Maquinistas que no llegan, gafas olvidadas o la aparición de jabalíes en las vías, entre otras, son las supuestas razones que han provocado desde el pasado jueves retrasos y suspensiones en los trenes de media distancia (regionales y regionales Express) de Renfe a su paso por Valladolid.
Los problemas han afectado desde ese día a 12 trenes de los trayectos que unen Vitoria-Madrid, Palencia-Madrid, Valladolid-Avila y Palencia-Salamanca y más de 800 viajeros, víctimas de una «huelga encubierta de maquinistas», según informó Renfe.
Por una razón u otra los usuarios sufren retrasos continuos, este lunes incluso los que iban a Ávila desde Valladolid tuvieron que ser transportados en autobuses y su viaje sufrió 70 minutos de retraso, y no es la primera vez. El pasado 17 de febrero hubo otras dos horas de retraso y el día 26 unos 45 minutos, según los viajeros.
Dos fases
Desde Renfe se asegura que las incidencias han tenido dos fases. La primera del 13 al 19 de febrero, a la que se puso fin tras un acuerdo verbal entre sindicatos y empresa para fijar los horarios, servicios y pagos que se realizaban a los maquinistas y la segunda a partir del pasado jueves. De esta última parecen ser responsables algunos trabajadores que no están de acuerdo con las medidas fijadas.
«Es cierto que hay incidencias, pero no podemos hablar de una huelga encubierta», afirma el presidente del Comité de Empresa, Manuel Muñoz (CC OO), quien trabaja para acercar posturas y reconoció que, desde enero, hay discrepancias entre trabajadores y patronal en relación con la formación necesaria para llevar algunas de las nuevas locomotoras.
Por su parte, la compañía informa de que no se puede alertar a los viajeros porque los maquinistas avisan justo antes de ponerse en marcha el servicio y que desconocen cuándo terminará esta incertidumbre. De momento, la empresa ya ha abierto cuatro expedientes sancionadores a trabajadores, según los sindicatos, e investiga si imponer sanciones. Devolverá el dinero según su normativa.
Verónica Gómez. Usuaria. «Llevamos todo febrero así»
Vive en Valladolid y trabaja en Ávila, una distancia que recorre, habitualmente, en una hora de tren pero sus desplazamientos están siendo una locura últimamente. «Hoy (por ayer) tenía que haber entrado a trabajar a las 8.30 h. y he fichado a las 10h. Nos han traído en autobuses y nos han hecho esperar incluso para subirnos a ellos. No puede ser», lamenta.
Afirma que los retrasos son continuos y que las excusas son absurdas. «No me parece normal», reconoce mientras añade que ella, y todos los trabajadores, tienen que recuperar las horas que llegan tarde.
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