¿Qué ocurre después de apagar un gran incendio forestal? ¿Qué urge hacer?

Vista general de la zona afectada por el incendio forestal de Navalacruz.
Vista de la zona afectada por el incendio forestal de Navalacruz.
EFE/Juan Carlos Hidalgo
Vista general de la zona afectada por el incendio forestal de Navalacruz.

"El verdadero drama ecológico, económico y social comienza una vez se considera extinguido el incendio" dicen los ingenieros forestales que, después de cada gran fuego, vuelven a exigir a la Administración "planificación y agilidad para la recuperación de terrenos" quemados. 

Según el blog 'Educación Forestal', este año se han producido 18 Grandes Incendios Forestales en España. Los de Navalacruz (Ávila, 22.000 ha), Arico (Tenerife, 3.088 ha) y Liétor (Albacete, 2.000 ha) han sido los más graves.

Apagados los fuegos. Ahora, ¿qué? El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos forestales advierte de que "cuando un monte se quema se desencadena una serie de procesos cuyos efectos y consecuencias es necesario evaluar antes de acometer cualquier trabajo de restauración", porque cada incendio es diferente- Varía la intensidad y superficie recorrida por el fuego, las características del medio sobre el que se ha producido y las consecuencias sobre el entorno.

En palabras de Pilar Marcos, responsable de Biodiversidad de Greenpeace España, tras un gran incendio es  muy necesario actuar rápido "para que la pérdida sea la menor posible y la recuperación vegetal rápida, pero no sin antes observar cómo se ha adaptado el terreno al efecto de las llamas".

Evaluación previa a los trabajos

Los ingenieros forestales recomiendan hacer enseguida un informe para evaluar las pérdidas en enseres y bienes incendiados: vehículos, casas, apriscos, cercas, colmenas, etc. Contabilizar la pérdida de vidas humanas, de especies vegetales y animales y sobre todo del medio rural que depende del monte. Tener en cuenta que los incendios dañan también las redes de agua potable y las infraestructuras públicas, como carreteras o núcleos urbanos, y valorar la erosión de suelos, que puede traer inundaciones o deslizamiento de tierras, y un empobrecimiento del suelo afectado por las llamas. Con pérdidas de  producciones forestales tales como madera, leña, setas, corcho, piñón, pasto, montanera, etc.

"Las administraciones no planifican las actuaciones con vistas a largo plazo, carecen de la agilidad necesaria para ejecutar los trabajos de corta de madera y de recuperación del terreno

En toda evaluación correcta no puede faltar, añaden los forestales, los "daños emocionales" sobre las poblaciones del entorno que ven desaparecer en pocos minutos un paisaje que ha formado parte de su vida.

¿Qué hay que recuperar primero?

La recuperación de los terrenos incendiados requiere, según estos técnicos, "plantear objetivos a largo plazo sobre los terrenos quemados", preguntarse qué clase de bosque y con qué funciones se quiere tener en treinta o cuarenta años". Los forestales proponer "fomentar la regeneración natural del bosque". Creen necesario respetar y potenciar la aparición de yemas y semillas que hayan superado el fuego, ya que son las que brotarán a la primavera siguiente. "Son la mejor herencia del bosque quemado", aseguran. 

En los incendios de verano, además, es más importante que nunca actuar con urgencia en los trabajos de recuperación. "Antes del 1 de abril del año siguiente al fuego deben haberse completado las tareas para que las nuevas plantas que nacen de semilla o de la cepa puedan crecer sin problemas en su fase más delicada",. A su vez "la madera debe extraerse lo más rápidamente posible tras el incendio, ya que su extracción cuando hayan brotado las nuevas plantas podría acabar con la regeneración natural".

Administraciones "poco ágiles"

Los expertos en recuperación de montes denuncian que las administraciones "no planifican las actuaciones con vistas a largo plazo, carecen de la agilidad necesaria para ejecutar los trabajos de corta de madera y recuperación del terreno con la urgencia que se precisa". También señalan que no le prestan la misma atención presupuestaria a los trabajos de recuperación como le prestan a los trabajos de extinción, que no prevén la posibilidad de que los trabajos de recuperación comiencen inmediatamente tras el incendio. En definitiva, denuncian que "no existe capacidad organizativa y voluntad financiera para hacer frente a las consecuencias de los grandes incendios forestales".

"Ya no vale con contratar de manera temporal más cuadrillas de extinción, de mayo a septiembre, así no nos estamos adaptando (al cambio climático)"

El colegio de ingenieros forestales y técnicos forestales considera que la noticia que den los medios de comunicación no debe ser sólo el suceso del incendio, sino que debe procurarse una información de las consecuencias. "La auténtica catástrofe suele venir después del incendio de grandes proporciones puesto que una inadecuada planificación y ejecución de los trabajos de recuperación incrementa el desastre ecológico, social y económico que originan los incendios".

Ahora que el Gobierno planea declarar "zona catastrófica" aquellas CC AA con graves incendios, con las ayudas que ello conlleva, Raúl de la Calle, secretario general del colegio de ingenieros técnicos forestales opina que puede ser positivo, "si además de atender a las personas que lo han sufrido en primera persona, supone una mayor financiación para la restauración forestal".

Pilar Marcos, de Greenpeace, por su parte, pide agilizar una actualización de la gestión del medio rural acorde al reto del cambio climático. "Lo que estamos demandando desde hace tiempo es una gestión de los incendios diferente. Ya no vale con contratar de manera temporal más cuadrillas de extinción, de mayo a septiembre, así no nos estamos adaptando", lamenta Marcos. Y en relación a la declaración de zona catastrófica donde haya habido un gran incendio, Marcos saluda el apoyo económico a ganaderos y otra población afectada, pero insiste en la necesidad de invertir en gestión del paisaje, "todo el año".

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