Un matrimonio de 90 años, forzado a vivir en una lancha por el volcán: "La casa me da igual, me preocupan los gatos"

La lava del volcán, cayendo sobre el barrio de Todoque.
La lava del volcán, cayendo sobre el barrio de Todoque.
EFE
La lava del volcán, cayendo sobre el barrio de Todoque.

Luis y Margarite, un matrimonio de 90 y 80 años, son dos de los casi 6.000 habitantes que han tenido que ser evacuados de sus hogares ante el avance de la colada del volcán de Cumbre Vieja (La Palma), en erupción desde hace ya más de una semana. Ahora, se han visto forzados a recurrir a la lancha que poseen para pasar las noches. 

Su casa, en el barrio de Todoque, no ha sido sepultada todavía por el material magmático que arrasa con viviendas y campos, y tienen la esperanza de que nunca llegue a hacerlo. Pero mientras tanto, y ante la imposibilidad de volver a su hogar por el peligro todavía latente ante el avance de la lava, han recurrido una lancha como sitio en el que dormir y, en definitiva, vivir, hasta que encuentren otra opción, según han relatado en 'Espejo Público'. 

Instalarse en la embarcación de recreo que poseen es, según ha señalado Luis, "la única alternativa", porque "las posibilidades de encontrar un hotel eran nulas". Sí que estuvieron anteriormente en los espacios habilitados para los desalojados por el volcán, pero en uno de los últimos traslados decidieron instalarse a la lancha. 

Mientras tanto, un policía municipal que tiene la casa allí también mantiene informado al matrimonio, cuya vivienda ha quedado completamente incomunicada y aislada por la lava, que arrasó con la principal vía de acceso a la población.

Aun así, su mujer, Margarite, ha reconocido que una de sus mayores preocupaciones son los tres gatos que ha dejado atrás, en su casa: "Los he dejado allí porque pueden beber agua de la piscina y dejé cinco kilogramos de pienso dentro de la casa para que puedan alimentarse". 

No sabe si correrán la misma suerte que los cientos de ciudadanos que han visto cómo su casa quedaba sepultada bajo la lava. "Nadie lo sabe", asevera. Lo que sí que sabe es que no le preocupa el hecho de que la lava llegue al mar, lo que dificultaría las posibilidades de volver a su hogar por la única vía factible ahora mismo: el mar. "Eso no me importa. Mientras la casa esté bien y los gatos también, no me importa nada", concluye la mujer. 

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