Una iniciativa busca crear vínculos emocionales de ciudadanos con pueblos para luchar contra la despoblación

Enamorarse de un pueblo. Poco a poco. Crear vínculos emocionales para, quizás, en un futuro, establecer en él tu residencia. En resumen, vivir la vida de un pueblo. Esa es la base de 'Pueblo Acogedor', un proyecto piloto creado por el Aula del Mar e impulsado por el centro de innovación social la Noria de la Diputación de Málaga y Fundación "la Caixa" que está dando ya sus primeros pasos.

Cristina Moreno, presidenta del Aula del Mar, señala que para que la gente emprenda una vida en un pueblo antes "es necesario establecer vínculos emocionales". Es más, pone el símil con una relación de pareja: "Primero te enamoras, estableces vínculos y si la cosa va bien te vas a vivir juntos y ya, si surge, te casas o no".

El crear esos vínculos y cocer una relación a fuego lento con un pueblo es el origen de esta iniciativa para luchar contra la despoblación que se plantea de manera diferente a otras que se han ido conociendo y ejecutando. Moreno sostiene, en declaraciones a Europa Press, que hay muchas acciones para fijar la población a los municipios pero, sin embargo, a su juicio estaban "huérfanas de la parte sentimental, de los vínculos".

"Desde el Aula del Mar a través de la Noria planteé esta experiencia piloto, con pueblos pequeños de la provincia y un nuevo enfoque ante el reto de la despoblación, tocando los sentimientos de las personas hacia el territorio y la vida rural", explica Moreno.

La idea es que gente que tiene su vida establecida en la ciudad, con su familia, cuyos hijos están en edad escolar pero no tiene relación alguna con la vida rural, excepto cuando decide hacer turismo; quiera formar parte de un pueblo, tiene esa expectativa de futuro.

"Irte de la ciudad a un pueblo de manera definitiva, por cambiar, es una decisión bastante arriesgada", admite la presidenta del Aula del Mar, quien añade que, sin embargo, a muchas personas que no son de pueblo sí les gustaría tener un pueblo al que ir asiduamente. Es ahí donde entra de lleno este proyecto piloto que se desarrollará en siete localidades malagueñas: Alcaucín, Árchez, Benarrabá, Cortes de la Frontera, Genalguacil, Jimera de Líbar y Jubrique.

"Son muchas las personas que no somos de pueblo y que sin tener que tomar una decisión definitiva y dejar nuestra vida en la ciudad podríamos establecer vínculos con pueblos y si el enamoramiento prospera se podría tomar la decisión de ir a vivir allí", resume la presidenta del Aula del Mar.

Así, insiste en que para que la gente emprenda la vida en un pueblo "es necesario que establezca esos vínculos emocionales. Es muy importante que nos surja ese sentimiento de pertenencia a la tierra, al territorio y eso sólo lo consigues poco a poco".

FASE DE PROMOCIÓN

Moreno lleva desde el pasado mes de octubre trabajando más a fondo en este proyecto piloto, pero las limitaciones de movilidad debido a la pandemia de la COVID-19 están dificultando el ir a los pueblos. En estos momentos está finalizando la fase de creación de un perfil de cada pueblo con los recursos, servicios, etcétera.

En estos momentos se está teniendo contacto con muchas asociaciones de vecinos, de mujeres, con entidades y también con empresas de Málaga capital y de localidades del litoral, fundamentalmente para presentarles este proyecto piloto.

La idea, por tanto, es establecer lazos emocionales de la gente con el pueblo y del pueblo también con esa gente. Para ello se irá de la mano de sus habitantes, que ya están conociendo esta iniciativa.

Incluso, con intercambios en especie. Por ejemplo, indica la promotora de la iniciativa, si soy profesora puedo plantear dar clases de apoyo; si soy músico quizá el dar un concierto; o si tengo tiempo voy a visitar a gente mayor que esté sola. También, añade un caso de una vecina que tiene un huerto y que no está cultivando y pide ayuda para trabajarlo o que alguien lo haga por ella. En definitiva, aportar también cosas nuevas a la localidad que se quiera "adoptar".

El proyecto ya se ha dado a conocer a los ayuntamientos correspondientes, "que son los que tienen contacto diario con su gente" y ellos ofrecerán a las familias o grupos lo que conocen: su territorio, su vida, sus tradiciones, sus servicios, los proyectos en marcha o los paisajes de los que se puede disfrutar.

Así, por un lado, a las reuniones que se mantienen en localidades costeras para presentarles la iniciativa se suma la formación a los pueblos acogedores, donde esta propuesta ha causado buena impresión entre los habitantes que la van conociendo. También se está haciendo un inventario de los servicios y recursos de cada uno de los municipios participantes en la prueba piloto.

Según Moreno, muchos de los proyectos contra la despoblación no llegan a cuajar o a permanecer en el tiempo porque "no se ha trabajado esa relación previa, ese arraigo a la tierra". De ahí que a su juicio sea primordial establecer esos lazos "y que se vayan haciendo cada vez más fuertes".

"La gente de pueblo sabe perfectamente transmitir ese sentimiento de arraigo a su tierra del que en la ciudad se suele carecer porque es todo más difuso, hay muchos sitios donde ir, que hacer, etcétera", apunta, recordando su propia experiencia personal de cómo amigos de sus hijos eran de pueblo y en verano se iban durante las vacaciones.

"Medio en broma medio en serio nos planteamos buscar un pueblo al que pertenecer y no nos establecimos en un principio pero sí tuvimos una relación y después de 15 años seguimos. Al principio vas y vienes, luego alquilas y llegamos a comprar una casa", expone, destacando que para ello es fundamental esa relación "y emocionarnos con la vida del pueblo".

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