Perfil | Edmundo Bal, un experto en retos ante el desafío de mantener vivo a Cs

Ilustración de Edmundo Bal.
Ilustración de Edmundo Bal.
Eulogia Merle
Ilustración de Edmundo Bal.

"Podía haberme quedado en mi zona de confort, pero cuando me pide esto Nacho doy un paso adelante". Esta frase -pronunciada por Edmundo Bal tras aceptar ser candidato de Ciudadanos en sustitución de Ignacio Aguado para las elecciones autonómicas del 4-M- define una de las principales características de su personalidad. En ese momento, asumía el difícil reto de representar a su partido en la carrera electoral. Y lo asumía en un momento en el que Ciudadanos se juega no solo la permanencia de su grupo en la Asamblea de Madrid, sino también su propia supervivencia como formación clave en el panorama político nacional. Ese salto al vacío, ese salir de su "zona de confort" y ese dar "un paso adelante" le acompañan recurrentemente a lo largo de su vida profesional.

Edmundo Bal (nacido en Huelva en 1967 y criado en Madrid desde que era niño) ya ha escapado de su zona de confort en anteriores ocasiones. La más sonada fue cuando, siendo responsable de la sección penal de la Abogacía del Estado, tuvo que decidir qué cargo pedía para los acusados del procés en el escrito que debía enviar al Tribunal Supremo. Siguiendo su criterio profesional y jurídico, podía solicitar para ellos el cargo de rebelión, al entender que había habido uso de la violencia; o podía seguir el criterio que indicaba la Fiscalía y rebajarles la petición a sedición, lo que implicaba reducir a la mitad el tiempo que pasarían en la cárcel.

"Podría haberme quedado en mi zona de confort, pero cuando me pide esto Nacho doy un paso adelante"

Finalmente atendió a sus principios profesionales y se negó a rebajar el cargo a sedición. Esta decisión -esta salida de su zona de confort- le costó su puesto: la abogada general, Consuelo Castro, y la entonces ministra de Justicia, Dolores Delgado, le destituyeron como responsable penal de la Abogacía. "Me cesaron porque querían que mintiera y no lo iba a hacer", se defendió después.

Aquel fue el último paso adelante que dio en su trayectoria jurídica, pero antes de esa intervención en el caso del procés ya había participado en otras causas de envergadura. Como jefe penal de la Abogacía dirigió la acción jurídica del Gobierno en el juicio a la red Gürtel y en la causa contra la familia Pujol. En su alegato final ante la Audiencia Nacional por la trama de corrupción liderada por Correa pidió al tribunal que dictara "una sentencia ejemplar para que el empresario español que se vea en la tentación de sobornar sienta miedo". También dirigió la ofensiva para llevar al banquillo a futbolistas como Messi, Cristiano o Neymar por delito fiscal tras ocultar a Hacienda el pago de millones de euros. Todas estas causas le valieron la imagen de azote de los corruptos y los defraudadores.

Su purga en la Abogacía del Estado, su lucha contra la corrupción, su firmeza contra los acusados del procés independentista y su capacidad para asumir retos le pusieron en el camino de Ciudadanos. Cuando Delgado apeó a Bal de la Abogacía, el entonces presidente del partido liberal, Albert Rivera, vio en él un activo que encajaba en el mensaje que quería trasladar su formación. Y le ofreció formar parte de las listas para las elecciones de abril de 2019. Fiel a su estilo, Edmundo Bal no dudó en salir, una vez más, de su zona de confort.

"Me cesaron porque querían que mintiera y no lo iba a hacer"

En esa legislatura fallida, fue nombrado portavoz adjunto, trabajando codo con codo con Inés Arrimadas. En las siguientes elecciones -en noviembre de ese año, las de la debacle de Ciudadanos- se quedó a un paso de entrar en el Congreso como diputado. Pero la retirada de Rivera le permitió recuperar su acta. Y, durante la baja por maternidad de Arrimadas, se convirtió en la cara visible de Ciudadanos. Otro reto más. Otro paso adelante que le situaría al frente de un grupo parlamentario diezmado y con menos capacidad de influencia en la política española.

Con la ruptura del pacto de coalición de Ayuso con Aguado en la Comunidad de Madrid y la convocatoria anticipada de elecciones, todos los ojos del partido -e incluso fuera de él- se fijaron en Edmundo Bal como la persona capaz de mantener vivo a Ciudadanos en Madrid. Ignacio Aguado, que hasta el momento había sido vicepresidente de la Comunidad, tenía el apoyo de Inés Arrimadas para volverse a presentar como candidato. Pero, finalmente la convencieron de que cambiara el cartel electoral. Y se decidió por Edmundo Bal. Él, de nuevo, aceptó el desafío cuando se lo propusieron y así lo resumió en su comparecencia de presentación como precandidato: "Defiendo las políticas moderadas, sensatas y de centro pensando solo en los madrileños. Soy consciente del reto que esto supone y sé lo que voy a tener que trabajar, pero me encantan los retos, si no no estaría aquí".

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