Un biógrafo de Isabel II opina que la monarquía peligra si el príncipe Carlos sube al trono

La reina Isabel II y el príncipe Carlos, el pasado jueves en Westminster.
La reina Isabel II y el príncipe Carlos, en Westminster.
GTRES
La reina Isabel II y el príncipe Carlos, el pasado jueves en Westminster.

Como cada vez que hay una sucesión en el trono de un país monárquico —o esta se ve próxima—, comienzan las dudas, la posibilidad de una república, si estará a la altura o no... Y el caso de la realeza británica es bastante paradigmático, de ahí que un biógrafo de Isabel II crea que la actual soberana puede ser la última en ocupar el Palacio de Buckingham si el heredero es su hijo, Carlos de Inglaterra.

Clive Irving, biógrafo de la reina y que este mes publicará su más reciente acercamiento a la figura de la monarca (The Last Queen: Elizabeth II’s Seventy Year Battle to Save the House of Windsor, es decir, La última reina: Los 70 años de batalla de Isabel II para salvar la casa Windsor) no ya opina que es imposible que el heredero haga un papel acorde al de su madre, sino que vaticina que puede suponer el final de la corona.

En una entrevista con la revista Vanity Fair, Irving explica que una de las cosas más "asombrosas" es la capacidad que ha demostrado la reina para "mantener unida a la institución durante tanto tiempo". "Ha pasado por algunos cambios importantes y visibles durante ese tiempo, y cada uno de los cambios ha sido impulsado por la forma en que ha manejado crisis particulares", incide.

El también editor fundador de Condé Nast Traveler y columnista del Daily Beast, considera que a pesar de lo que ha estudiado a Isabel II, aún cree que no sabe quién es en realidad: "Si eres biógrafo de la reina, cuando llegas al final del trabajo biográfico, te preguntas con sinceridad y honestidad: '¿sabes más sobre la reina ahora que comenzaste el libro?'. Tuve que decirme a mí mismo que, bueno, todavía es increíblemente indescifrable".

Este hecho, ese misterio impertérrito de la soberana, es, para él, la clave a la hora de abordar la figura de su hijo y el porqué no llegará nunca a la suela de los zapatos de su madre: "Creo que sabemos mucho más de lo que realmente quisiéramos saber sobre Carlos, ¿no? Creo que existe un riesgo muy real de que, si Carlos sucede a su madre, la monarquía se derrumbe muy rápido".

"Esta cuestión de la supervivencia de la monarquía no ha surgido realmente desde la época de la abdicación de Eduardo VIII, pero surgirá como un verdadero puñetazo en la cara. Ha disfrutado de tal dominio de su papel que toda idea de abolición o republicanismo ha superado a la realidad", argumenta.

Para Irving, Carlos "tiene un problema grave." y es algo que se le ha venido achacando cada vez más con la edad: "no parece un revitalizante cambio generacional". "Eso es lo que se necesitaría, algo que revitalice y transmita la sensación de que han entendido el mundo moderno", afirma sin mencionar al siguiente en la línea sucesoria, el príncipe Guillermo.

"De alguna manera, Carlos parece mayor que la reina. Es un hombre más apropiado para el siglo XVIII que para el XXI, y no estoy bromeando. Ese es su estilo deliberado y elegido, como un hermano menor de la reina en lugar de un hijo", añade, así como lo tacha de "hipócrita".

¿Y Harry y Meghan?

"Fue uno de los primeros en hacer campaña para reconocer la importancia del cambio climático y eso es muy bueno; incluso le habló a Trump sobre el tema, lo cual fue bastante valiente. Pero al mismo tiempo, vuela en jets ejecutivos, sin preocuparse por la enorme huella de carbono", explica.

Precisamente eso le diferencia de su hijo menor, el príncipe Harry, y de su esposa, Meghan Markle. "Si analizamos el caso de Meghan y Harry, ha sido un acto atroz de hipocresía por parte de Carlos [apoyar la idea] de que no estaba bien que usaran una marca, Sussex Royal, para monetizar el nombre real", puntualiza Irving, dando como razón que "Carlos fue la primera persona en hacerlo de manera seria, con la marca Duchy de artículos comestibles". 

"Gana alrededor de 30 millones de euros al año con artículos comestibles como galletas de jengibre, etc. Nunca pareció sorprenderlo a él ni a nadie más en la familia real que era hipócrita atacar a Meghan y Harry por querer hacer su propia marca y, en el caso [el del joven matrimonio], no vender comestibles sino hacer un buen trabajo", refleja.

En este aparte, el propio historiador hace un inciso para aclarar qué significa para él la familia real y por qué se produjo el Sussexit. "Curiosamente", opina, "los miembros de la familia real son las personas con menos libertad del país. Son como actores contratados en una compañía de teatro y tienen que representar el mismo drama una y otra vez desde el nacimiento hasta la muerte".

Siguiendo con la analogía, Irving considera que los royalties "tienen pocas opciones sobre dónde pueden vivir, su agenda se fija hasta el más mínimo detalle meses antes y el éxito de la función no está asegurado", por lo que, entiende, "mucha gente no querría estar atrapada en esa vida".

"Meghan eso lo descubrió muy rápido. Como actriz profesional, era como estar alistada en una compañía con un repertorio equivocado, y ella no quería actuar en esas obras. Quería hacer algo más serio. De lo contrario, estaba como en una serie con muñecos de cera actuando", aclara.

Un autócrata

El biógrafo de la reina parece no tragar demasiado al heredero, que no hay que olvidar que tiene 72 años, y por eso considera que es quien peor lleva la filantropía. "Las buenas obras de la familia real no están en consonancia con su riqueza y su posición. Tienes la sensación de que están mucho más centrados en sí mismos que en lo que de verdad pueden hacer para seguir la tradición de Diana de Gales", sentencia.

Exculpa al príncipe Guillermo y a Kate Middleton porque "no pueden hacer mucho al respecto" a pesar de ser "conscientes" de ello. "Pero Carlos se pone de mal humor si la gente pregunta: 'Bueno, ¿por qué no haces más?'. No es transparente sobre sus propias finanzas y dirige su propio palacio en miniatura, Highgrove", agrega, atizándole con un "apesta a privilegios y a una falta de comprensión de lo que puede hacer de forma positiva".

"También ha sido dirigente [del Ducado de Cornwall], una rama separada de La Firma [una forma popular de referirse a la familia real británica], durante tanto tiempo que nos ha revelado las formas en las que le gusta operar, que presumiblemente sería la forma en que continuaría operando si estuviera en el trono", responde Clive.

"Ha hablado sobre el método en que prefiere para usar su influencia, al que llama su 'poder de convocatoria': dispone de un grupo de asesores a los que dicta sus problemas e invariablemente son aduladores. No le gusta que lo desafíen y piensa como un autócrata", explica.

Entonces... ¿Qué pasará?

La última pregunta de la entrevista es clara: si Carlos falla, ¿pueden Guillermo y Kate Middleton reflotar el barco? "Esa es probablemente la pregunta clave: ¿puede la monarquía sobrevivir el tiempo suficiente bajo el reinado de Carlos y que aún esté intacto para que ellos accedan al trono y hagan un mejor trabajo? No lo sabemos. ¿No habría sido bueno si se pudiera saltar una generación e ir directamente a ellos? ¿Y al final importa? A los británicos les afecta mucho", esgrime el historiador.

"La reina ha entendido esto y ha hecho algo muy difícil. Sabe que empieza a flaquear su poder, pero ha adquirido autoridad, una especie de aire maternal. En la pandemia y en su mensaje del Domingo de Ramos apareció como la madre del país. En lugar de ser una patria, es una matria, y se percibe de forma más compasiva; ella es capaz de anexionar las cosas así", finaliza.

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