Del maltrato y el 'bullying' a "sanar" la infancia de otras mujeres: "Lo que viví fue un tema tabú durante mucho tiempo"

  • En plena pandemia, Ester López se embarcó en un proyecto centrado en ayudar a superar cargas emocionales.
Ester López, emprendedora y terapeuta.
Ester López Urbano, emprendedora y terapeuta.
CEDIDA
Ester López, emprendedora y terapeuta.

En el mes de julio, cuando España avanzaba con pies de barro y con gran incertidumbre hacia aquello que se denominó nueva normalidad, Ester López se embarcó en la aventura de un nuevo proyecto. Cuenta que fue una charla con su mentora la que en plena pandemia la llevó a descubrir cuál era realmente su camino. Un camino que ha centrado en ayudar a recuperar su vida a mujeres con cargas emocionales relacionadas con la niñez y la familia, algo que, por su experiencia, conoce bien.

Esta barcelonesa, que tiene ahora treinta años, creció sufriendo al ver cómo su padre maltrataba psicológicamente a su madre, un maltrato que también extendía sobre ella y sobre su hermano como una herramienta más con la que hacer daño a su esposa. Ese infierno duró hasta que el matrimonio se divorció. La pequeña tenía entonces once años y cuando alcanzó los trece tomó la determinación de no volver a ver a su progenitor. Distanciarse de él no solucionó sin embargo sus problemas, que lejos de solucionarse, fue entonces cuando se hicieron realmente patentes.

"La infancia es esa etapa en la que vas aguantando, pero en la adolescencia no pude más con la presión y entré en una espiral de autodestrucción. Pasé de ser la niña perfecta, con notas estupendas, a dejar de estudiar, relacionarme con gente conflictiva, pagarlo con mi madre... Me daba todo igual", recuerda. A ello se sumaron episodios de acoso escolar que la llevaron a revictimizarse: "Si no sanamos lo que nos está pasando se va a ir repitiendo. Esos problemas con la familia se repiten en el colegio, las relaciones, el entorno laboral...Te suceden historias similares en las que te vuelves a sentir igual. Además de que tienes la autoestima destrozada aprendes cómo funciona el mundo a través de tus primeros años. Si has tenido impactos negativos, ¿cómo vas a diferenciar lo correcto de lo incorrecto? Te vas a mover bajo esos patrones".

Su tabla de salvación no tardó mucho en llegar. Con quince años conoció a la que hoy continúa siendo su pareja y quien logró que volviese "a poner los pies en la tierra". "En ese momento en el que me perdí y toqué fondo tuve la suerte de que se me cruzase esa persona por delante", relata. Esos recuerdos llevan a esta emprendedora a concluir que, pese a las circunstancias, su vida finalmente ha sido bastante estable. Estudió Criminología, se ha desarrollado profesionalmente y tiene una hija. Pero el haber llevado en silencio su historia siguió suponiendo una pesada losa de la que no se deshizo hasta que entró en la veintena: "Lo que viví fue un tema tabú durante mucho tiempo. No es nada fácil hablar de esas cosas. Externamente das una impresión pero la lucha va por dentro".

"La infancia es esa etapa en la que vas aguantando pero en la adolescencia entré en una espiral de autodestrucción"

Esta joven ha conseguido que todo eso forme parte de su pasado gracias a "mucha terapia y mucha formación", un proceso que arrancó cuando comenzó a trabajar en un centro de salud y bienestar. "Conscientemente no quería pero había algo que me decía que tenía que hacer un trabajo interno y fue como empecé a conocerme", afirma.

Culminada esa evolución ahora se siente con fuerzas para conducir a otros en la misma dirección, para ayudarles a soltar el lastre de miedo, rabia, culpa, resentimiento... que determinadas vivencias les hayan podido generar. Lo hace a través de la terapia Qilimbic, en la que se ha formado y se sigue formando, un conjunto de técnicas que trabajan con el subconsciente. "Se entra en un estado de semiinconsciencia en el que el sistema muestra recuerdos, emociones, sensaciones que, a veces, ni siquiera se sabe que están ahí. Y los vamos liberando con tapping (EFT) y EMDR, que usadas correctamente tienen una gran capacidad de liberación. Así, la emoción deja de ser tan vivida, ya no duele, ya no condiciona", explica.

"Cada vez se invita más a las mujeres a hablar de violencia de género. Pero, ¿qué pasa con los hijos que también la sufren?"

Desde que se inició en esto el pasado verano, la terapeuta ha atendido a entre 70 y 80 personas. "Algún hombre hay pero mi público objetivo es femenino. Al venir de una familia en la que se menospreciaba a la mujer entendí que hay que empoderarlas. Llegan con historias muy diversas. Algunas muy duras; otras no tanto. Me centro en sanar la infancia de todas ellas", agrega. Los acompañamientos son principalmente individuales, en formato online y duran unos tres meses, pero también ofrece sesiones grupales.

Con este trabajo, Ester busca apoyar a las mujeres pero igualmente le gustaría que su mensaje sirviese para poner la atención en los niños que viven en entornos violentos. "Cada vez se invita más a las mujeres a hablar de la violencia de género. Pero, ¿qué pasa con los hijos que también la sufren? ¿Quién se ocupa de ellos?", se pregunta y aboga por ayudarles a que verbalicen lo que les ocurre y evitar que se encierren, como hizo ella, en un doloroso caparazón.

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