El talento fluye por la sangre de los Bowie, o por lo menos el jueves quedó patente después de ver Moon, la ópera prima de Duncan Jones (nombre artístico del hijo de David Bowie).

El realizador novel se ha empeñado en revitalizar un género en horas bajas, el de la ciencia ficción, con una historia de un minero en la Luna que,

después de tres años de trabajo en solitario, empieza a tener alucinaciones cuando se acerca la hora del regreso a la Tierra.

Moon, estrenada en el pasado

Sundance,

está llamada a ser uno de los pelotazos indies del año. Lo tiene todo, desde los orígenes del director, el concepto minimalista del proyecto (

Sam Rockwell carga con todo el peso de la cinta junto a la voz en off de

Kevin Spacey) y la gran economía de recursos que el realizador lleva a cabo para narrar una historia sobre la identidad y los límites del ser humano.

Una metáfora perfecta

Jones es licenciado en filosofía, una carrera que no le ha impedido acabar detrás de una cámara. "Hacer cine era la única opción válida.

Sólo podría haber hecho esto, dar clases o acabar en la calle convenciendo a la gente de que mi visión del mundo es la verdadera", aclaraba en una entrevista durante la presentación de la cinta.

Tiene muchas papeletas para estar en el próximo festival de Sitges

En un panorama como el actual, en el que el cine de ciencia ficción está perdiendo fuerza, Jones aclara que los motivos por los que ha escogido un género tan en desuso para su primer trabajo llegaron después de un relación a distancia.

La idea le sorprendió después de una dolorosa ruptura sentimental. "Esa sensación de aislamiento era una metáfora perfecta de lo que quería para mi historia", reconocía.

Moon tiene muchas papeletas para estar en el próximo festival de Sitges, una cita ideal

para que la cinta de Jones se de a conocer entre el público español. Si su carrera sigue como hasta ahora (buenas críticas en Sundance, Tribeca...), su camino hacia la categoría de película de culto parece asegurado.