Victoria Lobato trabaja en una inmobiliaria de Guillena. Hace días recibió una llamada de una persona desde Costa de Marfil interesándose por una vivienda.

Rabin Duerte aseguraba que era propietario de varias empresas en el país africano y que debía trasladarse a España por cuestiones laborales. Incluso afirmaba que su mujer, que estaba embarazada, se había encaprichado de la casa al ver las fotos en Internet.

Victoria, sin embargo, empezó a desconfiar al no cuadrarle la facilidad con que Duerte hacía efectivo el pago del inmueble. Y mucho menos que le pidiera una cantidad económica para pagar un impuesto que permitiese hacer efectivo el ingreso, que luego se ha descubierto ficticio, realizado en la cuenta corriente que le había facilitado la inmobiliaria para llevar a cabo la reserva de la casa.

La comunicación se llevaba a cabo a través del correo electrónico y el supuesto estafador, tras lograr un descuento de 3.000 euros en el precio, empieza a discutir el proceso para formalizar la operación. Para ello adjunta un documento que lo identifica como ciudadano francés.

Duerte ofrece un primer pago de 32.000 euros (el 20% del precio), para que la casa se retire del mercado. El resto (120.000 euros) lo hará efectivo en metálico a su llegada a España, el 28 de febrero. Incluso envía justificante bancario en el que se refleja el ingreso de 32.000 euros en la cuenta facilitada.

La inmobiliaria pregunta en el banco, pero no hay ni rastro del dinero. Duerte les dice entonces que el problema está en un impuesto en Costa de Marfil que impedía que el dinero se hiciera efectivo. Para hacer este pago les pedía una cantidad (hasta 6.000 euros).

Victoria llama al consulado de Costa de Marfil, donde le dicen que ese impuesto no es real y que no localizan a ninguna persona con ese nombre. Le cuenta todo esto a Rabin y nunca más vuelve a tener noticias suyas.

Casos por toda España

Victoria no es la única persona que ha denunciado esta supuesta estafa. En un foro de la página www.facilisimo.com aparecen decenas de casos por toda España. El modo de operar es siempre el mismo. Lo que cambia son los nombres de las personas interesadas en comprar una vivienda: Rabin Duerte, Stephane Delafon, Millet Dumas, Claude Chartier... En el momento en que tienen la más mínima sospecha de haber sido denunciados, cortan cualquier comunicación y desaparecen.

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