Más de 100 voluntarios de Cáritas se reunieron en la tarde del día 24 de diciembre para repartir 350 cenas en una iniciativa realizada desde varias iglesias de Madrid que pretendía evitar que ninguna persona se quedara sin cenar en una noche tan especial.
Jorge García Trilla, hostelero, ha querido donar en Nochebuena por séptimo año consecutivo 350 cajas repletas de todo tipo de comida y un polo incluido para permanecer caliente en las noches más frías.
"Estoy feliz con la gente que hace esto, son gente buena haciendo el bien para personas de todo el mundo, porque entienden que todos somos iguales", confiesa una de las personas que vive esta situación que no ha querido revelar su identidad.
Estos individuos padecen un aislamiento general por parte de la sociedad, consiguiendo que se sientan invisibles. "Hay personas que ni nos miran a la cara", declara. Sin embargo, acciones como esta les hacen sentir como uno más al poder tener conversaciones de todo tipo con los voluntarios después de pasar días sin hablar con nadie.
"Con todas las personas hemos podido compartir momentos muy bonitos", afirma Gleison, voluntario de Cáritas Universitaria desde hace siete años. "Siento una alegría enorme de poder sentirme útil, poder ayudar a personas concretas con sus nombres y apellidos".
"Es un día muy especial donde hay gente que está sola o en la calle", expresa Carmen Falcó Vilches, voluntaria. "Es una acción muy bonita porque te vas con el corazón un poco más contento".
Aproximadamente 20 voluntarios se reúnen cada jueves a las 20.00 en la Iglesia de las Calatravas para realizar esta actividad, donando un bocadillo, fruta, zumo, bollos, café y caldo a decenas de personas sin techo de diversas zonas de la capital.
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