Fueron unas superestrellas en los años ochenta y noventa y la separación de Martes y Trece dejó huérfano al humor español. Tras eso, muchas fueron las ocasiones en las que se mostraron las desavenencias entre los dos cómicos que componían aquel dueto, Millán Salcedo y Josema Yuste. 

Ambos, reconciliados, se volvieron a reunir en La Noche D, el programa presentado por Dani Rovira en La 1, que dedicó el espacio a hablar del humor y a repasar los grandes nombres de la comedia española de todos los tiempos: desde Chiquito de la Calzada hasta Ignatius, pasando por Lina Morgan, Gila, Raúl Cimas y Faemino y Cansado.

La guinda final eran precisamente Martes y Trece, frente a frente, en un cierre de programa que debería "ponerse en las universidades de la risa, que no existen, pero para cuando las haya", según el espacio. 

Sobre su época dorada, Salcedo aseguraba: "Nos hemos pasado 25 años diciendo gilipolleces y lo hemos pasado de puta madre". 

Sobre cómo funciona el humor, Yuste hacía ver que "suele ocurrir que el artista nunca le da valor a lo que el público le da un gran valor", haciendo ver que a veces el humor tiene un componente poco previsible. Lo ejemplificaba con el sketch de La empanadilla de Móstoles. "En este caso, yo sí creo que la empanadilla es un grandísimo sketch. Es de lo mejor nuestro", certificaba. 

"Nadie ha dicho, es que estaba uno solo... todo el mundo dio por hecho de que los dos estábamos", dijo Millán, sobre aquel momento y de cómo ambos se compenetraron. "Yo estaba detrás del biombo", decía Yuste. 

Yuste hacía ver además que trabajaban con un guion, pero con mucha libertad y naturalidad. "Nunca tuvimos un sketch escrito en guion que lo acabáramos haciendo así. Había una base de todo, escrita, y luego lo que surgiera", explicaba.