El último cuadro de Gustav Klimt vuelve a casa cien años después

La 'Dama del abanico' de Klimt en el Museo Belvedere.
La 'Mujer con abanico' de Klimt en el Museo Belvedere.
BELVEDEREMUSEUM / TWITTER
La 'Dama del abanico' de Klimt en el Museo Belvedere.

Gustav Klimt estaba dando las últimas pinceladas a Mujer con abanico cuando el 11 de enero de 1918 sufrió una apoplejía. Murió cuatro semanas después, dejando inacabado un cuadro que se expone ahora en Viena por primera vez en cien años como eje de una muestra sobre su obra inconclusa.

"Las últimas piezas de un artista siempre están rodeadas de un aura especial, y Mujer con abanico y La novia no son ninguna excepción", explica Stella Rollig, directora de la Galería Belvedere, donde desde hoy y hasta febrero de 2022 puede verse la muestra Mujer con abanico: las últimas obras de Klimt.

La exhibición de esos dos cuadros juntos cierra ahora un círculo que se abrió hace más de cien años, cuando poco después del fallecimiento de Klimt, se tomó una foto en su estudio que muestra esas dos obras una al lado de la otra.

Aunque La novia lleva en los fondos del Belvedere desde 1971, Mujer con abanico se expone ahora en Viena por primera vez desde 1920, tras un complicado periplo de idas y venidas de Austria, incluida una exportación y venta sin permiso que nunca fue del todo aclarada.

Rudolf Leopold, uno de los coleccionistas de arte más importantes de Austria adquirió el cuadro, en algún momento después de la década de 1960, y en 1981 pidió un permiso temporal de exportación para exponerlo en Tokio.

La obra fue expuesta al público por última vez en 1994, cuando fue subastada en Nueva York por 9,3 millones de euros, una operación que las autoridades austríacas investigaron, ya que Leopold no pidió autorización para sacar el cuadro del país.

El caso nunca se aclaró y, de hecho, la obra puede verse ahora en Viena gracias a una especie de amnistía y a la cesión temporal de su actual dueño, cuya identidad se desconoce.

Además de esos dos cuadros, la pequeña pero intensa exposición exhibe otros tres trabajos inacabados de Klimt: Amalia Zuckerkandl, Adan y Eva y Mujer de blanco.

También se muestran ocho páginas de su cuaderno de esbozos y reproducciones de dos de sus últimos trabajos, destruidos en 1945 en el incendio del castillo donde los nazis los habían escondido tras haberlos expoliado.

En el tuit el Museo Belvedere escribe: "Hoy, la Secretaria de Estado de Cultura, Andrea Mayer, ha dado la bienvenida a la nueva celebridad invitada en el Belvedere junto con la Directora General, Stella Rollig: Gracias a los esfuerzos conjuntos de ambos, la Mujer con Abanico podrá volver a verse en Viena a partir del 25 de marzo".

¿QUIÉN ES ELLA?

"Klimt disfrutaba mucho de la compañía de las mujeres", explica a Efe el comisario de la exposición, Markus Fellinger, quien señala que la mujer que aparece en el cuadro fue probablemente una modelo o bailarina y que la obra es un ejemplo de la "belleza vienesa", uno de los temas favoritos de Klimt.

Según Fellinger, las obras más importantes del maestro fueron inspiradas por temas como la dicotomía entre la vida y la muerte y el origen de la vida, por lo que la sexualidad y el erotismo son elementos importantes en sus obras.

ÚLTIMA ETAPA ARTÍSTICA

A su inesperada muerte, a los 56 años, Klimt no solo dejó varias piezas sin terminar, sino que "estaba empezando una nueva etapa artística" que no pudo desarrollar, relata el comisario.

En esa nueva faceta, Klimt da la réplica a artistas como Van Gogh, Matisse e incluso a jóvenes expresionistas, que le impulsaron a crear obras con tonos más vibrantes y pinceladas más gruesas, que contribuyen a crear un expresivo lenguaje visual.

"Es sorprendente que una pintura así, con colores tan vivos y un tono erótico, fuera creada por un hombre melancólico que vivía aislado", resumió Fellinger durante la presentación de la muestra.

MÁS ALLÁ DE LA IMAGEN

"Gustav Klimt redefinió la idea del cuadro como imagen", explica el comisario al recordar que, incluso en esa nueva etapa, mantuvo el principio de su periodo dorado de tratar a sus obras "como si fueran joyas".

La diferencia, señala el experto, es que mientras en sus cuadros más conocidos como Adele dorada, El Beso o Judith recurre al dorado y tonos metálicos para transmitir ese efecto, en sus últimos trabajos lo hizo a través del lenguaje visual "que transmitía emoción y una actitud de aceptación de la vida"

Mostrar comentarios

Códigos Descuento