La demolición de la casa parroquial durará al menos dos semanas

Los operarios trabajan en la demolición de las últimas plantas.
Los operarios trabajan en la demolición de las últimas plantas.
Jorge Paris
Los operarios trabajan en la demolición de las últimas plantas.
Los operarios trabajan en la demolición de las últimas plantas.
Jorge París

La demolición controlada de la residencia de los párrocos de la Virgen de la Paloma comenzó ayer. A las 8.00 horas–casi 20 horas después de la explosión– los técnicos municipales comenzaban los trabajos de retirada de escombros y desmontaje de la propia estructura que "no durarán menos de dos semanas", tal y como advertía esta mañana el alcalde.

Lo hicieron sin acceder al interior: subidos en grúas y con cestas para "garantizar" la seguridad de los propios operarios. "La demolición se va a llevar a cabo desde el exterior, se va realizar mediante cestas y grúas de gran calado que permitan ir eliminando los forjados o las distintas plantas del edificio afectadas", explicaba el delegado de Urbanismo, Mariano Fuentes.

El foco de la operación son las cuatro plantas superiores, las "más dañadas" tras el estallido. En ello trabajaron hasta la caída de la noche. "Se han dedicado a desescombrar toda la cubierta del edificio siniestrado porque tenía mucho peso", explican las fuentes municipales. Con la ayuda de dos grúas y un contenedor los operarios actuaban en los pisos más altos. Una vez ahí, picaban los escombros de mayor tamaño y lo metían en el contenedor. "Ya han quitado el peso –que era necesario por el riesgo de colapso– y mañana se retiran los forjados".

Aún queda por decidir qué hacer con la parte inferior del inmueble de la calle Toledo, 98. "Se está evaluando hasta qué parte del edificio se va a desmontar y, a lo largo de la tarde tendemos un avance de la parte del edificio que se queda en pie", añade el delegado. Pero este informe no ha trascendido. Según fuentes municipales, habrá que esperar unos días.

Al mismo tiempo, los operarios continúan con la revisión de hasta ocho inmuebles colindantes al edificio derruido. "A día de hoy se está realizando la revisión de tres edificios de viviendas, otros tres de titularidad de municipal en desuso– un centro de atención infantil, un centro de servicios sociales y un vivero de empresas– y, por supuesto, el colegio concertado y la iglesia La Virgen de la Paloma", explica el área.

Y es que tanto los residentes de los edificios anexos como los ancianos de la residencia tuvieron que ser trasladados a otros centros. Solo los vecinos del bloque 106 de la calle Toledo pudieron regresar esa tarde a sus casas. Según indica el área de Urbanismo a 20minutos, los técnicos inspeccionaron el edificio puerta por puerta hasta concluir que "no había riesgo". En cambio, los vecinos del bloque 104 no llegaron a ser evaluados dado que los técnicos no lograron contactar con todos los vecinos de este edificio. "Mañana probablemente haya una conclusión". Donde sí pasado la revisión es en el número 102 "la más próxima al edificio siniestrado" y, por tanto, la más afectada. Pasaron la revisión pero no la superaron. "Algunas viviendas presentan muchos daños, no estructurales pero sí de rupturas". Estos vecinos tendrán que esperar unos días más.

En la misma situación se encuentran los usuarios de la residencia Los Nogales. El alcalde de la capital no quiso anticipar una fecha para el retorno de los ancianos dado que debe procederse primero al desmontaje en la pared medianera.

En cuanto a los alumnos del colegio concertado La Salle de La Paloma, que reanudaban este miércoles sus lecciones tras el paso de Filomena, han continuado sus clases vía online "hasta que se puedan evaluar los daños estructurales". Mientras, está siendo inspeccionado por los técnicos del Ayuntamiento. "Si fuera necesaria otra ubicación porque hubiera daños estructurales, el colegio buscaría alternativas para estos alumnos", informaban las fuentes regionales la tarde del siniestro.

Por su parte, el Consistorio matritense informó de que, durante la madrugada de ayer, se procedió a retirada de todos los vehículos que se encontraban en la zona. Asimismo, la delegada de Emergencias y Seguridad, Inmaculada Sanz, puso en valor el despliegue que se realizó la misma tarde de la explosión. Se desplazaron a la zona un total de 70 agentes de Policía Municipal, que se apoyó de la Unidad de Seguridad, así como medios aéreos con los drones, "que permitieron tener una visión exacta de lo que estaba ocurriendo". También 23 dotaciones de bomberos con 50 efectivos, así como, 28 vehículos de Samur, vehículos de mando, farmacia móvil, psicólogos y dos unidades del Summa.

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