Se encuentra en la sierra de Béjar y un paseo por sus calles permite al visitante conocer un enclave histórico, protagonizado por su muralla, su ermita de San Antonio, su acogedora plaza mayor o sus distintos puentes de piedra que permiten salvar el curso del río Cuerpo de Hombre, además de la imponente iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, junto al castillo.

En ese punto más elevado emerge su castillo, o fortaleza de San Vicente, una construcción medieval, en buenas condiciones de conservación, que alberga dentro un centro de interpretación y una cafetería para acercarse a la atmósfera de la Edad Media.

Y, si todo esto ya de por sí merece una visita, no menos oportuno es salirse de su casco histórico, entrar en su exuberante naturaleza, pasear por los numerosos senderos y dejarse llevar por donde quedan las huellas de la calzada romana o por las riberas del río Cuerpo de Hombre, sin olvidarse de sus castaños o de su nueva ruta micológica.

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