"Europa está en peligro, enfrenta nuevas amenazas", ha dicho este miércoles el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, en la presentación de una nueva estrategia de defensa para la Unión. "El punto de partida de la Brújula Estratégica -como se ha llamado al nuevo plan de seguridad europeo-", explicó el jefe de la diplomacia europea, que pide poner el foco también en las amenazas híbridas. Y se da justo en un momento de crisis en la frontera entre Polonia y Bielorrusia por la llegada masiva de migrantes.

En ese contexto, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha abierto la puerta a fortificar la frontera polaca, algo de lo que se ha desmarcado la Comisión. Está previsto además que los 27 extiendan, seguramente el lunes, las sanciones contra Bielorrusia. Pero el debate puede ir más allá y hay que preguntarse sobre la viabilidad o la necesidad de crear un ejército europeo. Borrell asume que ahora la Unión es un "súbdito" de Estados Unidos, y quiere que eso deje de ser así, pero hay una serie de incógnitas que resolver:

¿Qué dicen los Tratados?

El Tratado de la Unión Europea se refiere a la defensa en su artículo 42. "La política común de seguridad y defensa forma parte integrante de la política exterior y de seguridad común. Ofrecerá a la Unión una capacidad operativa basada en medios civiles y militares. La Unión podrá recurrir a dichos medios en misiones fuera de la Unión que tengan por objetivo garantizar el mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional, conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La ejecución de estas tareas se apoyará en las capacidades proporcionadas por los Estados miembros", recogen. Eso sí, las decisiones en materia de defensa tienen que darse "por unanimidad" en el Consejo Europeo, y los pasos que se den tienen que hacerse respetando también las decisiones de la OTAN.

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¿Qué quiere decir todo esto? Que se trata de una competencia de los propios Estados miembros, en la que la UE tiene escaso margen de maniobra, más allá de que la Comisión pueda hacer propuestas -como sucede también con la política de migración y asilo-. "El Consejo adoptará por unanimidad, a propuesta del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad o a iniciativa de un Estado miembro, las decisiones relativas a la política común de seguridad y defensa", se añade en el Tratado.

¿Qué dicen los países?

En este sentido, los países miembros de la UE se dividen en dos, digamos, bandos: por una parte se sitúan los Estados miembros que prefieren la formación de un ejército europeo, conocidos como europeístas. Ahí están pesos pesados como Francia o Alemania, y también España e Italia. En el otro bloque están los llamados atlantistas, que defienden que la UE siga apegada a los pasos que dé la OTAN, como sucede actualmente y que genera una dependencia de Estados Unidos. Eso es lo que, en parte, está ocurriendo con el caos en Afganistán. En ese segundo grupo están otros Estados miembros como Portugal o Hungría.

Los europeístas entienden, como dijo Borrell, que si se sigue la guía de la OTAN la UE no podrá alcanzar sus objetivos estratégicos. La autonomía estratégica de la Unión pasa por terminar "con la dependencia" en algunas áreas, como la militar. El presidente francés, Emmanuel Macron, de hecho, llegó a decir que la OTAN estaba "en muerte cerebral" y Merkel habló de una pérdida de confianza con los aliados, entre ellos lógicamente Washington.

¿Qué puede hacer España? La posición de España en esto, sin ser tan clara, está cerca de los europeístas y ya está sobre la mesa la posibilidad de que Sánchez pueda impulsar una especie de UME a nivel europeo, con la idea de actuar en situaciones de emergencia. España se ha convertido en un referente para la evacuación de colaboradores y personal diplomático y se ha convertido en el centro de mando para la llegada de los trabajadores de los diferentes Estados miembros en el país. En ese bloque junto a Francia y Alemania también están otros países como Bélgica o Italia.

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Por el otro lado, entre otros, Portugal, Eslovaquia, Polonia, República Checa o Hungría son firmes apoyos para la OTAN por su cercanía con Estados Unidos, pero quizás lo sucedido en Afganistán les pueda hacer cambiar de opinión, pero en todo caso la unanimidad necesaria para que la opción del ejército europeo sea factible sigue muy lejana. Y es que algunos de los Estados de este bloque, como es el caso húngaro, llevan años frenando cualquier tipo de integración profunda.

¿Qué posibilidades reales hay de que se forme ese ejército europeo?

La realidad es que, hoy por hoy, la creación de un ejército europeo no parece viable, fundamentalmente por esas divisiones entre países miembros. Agilizar el proceso exigiría o bien alcanzar una unanimidad que ahora mismo es una quimera o bien reformar los Tratados, para lo que, paradójicamente, también se necesita un pleno de votos a favor. La idea de momento todavía está en sus primeros pasos, pero de llevarse adelante el proceso sería muy largo y costoso, a pesar de que la UE ya cuenta con experiencias similares con el cuerpo de control de fronteras, Frontex, o el grupo de agentes policiales, Europol.