Hijo, hermano y padre de actores, Carradine (nacido John Arthur Carradine) deambuló por producciones de bajo nivel hasta que en 1972, gracias al Caine de Kung Fu, su nombre fue conocido en todo el mundo. Aunque el personaje iba a ser para Bruce Lee y Carradine no dominaba las artes marciales, finalmente el papel recayó en Carradine, que lo interpretó durante tres temporadas y 46 capítulos.
Estigmatizado por su personaje televisivo, Carradine no pudo repetir éxito en la gran pantalla. Dentro de una larga retahila de películas olvidables, quizá sus mejores papeles fueron en Esta tierra es mi tierra, El huevo de la serpiente (donde le dirigía Ingmar Bergman) o Malas calles (a las órdenes de Martin Scorsese). También tuvo experiencias con realizadores españoles, como cuando rodó Río Abajo a las órdenes de José Luis Borau.
Pero fue muchos años después cuando, gracias a Tarantino, Carradine volvió a probar las mieles del éxito. Su rol protagónico en Kill Bill, encarnando al Bill que da nombre a la película y al que Uma Thurman trataba de aniquilar, le permitió recuperar la popularidad perdida. Gracias a este trabajo Carradine recibió abundantes ofertas y participó en varios programas de telerrealidad en EE UU.
Sin problemas conocidos de salud -participó en catorce películas sólo durante 2009-, su muerte no ha sido todavía aclarada. Los medios tailandeses, primeros en difundir la noticia, se apresuraron a asegurar que su cadáver había sido encontrado ahorcado en el armario de su habitación de hotel. Su agente se aprestó a desmentirlo, afirmando que el deceso se produjo por causas naturales.
Además de más de 120 películas e incontables apariciones televisivas, Carradine deja viuda, cuatro ex esposas y dos hijas, Calista y Kansas, también dedicadas a la actuación.
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