reprimir la tentación de cambiar cosas. De hecho, el final original de esta novela era muy diferente. El personaje de Sañudo está inspirado en mi mejor amigo y, curiosamente, este murió dos años después. Tengo una relación muy mágica con la gente y las cosas, porque soy improvisador.

¿Lo sórdido atrae más que lo bonito? Ambos son muy atractivos. Tengo una frase de algo a lo que llamo Sosiego, antilibro, donde voy anotando cosas, que dice: "La juventud y la plenitud son el diablo, la niñez y la vejez son Dios, no hace falta creer para comprender eso". Si eres frágil, te atrae más lo bonito, pero si estás lleno de potencia lo sórdido es muy interesante, porque piensas que eres más grande y puedes con ello.

¿Cómo es el día siguiente a quedar finalista del Nadal? Es un día fantástico. Primero estaba un poco aterrorizado, porque el sitio estaba lleno, pero luego en el escenario dieron las luces y me sentí como James Cameron cuando le dieron los Óscar a Titanic. Tú siempre estás trabajando en silencio, pero te consideras el no va más, y de repente el mundo te ve. Todo lo que has vivido hasta ese momento cobra sentido. Es un momento muy lenitivo, un regalo, hay que disfrutarlo al máximo.

Tiene un taller de escritura. Sí, intenté matarlo, pero no se moría. Había un tío muy interesante, un chaval que tiene 19 0 20 años ahora, que hacía ciencia ficción y no se iba; alrededor empezó a crecer otra vez gente y ahora tengo cuatro o cinco alumnos. Es muy bonito, pero también pago un precio alto por hacerlo, porque es la misma energía que se utiliza para escribir. Lo ideal para un artista es no hacer nada, ser solo artista.

Si puede vivir de eso sí... Claro, por eso el arte casi siempre lo ha practicado gente de posibles.

El escritor Javier Puebla.
El autor tiene terminada otra novela, titulada 'Cienosos'.
JORGE PARÍS

¿Enseñar a otros lo que uno tiene en la cabeza es difícil? No, porque no enseño nada. Los veo como a mí mismo, los voy descubriendo y voy consiguiendo que desarrollen su propia voz. Y luego la relación es fantástica, porque vienen como rosas mustias y salen como flores recién regadas. Me da muy buen rollo.

¿Escribe todos los días? Tengo el 'antilibro' y mi diario es un estudio permanente: ahora, por ejemplo, estoy escribiendo en tercera persona. Algún día fallo, porque como artista tengo el derecho a vacaciones absolutas y me puedo quedar mirando a la ventana quince horas. Me lo puedo permitir mientras coma.

¿En qué situación extraña se le ha ocurrido una idea para un libro? Todo el tiempo. Un escritor trabaja 25 horas al día, lo tienes despierto todo el tiempo en segundo plano.

Entonces, lo del folio en blanco... Como dice mi amigo Lorenzo Silva, cuando hay que hacer algo se hace y punto. Tú me dices ‘dentro de un cuarto de hora quiero un artículo sobre el Atlético’ y no tengo ni idea de fútbol, pero dentro de un cuarto de hora está. Que me quede mejor o peor... pero casi da igual, menos tiempo tienes para juzgarte.

Tiene otra novela, Cienosos. La hice en 40 días. En la pandemia subí a la sierra y volví con una novela. Cienosos era el sobrenombre de un amigo, Montxo Dixie, que era mi ilustrador y murió de un infarto. Prometí al mundo que lo mantendría vivo, porque una cosa que se puede hacer como escritor es mantener viva a la gente que quieres. Aún no la he leído.

Uno de sus personajes dice: "A los 45 habría que borrar la palabra amistad del diccionario personal de un hombre". ¿Lo comparte? No, a mí me parece de lo más importante del mundo. Es el único espacio de las relaciones humanas que no está regulado por el derecho; no puedes buscar a un tercero para que me obligue a nada.

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