Hace exactamente una semana desde que Alba Carrillo decidió abandonar el plató de Secret Story de manera inesperada. Lo hizo durante una pausa publicitaria del formato, que comenzó a las 20:00. Según dijo en un directo desde su Instagram mientras lloraba, estaba harta del partidismo del formato, que se había posicionado con el bando minoritario, el de Adara Molinero.

Alba Carrillo abandona el plató de 'Secret Story' y asegura que el programa es un 'GHVIP 8': "Luego que si baja la audiencia"

También afeó algunos comentarios durante su última gala por parte de Elena Rodríguez y Miguel Frigenti, aunque este negó todas sus acusaciones desde sus redes sociales. La modelo tomó la decisión tras varias semanas quejándose por estos mismos motivos; sin embargo, este martes 12 de octubre hubo un giro de guion en la actitud de la colaboradora, que entonó el mea culpa y se reincorporó al formato en calidad de defensora de su madre, Lucía Pariente.

Fue Carlos Sobera el presentador tanto en la gala en la que se despidió Carrillo como en la que se reincorporó, quien anunció su regreso, destacando el "desplante olímpico" de la modelo la semana anterior hacia el programa. Después, el comunicador dijo que la organización había decidido darle una segunda oportunidad a la hija de Lucía Pariente en el nombre de la deportividad.

¿Croqueta, 'Dirty Dancing' o beso?

Entonces habló la protagonista, que apuntó que no se debía de hacer lo que ella hizo la semana anterior al irse sin previo aviso. En esa línea, quiso pedirle perdón al programa, al público, a Sobera y a su madre, a la que tenía la obligación de defender. Por su parte, el público aplaudió sus palabras, pero la cosa no quedó allí.

Carrillo tuvo que hacer una cosa más para reincorporarse, y eligió entre varias opciones: croqueta con doble mortal tirabuzón, hacer el baile de Dirty Dancing, y por último, un beso con Miguel Frigenti, eligiendo esta última opción. Queda esperar para saber si el beso reconciliador hace su efecto o si, en unos días, Frigenti y Carrillo volverán a lanzarse dardos verbales sin parar.