Cuarentenas voluntarias hasta Navidad: "Básicamente estoy en un confinamiento como el de marzo sin salir a aplaudir"

Diego Meijomil, en confinamiento voluntario en su piso de estudiantes hasta Navidad.
Diego Meijomil, en confinamiento voluntario en su piso de estudiantes hasta Navidad.
CEDIDA
Diego Meijomil, en confinamiento voluntario en su piso de estudiantes hasta Navidad.

Diego reside en Coruña, donde la buena evolución de la pandemia ha permitido reabrir bares y restaurantes y volver a quedar con personas no convivientes. Sin embargo, esta relajación de las restricciones contra la expansión de la COVID-19 ha pillado a Diego justo en el momento en el que acaba de autoimponerse una cuarentena preventiva estricta para intentar viajar libre de coronavirus a su Donosti natal en Nochebuena.

Este estudiante de Comunicación Audiovisual, de 18 años, lleva desde primeros de septiembre sin ver a sus padres y a su abuela, no ha pasado el coronavirus, y no quiere contagiarse por un desliz de última hora, lo que le obligaría a pasar el Día de Navidad en soledad en Coruña. Incluso ha convencido a sus dos compañeros de piso para que también limiten al máximo su vida social durante las próximas dos semanas. Si no, todo el esfuerzo será baldío. 

"Básicamente estamos en un confinamiento como el de marzo, pero sin salir a aplaudir", define sobre cómo afrontan desde este miércoles la "precuarentena".

El concepto de "precuarentena" o cuarentena preventiva lo introdujo el virólogo alemán Christian Drosten —el equivalente al 'Fernando Simón' del Gobierno de Angela Merkel— en una entrevista al periódico Zeit allá por octubre. Drosten dijo que, para poder disfrutar de una Navidad más o menos normal, convenía evitar todos los contactos físicos y sociales durante al menos una semana antes de las fiestas. Un mes después, en noviembre, y con la segunda ola pegando más fuerte de lo anticipado en toda Europa, su colega Pasi Penttinen, el epidemiólogo y experto principal sobre el coronavirus de la UE, volvía a recomendar una precuarentena de entre 10 y 14 días.

"Una opción para alguna gente"

La viróloga e inmunóloga española del CSIC Margarita del Val también ha considerado la cuarentena voluntaria "una opción" para reducir contagios esta Navidad en España, donde Sanidad y las CC AA piden a la población cuidarse y quedarse en casa, a la vez que autorizan la reapertura de las fronteras regionales para facilitar reuniones familiares de hasta un máximo de 10 personas. 

En una entrevista en La Sexta, Margarita Del Val explicó que necesariamente la cuarentena voluntaria debe durar diez días "en los que no se tiene contacto con nadie". Es el tiempo en el cual, si uno se hubiera infectado, el virus daría la cara. "Si uno se queda diez días separado absolutamente de cualquier fuente de contagio entonces sí que podrá ver a sus familiares, pero cuidado que en el viaje tampoco se exponga a un contagio", advertía la experta.  

Cumplir la recomendación de del Val implica quedarse en casa sin salir desde esta semana, una exigencia que no está al alcance de cualquiera. Tal vez por eso la precuarentena está teniendo más tirón entre la comunidad universitaria desplazada y con planes de regresar al hogar familiar para las fiestas. 

"Si uno se queda diez días separado absolutamente de cualquier fuente de contagio entonces sí que podrá ver a sus familiares"

En el caso de Diego y de sus compañeros de piso en Coruña, ellos iniciaron el confinamiento voluntario el miércoles 9 de diciembre y lo mantendrán hasta que este joven se suba a un avión el 23 de diciembre. "Solo iré a las clases de la Universidad, donde me siento seguro —están teniendo mucho cuidado, mi compañera dio positivo y no me contagié por la ventilación, las mascarillas y la distancia— y el resto del tiempo me quedaré en casa: estudiando, viendo series y, haciendo ejercicio, aunque de esto último no estoy tan seguro", bromea. 

La precuarentena, más útil que los test de detección 

¿Es útil lo que está haciendo Diego de cara a asegurar la salud de sus familiares? "Reducir al máximo las interacciones sociales es la medida que más impacto positivo puede tener para la seguridad. Muchísimo más que los test de laboratorio, cualquiera de los tres, PCR, antígenos y anticuerpos", dice a 20minutos el epidemiólogo Jesús Molina Cabrillana, secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. "Lo más recomendable es minimizar interacciones y encuentros con personas de distintos núcleos, más allá de lo imprescindible por el trabajo o la escuela". 

"Es la medida que más impacto positivo puede tener para la seguridad. Muchísimo más que los test de laboratorio"

Molina Cabrillana considera que "todos podemos prescindir perfectamente de incorporar estos días nuevas actividades de ocio". O, en todo caso, "maximizar que los encuentros sean siempre en espacios abiertos, con la distancia física recomendada y con buen uso de mascarillas".

El experto alerta contra una sensación de optimismo actual por la positiva evolución de la pandemia, que puede hacer bajar la guardia a la población. 

"El problema es que como va muy bien la incidencia ahora, está bajando tanto, nos pensamos que ya lo malo ha pasado y que no hay ningún problema, y se da carta libre. Pero estamos en una situación desfavorable, la incidencia sigue siendo muy alta, está en 200 casos por cada 100.000 habitantes, cuando el tope máximo debería de ser 25. En julio estábamos en 10", recuerda.

Población joven que no percibe el riesgo

Iñigo E. estudia Ingeniería Industrial en Madrid y también ha empezado esta semana una cuarentena preventiva, coincidiendo con el final del puente y antes de viajar a San Sebastián para pasar las Navidades con su familia. 

"He empezado hoy (por el miércoles) porque es justo dos semanas antes de volver", explica, "Aquí estoy todo el rato con gente de mi edad, y que no es de riesgo, pero cuando vaya a casa voy a estar con mis abuelos, mis tíos, mis padres... y hago un confinamiento para estar seguro de que voy sin covid".

"Aquí estoy todo el rato con gente de mi edad, y que no es de riesgo, pero cuando vaya a casa voy a estar con mis abuelos, mis tíos, mis padres..."

En su día a día de estudiante en la capital hace dos cosas: "Estudiar para la uni e irme de cañas con mis amigos". En esta cuarentena autoimpuesta no renunciará a las clases, dado que la mayoría son online. "Lo que va a ser 'difícil' es renunciar a irme de cañas, porque ahí sí que estoy con gente".  

Iñigo vive en un colegio mayor, con jóvenes de 18 a 20 años y reconoce que en su entorno cunde la sensación de que no son población de riesgo. "Siendo sinceros estamos en general muy poco concienciados, cuando hacemos planes entre nosotros o yendo a pisos de otros estudiantes, porque ninguno está en contacto con alguien de riesgo, adultos, pero sí que intentamos evitar estar con la gente que vive en Madrid con su familia". 

Aun así, habrá repunte de casos en enero

A través de las redes sociales, además de universitarios, otros profesionales treintañeros comparten planes de semiconfinamiento voluntario destinado a disminuir riesgos ante un viaje a la casa familiar por Navidades. Las próximas dos semanas, los hay que teletrabajarán y quienes han cancelado las "cañas prenavideñas" y las cenas de trabajo.

Cristina M. tiene 35 años, es analista financiera, teletrabaja (desde marzo no ha vuelto a la oficina) y vive en un piso compartido con otra mujer. Tiene planificado pasar la Navidad en el pueblo de Ávila donde vive su madre, que va a cumplir 72 años, y por eso lleva un tiempo reduciendo los contactos sociales en la capital.

"Quiero tener más cuidado, me da mucho miedo andar saliendo y luego ir a casa a pasar la Navidad", explica. De momento, ha restringido el círculo de amistades con el que queda, "siempre al aire libre y con mascarilla", descarta entrar en locales de restauración y, pese a que se considera deportista, ha dejado de ir al gimnasio, porque no lo percibe seguro. 

Lo que más le va a costar de su plan de reducción de riesgos prenavideños es perderse la clase semanal de teatro. "Vamos con mascarilla, pero somos doce o catorce personas en una sala, A mí me gusta mucho esa actividad, pero ya estoy dudando si ir o no, si comprarme una mascarilla un poco mejor. o no ir directamente. Me da mucho miedo", confiesa.

El virólogo Molina Cabrillana aplaude estas medidas preventivas y confirma que las despedidas pre-fiestas podrían ser los "principales focos de contagio" estas Navidades. Sin embargo, el experto se muestra pesimista: "Lo más seguro es que tengamos un repunte de casos de coronavirus después de Navidad", augura.

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