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Carmen Beneytez: "Todos los estudios coinciden en que la ansiedad es más frecuente en personas con autismo"

  • Carmen Beneytez es especialista en ansiedad y bienestar emocional en autismo y Orientadora en el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica específico de TEA de la Comunidad de Madrid.
  • "Es muy importante que las personas cercanas estén muy atentos a cualquier cambio en su comportamiento que pueda indicar malestar emocional"
La doctora Carmen Beneytez, investigadora especialista en ansiedad y bienestar emocional en autismo.
La doctora Carmen Beneytez, investigadora especialista en ansiedad y bienestar emocional en autismo.
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La doctora Carmen Beneytez, investigadora especialista en ansiedad y bienestar emocional en autismo.

La ansiedad, tal y como se puso de manifiesto en el II seminario sobre Bienestar emocional y salud mental infanto-juvenil en el trastorno del espectro del autismo, organizado por la Confederación Autismo España y la Fundación Probitas, es uno de los problemas de salud mental más frecuente entre las personas con autismo.

La doctora Carmen Beneytez, investigadora especialista en ansiedad y bienestar emocional en autismo y Orientadora en el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica específico de TEA de la Comunidad de Madrid, nos cuenta en esta entrevista por qué ocurre esto y cómo afrontarlo.

Según datos de Autismo España, el 27% de las personas con autismo tiene alguna condición asociada a la salud mental. ¿A qué se debe?

En salud mental, la comorbilidad, es decir, la existencia de varios diagnósticos en la misma persona, es la regla en lugar de la excepción. Por ello, en los últimos años está cobrando mucha relevancia el enfoque transdiagnóstico, que consiste en entender los distintos trastornos desde los mecanismos que comparten. Es muy curioso ver cómo los mecanismos de vulnerabilidad que están en la base de los trastornos emocionales son muy frecuentes en las personas con autismo.

"El choque entre las dificultades inherentes al autismo y la falta de comprensión y de aceptación precipitan el desarrollo de síntomas de ansiedad"

¿Cuántos de estos problemas asociados tienen que ver con el autismo directamente y cuáles se deben más al contexto, a problemas derivados de su condición…?

Las últimas investigaciones apuntan a una relación específica entre el autismo y dos condiciones muy frecuentes, el TDAH y la ansiedad social. El resto de las condiciones de salud mental han de ser consideradas como trastornos independientes del TEA.

La ansiedad, en la que eres experta, es el trastorno más común. ¿Qué prevalencia tiene entre las personas con TEA?

Existe una gran variabilidad en las cifras de prevalencia de unos estudios a otros, que hunde sus raíces en la complejidad de la detección de la ansiedad en personas con TEA. En lo que sí coinciden todos los estudios es en que la ansiedad es más frecuente en personas con TEA.

¿Qué lleva a las personas con autismo a tener más ansiedad?

Los detonantes de la ansiedad en el autismo debemos comprenderlos desde un enfoque interactivo, es decir, en la interacción entre las características propias de las personas con autismo y un entorno en el que con frecuencia se sienten como una pieza que no encaja. El choque entre las dificultades inherentes al autismo y la falta de comprensión y de aceptación por parte del entorno que les rodea precipita el desarrollo de síntomas de ansiedad.

¿Tiene la misma incidencia en todas las edades?

La ansiedad va evolucionando en función de los desafíos a los que nos tenemos que enfrentar en cada etapa vital, y aunque es difícil trazar un patrón general de evolución de la ansiedad en las personas con TEA, es habitual encontrar dos periodos críticos: la primera infancia y la adolescencia. En el primer caso, los síntomas de ansiedad aparecen con frecuencia vinculados a la hipersensibilidad sensorial, que les lleva a desarrollar fobias específicas relacionadas con aspectos sensoriales. En la adolescencia, aparece ligada a la intolerancia a la incertidumbre que conllevan los cambios propios de esa etapa y a una mayor conciencia de sus diferencias y dificultades.

¿Por qué es más frecuente entre el sexo femenino?

En el caso de las adolescentes y las jóvenes con autismo hay dos aspectos que aparecen vinculados a altos niveles de ansiedad y malestar emocional. El primero de ellos está relacionado con que muchas de ellas no han sido diagnosticadas o han recibido el diagnóstico de forma tardía. Ello provoca que se tengan que enfrentar a sus dificultades sin contar con los apoyos necesarios. El segundo aspecto es que el fenotipo autista femenino se caracteriza por una mayor motivación social. Las niñas y las jóvenes con autismo desean ser incluidas en los grupos sociales y, con frecuencia, sufren rechazo. Ello les lleva a desarrollar conductas de enmascaramiento. El esfuerzo de tener que estar representando continuamente un personaje que no coincide con lo que realmente son y sienten tiene un gran impacto sobre su salud emocional.

Dice que un niño con autismo no nace con ansiedad. ¿Se puede evitar entonces?

Desde el conocimiento de los períodos críticos para el desarrollo de la ansiedad, así como de los factores que la desencadenan y de las habilidades que les hacen más fuertes ante la ansiedad, se pueden poner en marcha intervenciones preventivas para que, al menos en algunos casos, los síntomas de ansiedad que aparecen en la primera infancia no se instalen en su memoria emocional y no evolucionen hacia auténticos trastornos de ansiedad que les incapacitan y bloquean en etapas posteriores.

En un niño sin lenguaje -o muy poco- que además no reconoce sus emociones ni las sabe expresar o pedir ayuda, ¿cómo pueden sus familiares, profesores… darse cuenta de que tiene ansiedad?

Las dificultades que las personas con autismo tienen para el reconocimiento y expresión de sus emociones constituyen un obstáculo importante para la detección de la ansiedad. Por ello, es muy importante que las personas cercanas estén muy atentos a cualquier cambio en su comportamiento que pueda indicar malestar emocional. Por ejemplo, una intensificación de sus dificultades comunicativas en un contexto concreto o un aumento en la resistencia relacionada con sus patrones restringidos. También es importante prestar atención a la expresión fisiológica de la ansiedad, que se puede manifestar a través de un aumento de la tasa cardiaca, temblores, etc.

“En una crisis de ansiedad, el niño no tiene el control de la situación y su desbordamiento emocional es una petición de ayuda”

¿Cómo se distingue, por ejemplo, una rabieta de una crisis de ansiedad? 

La mayoría de las rabietas en niños sin autismo tienen una base conductual. Es su forma de reafirmar sus deseos frente a la negativa del adulto. En el caso de niños y niñas con autismo, una rabieta puede tener también una base conductual, pero, en otras ocasiones, se puede confundir con una crisis de ansiedad. Para distinguirlas, tenemos que prestar atención a su capacidad de control frente a la rabieta. En una rabieta conductual el niño tiene el control y modula su expresión emocional en función de la respuesta que obtiene del adulto. Por lo tanto, está dirigiendo su rabieta al adulto. En una crisis de ansiedad, el niño no tiene el control de la situación y su desbordamiento emocional es una petición de ayuda.

¿Son distintos los síntomas de la ansiedad en personas con autismo que en personas normotípicas?

En las personas con autismo, la ansiedad se manifiesta a través de síntomas comunes, tales como la preocupación, la evitación, las expresiones psicosomáticas, la irritabilidad…unidos a otros síntomas propios, consistentes en la intensificación de la sintomatología nuclear del autismo (disminución del contacto ocular, incremento de las dificultades para participar en una conversación, aumento de los rituales…) junto a alteraciones conductuales, tales como el aislamiento y la huida de esas situaciones que les provocan la ansiedad, y miedos peculiares, tales como el miedo a cometer errores, miedo a determinados objetos o temores ante contextos donde hay una sobreestimulación sensorial.

¿Hay factores, hechos, contextos… que disparan esta ansiedad?

Son muchos los factores que pueden desencadenar la ansiedad y varían de unas personas a otras. Algunos de los más frecuentes son los entornos caóticos o poco predecibles, la exigencia de un comportamiento “normotípico”, la sobreprotección, el rechazo social, los entornos que les suponen una sobrecarga sensorial, las situaciones que conllevan incertidumbre, etc.

Hay factores externos que debemos evitar, tales como la sobreprotección o el rechazo social, pero además es esencial el desarrollo de habilidades para afrontar la ansiedad. Es importante tener en cuenta que la ansiedad solo se supera enfrentándose a ella. La evitación solo contribuye a que esa ansiedad se cronifique.

¿Cuál sería, según su criterio, el abordaje más correcto?

El abordaje de la ansiedad en el autismo se asienta sobre dos pilares: la adaptación del entorno y el desarrollo de habilidades que les hagan más fuertes frente a la ansiedad, es decir, que incidan sobre esos mecanismos de vulnerabilidad. Desarrollando estas habilidades desde la infancia estaremos sentando las bases de una mejor salud mental en la edad adulta.

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